la historia del alcalde firmante de paz que con deporte, arte y cultura busca alejar a los niños de la guerra

La misión de vida que Armel Caracas a los 18 años se trazó vinculándose a las milicias urbanas de la guerrilla de las Farc en Caquetá y que no logró empuñando un fusil, ahora la quiere llevar a cabo como firmante de paz, apoyado en el ejercicio democrático de elección popular que lo convirtió en alcalde de Cumaribo (Vichada) para el periodo 2024-2027.

Caracas nació el 24 de enero de 1997 y se crio, junto con sus ocho hermanos, en la vereda Siberia Alta, zona rural de Puerto Rico, en Caquetá, en una familia unida, en la que nunca les hizo falta nada y donde pasó su infancia cuidando vacas y sembrando yuca y plátano.

«En medio de ese ambiente -sostiene Caracas- uno crece sin mucha ilusión y esperanza en estos territorios, porque no existen oportunidades para estudiar y cambiar el rumbo de abandono en que se encuentran estas comunidades».

Por eso, asegura, se vinculó a la extinta guerrilla de las Farc. «Alguien me habla de que vamos a luchar por los derechos negados y eso nos lleva a levantar banderas de lucha de derechos, de oportunidades y de democracia”.

“Yo arranco a los 18 años en las milicias de Caquetá y después voy a visitar un hermano que vive en Barranco Minas (Guainía) y ahí ya me quedo en el Frente 16 de las Farc, donde trabajé mucho en el tema de la organización de masas porque ya sabía la línea política de la organización”, cuenta. 

Su vida en la guerrilla

Su campo de actividad estuvo en Vichada; en apartados caseríos como Güerima, Príncipe, Chupabe, y los ubicados por el río Raudal, en límites con Guaviare, donde siempre tuvo contacto con la población, gran parte de la que en elecciones le brindó la posibilidad de ser alcalde de Cumaribo.

Y pese a que su labor siempre fue la organización política, a través del diálogo, también tuvo que disparar un fusil cuando llegaban operativos del ejército. 

“En Pueblo Nuevo nos mataron un muchacho que andaba con nosotros en un enfrentamiento, y en un bombardeo una compañera resultó herida con esquirlas”, recuerda.

Tras 20 años en las filas de las Farc, Caracas dejó las armas y enfocó su proceso de reincorporación en trabajar para que los jóvenes y niños del Vichada vieran en el deporte una alternativa al conflicto armado.

En 2022 acompañó eventos deportivos en cinco departamentos, y en enero de 2023 lideró la Copa Colombia de Mini fútbol 7, que reunió a más de 2.000 personas de siete departamentos alrededor del deporte.

Este último fue un evento excepcional en Cumaribo, inaugurado por la ministra del deporte de la época y que sirvió para unir a jóvenes, hombres y mujeres, firmantes de paz, víctimas del conflicto, representantes de comunidades indígenas y afrocolombianas, campesinos y profesionales en pro de la reconciliación y la paz.  

Su llegada a la Alcaldía

Fruto del Acuerdo de Paz, Armel Caracas fue uno de los 299 candidatos -69 de ellos firmantes de paz- respaldados por el Partido Comunes, en las pasadas elecciones locales de octubre de 2023, y el único elegido alcalde en el país, como lo resaltó el jefe de la misión de verificación de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, en el informe que presentó ante el Consejo de Seguridad el pasado 11 de julio.

Tras ser elegido señaló que había llegado con el compromiso de alejar a los jóvenes de la guerra en estos territorios donde no hay esperanza, en un municipio de grandes desafíos: “Yo quiero que lo que me pasó a mí, no les vaya a pasar a ellos”, dijo.

Caracas sostiene que este año, como mandatario, ya ha organizado once clubes deportivos y se ha garantizado la participación de los deportistas en torneos en otros departamentos en mini fútbol, acompañado de arte y cultura, y en los próximos días va a radicar en Puerto Carreño, capital del Vichada, la creación de la liga de mini fútbol.

La administración municipal apoyó la salida de una delegación que, del 22 al 28 de junio, participó en un torneo en Caldas con dos equipos sub-10 y sub-12, el acompañamiento de una delegación de la Casa de la Mujer, haciendo posible el mercadeo de productos artesanales de los pueblos étnicos, también los acompañaron niños artistas que bailaron y cantaron temas tradicionales.

A una de las escuelas llegan más de 200 personas y tres o cuatro veces a la semana entrenan. 

“El municipio no cuenta con infraestructura adecuada para fútbol 7 —explica Caracas— pero tenemos proyectado construir dos canchas de fútbol 7 en el municipio y otra cancha en la zona rural para que las comunidades indígenas puedan practicar deporte”.

Además, busca gestionar recursos para comprar dos buses para facilitar la participación de jóvenes del municipio en torneos fuera del departamento.

“Queremos que los niños cumaribenses tengan la oportunidad de practicar deporte y otras actividades relacionadas con arte y cultura’’, agrega el alcalde, quien cuenta que en abril apoyó la llegada del Sena para capacitar a 64 personas en legislación deportiva, curso que facilita la creación de clubes y permite formalizar la liga deportiva.

Firme con la paz, Henri Burgard, jefe de la oficina regional de la Misión de Verificación de la ONU en Villavicencio, ha seguido la trayectoria de Armel Caracas y su proceso de reincorporación social, económica y política, y resaltó la labor que está haciendo este excombatiente como un éxito del proceso de paz.

“Importante valorar este hecho desde la perspectiva de una persona que luchó en contra del Estado durante años y que ahora forja caminos para atender a estos territorios abandonados desde la institucionalidad que antes combatía. Me parece muy importante y un éxito del proceso de paz, más allá de la reincorporación política”, explicó Burgard.

Caracas, por su parte, dice que cumplirá a los jóvenes y en general a los habitantes de Cumaribo, y enfatiza: “yo sigo y seguiré firme con la paz, sin duda y sin vacilación. Yo un arma no la vuelvo a empuñar jamás”.

VILLAVICENCIO