Cuando en Irán y Europa era la madrugada del domingo y en Estados Unidos la noche del sábado, el presidente de este último país, Donald Trump, publicó un mensaje en su red Truth Social. «Hemos completado nuestro ataque muy exitoso contra las tres instalaciones nucleares de Irán, incluidas Fordo, Natanz y Isfahán», escribió. «Se lanzó una carga completa de BOMBAS sobre la instalación principal, Fordo», apuntó el magnate, que también reveló que los aviones estadounidenses habían abandonado el espacio aéreo iraní sin sufrir daños.
La noticia sacudió al mundo porque suponía el involucramiento directo de la principal potencia militar del planeta en el conflicto que desde el 13 de junio enfrenta a Israel con Irán, con bombardeos aéreos por un lado y lanzamiento de misiles y drones por el otro, escalada que ya deja más de 450 muertos y casi dos mil heridos en total. Si bien Trump había dicho días antes que se tomaría «como máximo” dos semanas para tomar la decisión de atacar o no a Irán, el hecho de que se concretara la amenaza hace que el escenario en Medio Oriente, y por extensión el global, entre en una dinámica distinta.
Con la excepción de Reino Unido e Israel, ningún país ha avalado el ataque contra las centrales nucleares iraníes. Incluso dentro de Estados Unidos, las primeras reacciones, tanto de parlamentarios demócratas como republicanos, mostraban más bien rechazo hacia la determinación adoptada por Trump. «Esto no es constitucional», escribió en redes sociales el congresista por el Partido Republicano Thomas Massie, mientras que el demócrata Sean Casten apuntaba que ni Trump ni otro presidente tiene autoridad «para bombardear otro país que no represente una amenaza inminente para Estados Unidos».
«Destruido total y completamente”
Mientras Irán reaccionaba reconociendo, a través de la televisión estatal, que sus instalaciones nucleares habían sido golpeadas «por un ataque enemigo”, y la autoridad atómica local advertía que nada detendría su actividad nuclear, Donald Trump comparecía ante los estadounidenses para declarar que los ataques habían «destruido total y completamente» las instalaciones de enriquecimiento nuclear de Irán, y amenazó con más acciones militares si Teherán no restablece la paz.
«Habrá paz o una tragedia para Irán mucho mayor que la que hemos presenciado en los últimos ocho días. Recuerden que aún quedan muchos objetivos», declaró el mandatario. «Si la paz no llega pronto, perseguiremos esos otros objetivos con precisión, rapidez y habilidad», amenazó. Poco después se supo que Trump había avisado a Israel de la operación, país que más tarde felicitó a Washington por la «audaz decisión” de autorizar el bombardeo.
Trump también advirtió, a través de Truth Social y en un mensaje escrito íntegramente con mayúsculas, que cualquier represalia contra el país norteamericano «será respondida con una fuerza mucho mayor que la que hemos visto hoy». La mención tiene sentido, especialmente si se considera que Estados Unidos tiene más de 40.000 soldados desplegados en Medio Oriente, con bases en Irak, Bahréin, Egipto, Jordania, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, instalaciones que a partir de ahora son consideradas blancos legítimos por los iraníes.
«Consecuencias eternas”
Con el paso de las horas se fueron conociendo más detalles. Las instalaciones nucleares atacadas fueron las de Fordo (construida dentro de una montaña, a 90 metros de profundidad), Natanz e Isfahán, y en la acción militar participaron bombarderos estratégicos B-2, que lanzaron hasta seis bombas antibúnker GBU-75 de 13 toneladas, capaces de penetrar decenas de metros para alcanzar construcciones subterráneas. El ataque se completó con el lanzamiento de hasta 30 misiles Tomahawk desde submarinos y buques contra Natanz e Isfahán.
Si se usaron seis bombas GBU-75, quiere decir que en la operación participaron al menos 3 bombarderos B-2. Tras su acción hubo una maniobra de inteligencia, pues se dejaron ver varios B-2 rumbo al Pacífico, lo que hacía prever que un eventual bombardeo tomaría aún algunos días. Sin embargo, otros habían despegado subrepticiamente desde Misuri rumbo a Irán por el Atlántico, tomando una ruta más directa y golpeando por sorpresa.
Una de las principales preocupaciones tras el ataque fue la posibilidad de que se hubieran producido fugas radioactivas. Tanto la Comisión de Regulación Nuclear y Radiológica de Arabia Saudita como la Organización de Energía Atómica de Irán y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informaron que no se había detectado un aumento de los niveles de radiación.
Lo que sí aumentó claramente son las intenciones de Irán de responder. El ministro de Exteriores del país, Abbas Araqchi, dijo que «los acontecimientos de esta mañana son escandalosos y tendrán consecuencias eternas”, por lo que Irán «se reserva todas las opciones para defender su soberanía, sus intereses y su pueblo”, de lo que se puede inferir que este conflicto está lejos de haber llegado a su fin.
(mn)
Fuente de TenemosNoticias.com: www.dw.com
Publicado el: 2025-06-22 15:19:00
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