Desde hace tres años, un cultivo les cambió la vida a centenares de campesinos en el área metropolitana de Barranquilla. Pasaron de trabajar por más de 10 horas diarias para obtener una suma estricta a administrar su propio negocio.
Se trata de un proyecto de producción artesanal de espirulina, que lidera la Fundación Atlántida, con pobladores del municipio de Galapa (Atlántico), generando estabilidad económica a las familias beneficiarias.
Uno de los casos de éxito es el de Carmen Godoy, cuya sensación de tener que buscar el sustento diario en el rebusque le significaba mayor incertidumbre y escasa calidad de vida.
“Le doy gracias a Dios, porque es algo que nos ha ayudado como familia. He podido ayudar a suplir en mi casa y puedo ayudar a la comunidad”, manifiesta la mujer campesina.
Proyecto ha impactado a más de 200 familias. Foto:Fundación Atlántida
Godoy pasó por un proceso de capacitación para el manejo de la microalga y un tiempo después ya cultiva el producto en el mismo patio del lugar donde reside con su pareja e hijos.
Proteína de alto valor biológico
Pero ¿cómo surgió la iniciativa? María Alejandra Castro, gerente de la Fundación Atlántida, explica el proceso, a partir del propio beneficio de la espirulina en el organismo.
“Es una proteína de alto valor biológico, que tiene todos los aminoácidos esenciales, que tiene un alto contenido en hierro, que es un inmunoestimulante. Entonces, viendo estas propiedades nutricionales de la espirulina, se empezó a revisar cómo hacíamos para traerla”, cuenta la cabeza del proyecto.
Para empezar a cultivar, identificaron un reto. Normalmente, estos cultivos se hacen a nivel de laboratorio. Por esa razón, buscaron la manera de hacerlo como receta de cocina para que las personas pudieran tener este producto rico en nutrientes en el patio de sus casas.
“Ahí es donde empezamos a mirar cómo llevarlo a personas vulnerables, de bajos recursos económicos, también para ayudarse con una fuente rica en proteínas, aminoácidos y vitaminas, disponibles en el patio de sus casas, para los niños, para combatir la desnutrición y para ayudar en las enfermedades”, manifiesta la gerente de la Fundación.
Cerca de 200 familias capacitadas
El programa trabaja con familias de escasos recursos, especialmente mujeres. Foto:Fundación Atlántida
Según cifras que comparte la Fundación, en la actualidad se contabilizan seis familias en el municipio de Galapa, que están cultivando la espirulina. Adicionalmente, han capacitado a, aproximadamente, 200 familias en Atlántico a cultivar.
“Hacemos donación del producto a niños con bajo peso, en riesgo de desnutrición, donde vamos ayudándoles y haciéndoles un acompañamiento con el producto, para que puedan tener una mejor recuperación”, destaca Castro.
Según el proceso que explica la mujer sobre la producción artesanal de la espirulina, indica que el cultivo es ciento por ciento acuático, el cual se hace con una mezcla de sales minerales que le suministran a la población.
Es en este punto la clave de la capacitación, ya que los campesinos acceden a la receta y la fórmula para empezar a cultivar. Asimismo, reciben las semillas de la espirulina para empezar el paso a paso.
“Hay mucha espirulina en el mundo que es industrializada. El problema es que a veces está expuesta a una temperatura muy alta y pierde todas esas propiedades. Las vitaminas se van perdiendo a medida que sube la temperatura”, asegura.
Proceso manual para el cuidado de los componentes
Los beneficiados fueron capacitados para el proceso. Foto:Fundación Atlántida
En el caso de Galapa, lo que se hace es un proceso manual, donde se cuida que los filamentos y las células no se partan, siendo cuidados en esta fase para garantizar la permanencia intacta de las mismas.
Para ello, es necesario deshidratarlo a bajas temperaturas y así obtener un producto de óptima calidad, principalmente con la ficocianina, que es un pigmento azul.
Es antinflamatorio, estimulante, el pigmento estrella que contiene muchas cualidades de la espirulina
María Alejandra CastroGerente de Atlántida.
“La espirulina es una microalga que es azul verdoso. El pigmento azul se lo da un componente llamado ficocianina, que se encuentra naturalmente en muy pocas plantas. Entonces es antinflamatorio, estimulante, el pigmento estrella que contiene muchas cualidades de la espirulina”, sostiene Castro.
El crecimiento del cultivo es exponencial. Llegan a un volumen estándar y de ahí se hacen cosechas diarias o tres veces a la semana. Se va renovando a medida que las células van haciendo el proceso de multiplicación.
El producto termina siendo para el consumo propio o les sirve también para emprender con proyectos innovadores. Como el caso de una beneficiaria, que prepara tratamientos capilares con la espirulina para ponerlo a la venta.
Para pacientes con anemia y otras condiciones
Que sea alto en nutrientes hace que la espirulina sea atractiva para el organismo. No solo ayuda en la nutrición, sino que también permite un sistema inmunológico fortalecido, ayuda a desinflamar y es rico en hierro, especialmente para pacientes con anemia o con la hemoglobina baja.
Sin embargo, en el municipio de Galapa (Atlántico), no solo trae beneficios para el organismo, sino también para la economía de la población, que ha visto mejoras en el sustento.
“Lo pensamos para ir generando empleo, nuevos recursos para las familias. Es un producto que no se consigue fácilmente. Trabajamos mucho con mujeres, es un cultivo que permite el trabajo para las mujeres. Las mujeres en el campo, a veces, están dedicadas al hogar y no generan esos recursos. De hecho, impulsamos sus espacios productivos en ferias de emprendimiento”, resalta María Alejandra.
De esta manera, Carmen Godoy y el resto de la comunidad encontraron en la producción artesanal de la espirulina una oportunidad para generar ingresos desde el patio de sus casas.
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Deivis López Ortega
Corresponsal de EL TIEMPO – Barranquilla
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Publicado el: 2025-02-16 01:00:00
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