Presión financiera del envejecimiento en el sistema de salud colombiano | Crecimiento | Economía

El sistema de salud colombiano enfrenta una creciente presión financiera como resultado del envejecimiento acelerado de la población y el consecuente aumento de enfermedades crónicas no transmisibles. Esta tendencia, que se intensificará en los próximos años, tiene implicaciones directas sobre los costos del sistema y su capacidad de sostenibilidad.

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De acuerdo con los expertos, una de las grandes presiones que está teniendo el sistema de salud desde hace dos décadas, por lo menos, es el crecimiento de la población de adultos mayores.

Según Jaime Arias, exministro de Salud, actualmente, la proporción de personas mayores de 65 años en Colombia alcanza cerca del 12%, y se proyecta que para 2040 representará el 20% de la población. “La de Colombia es una transición demográfica rápida. En otros países ha sido mucho más lenta y se han podido preparar”, explicó.

Cabe destacar que esta transformación demográfica incrementa significativamente la demanda de servicios médicos asociados a enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión, la diabetes o distintos tipos de cáncer.

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“Esas enfermedades no son necesariamente mortales, pero sí aumentan las tasas de morbilidad y mortalidad, y requieren atención continua y permanente hasta el momento de la muerte”, señaló Arias. Agregó que esto genera un consumo sostenido y prolongado de recursos del sistema.

Además del crecimiento poblacional, el tipo de patologías predominantes en edades avanzadas exige tratamientos más sofisticados y costosos. Para Arias, los nuevos medicamentos, sobre todo para el cáncer, y los nuevos enfoques de atención tienen costos muy elevados y, en muchos casos, efectos clínicos de corto plazo.

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El impacto de esta carga no se limita al plano clínico. Paúl Rodríguez, docente de economía y experto en salud de la Universidad del Rosario, afirmó que “la demanda de servicios de salud crece con la edad, pero no es una cifra menor”.

Según explicó, el gasto en salud se mantiene estable entre los 15 y 45 años, pero a partir de los 55 años se incrementa de forma acelerada. Además, luego de los 55-60 años es casi exponencial y se evidencia en las primas de los seguros privados.

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El gasto elevado está asociado no solo al número de consultas, sino a la naturaleza de los tratamientos requeridos. “El crecimiento del gasto en el mundo en salud es principalmente por medicamentos y procedimientos de alta tecnología. Pero principalmente medicamentos. Estos se están desarrollando para enfermedades muy rentables para las farmacéuticas como el cáncer o el Alzheimer, y son muy costosos”, explicó Rodríguez.

Este fenómeno plantea un reto a mediano y largo plazo. “Las cuentas de que el gasto se va a mantener igual o va a crecer como la inflación o como el crecimiento del país no tienen mucho sentido. El gasto en salud crece muy rápidamente y el envejecimiento acelera esto en buena medida”, indicó.

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Envejecimiento y salud

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Desde el punto de vista financiero, las cifras del sistema reflejan este fenómeno. Según Jesús Arbey González, presidente del Colegio de Abogados en Derecho Médico, el valor de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), el monto que reconoce el sistema por afiliado según su edad, es tres veces mayor para adultos mayores que para el promedio.

“Para la vigencia 2025 la UPC promedio del régimen contributivo es de $1.521.489, mientras que para personas mayores de 75 años es de $5.962.413”, resaltó.

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González explicó que el mayor costo del sistema está en las poblaciones de mayor edad, donde se deben asignar más recursos y ello genera una fuerte presión económica. Esta realidad plantea la necesidad de revisar la eficiencia en la gestión administrativa y los modelos de contratación en salud. “Priorizar el diagnóstico oportuno y los estilos de vida saludables puede generar una reducción en las atenciones crónicas y de alto costo”, señaló.

El director de Así Vamos en Salud y también exministro de la cartera, Augusto Galán, enfatizó que este proceso demográfico, aunque desafiante, es también una consecuencia de los avances sociales. “El envejecimiento es un logro social muy importante. El incremento en la expectativa de vida es un logro de la sociedad que tiene que ser destacado”, dijo.

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Sin embargo, advirtió que en la medida en que la población envejece, se presentan más las enfermedades crónicas no transmisibles, que son procesos que incrementan los costos del sistema porque son enfermedades de alto costo. Galán añadió que “se prevé que el cáncer va a seguir creciendo a niveles muy significativos” y que para inicios de la década de 2040 la incidencia podría duplicarse en países como Colombia.

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Desde esta perspectiva, Galán subrayó que los costos continuarán aumentando debido al uso de tecnologías avanzadas. “Los medicamentos son más costosos. Es una realidad que están viviendo ya sociedades más envejecidas como Japón, donde los costos en salud son muy altos por el uso de tecnologías y dispositivos innovadores”, puntualizó.

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Entre desafíos y oportunidades

Aunque los desafíos financieros del envejecimiento poblacional y la presión sobre el sistema de salud son evidentes, también existen oportunidades para mitigar sus efectos y buscar soluciones sostenibles.
Una de ellas es la inversión en prevención. “Autocuidado y promoción de la salud pueden reducir la presión sobre el sistema. No va a desaparecer, pero puede disminuir su intensidad”, afirmó Galán.

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Por su parte, Jesús Albrey González, señaló que se deben priorizar los sistemas públicos orientados al diagnóstico oportuno, lo que inmediatamente puede mejorar la gestión del gasto. Otra posibilidad es la revisión de los modelos de contratación y asignación de recursos. “Se requieren eficiencias administrativas mayores frente a estas poblaciones”, apuntó.

En este sentido, la actualización permanente de las UPC y la segmentación adecuada de la población por grupos etarios y riesgo podría permitir una asignación más racional de los recursos.

Para Paúl Rodríguez, los países deben reconsiderar el alcance de los servicios financiados por el sistema. “Cada vez se necesita más plata o que el sistema tenga un tapón más grande en términos de qué paga y qué no, o qué porcentaje paga y qué otras cosas deben salir del gasto de bolsillo”, planteó.

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La transición demográfica no se detendrá. Por ello, Jaime Arias insistió en que los países deben prepararse. “Muchos sistemas de salud en este momento están pasando por una gran tensión financiera. Esto se refleja no solamente en los costos, sino en la organización que tiene que tener la atención, en el manejo de grupos de pacientes de acuerdo con su patología”, concluyó.