en la oposicion «faltan planes concretos» – DW – 23/06/2025

«Irán no capitulará y seguirá defendiéndose”. Con estas palabras, el Líder Supremo de la República Islámica de Irán, Alí Jamenei, se dirigió al público en un discurso televisado el 18 de junio. No está claro dónde se encuentra exactamente.

Israel lleva bombardeando instalaciones militares y nucleares en Irán desde el 13 de junio. Los ataques pretenden impedir que Teherán desarrolle una bomba nuclear. Mientras, Irán responde con ataques de misiles y aviones no tripulados contra territorio israelí y ahora circulan rumores entre la población iraní de que Jamenei -así como altos cargos de la Guardia Revolucionaria- también serían objetivo de los ataques israelíes.

Para muchos, una pregunta ocupa el centro de la escena: ¿cómo puede pretender defender la integridad territorial del país un régimen que ni siquiera puede proteger a sus propios altos cargos? Para el experto en Irán Majid Golpour, que vive en el exilio, la respuesta es clara. «Contrariamente a todas las afirmaciones relativas a la defensa antimisiles o a la protección de los dirigentes, la absoluta ineficacia de este régimen se ha hecho públicamente visible”, escribió al ser preguntado por DW.

Sin embargo, según el sociólogo Golpour, el hecho de que los atentados en curso puedan anunciar la caída del régimen depende sobre todo de que exista una alternativa política creíble. «Ha llegado el momento en que las fuerzas políticas nacionales presenten una carta común, tanto contra el sistema gobernante como contra las amenazas externas. Pero hasta ahora faltan planes concretos, coaliciones operativas y estructuras viables dentro de la oposición».

¿Cuál es la alternativa?

La oposición iraní en el extranjero está fragmentada. Parte de la diáspora ve en Reza Pahlavi, hijo mayor del Sha Mohammad Reza Pahlavi, derrocado en 1979, una posible figura de transición o un símbolo de unidad nacional. Desde la revolución islámica, vive en el exilio -en Estados Unidos- y actúa como figura de oposición a la República Islámica. Sin embargo, carece de organización política en el propio país.

Las voces de la oposición han sido sistemáticamente reprimidas en Irán durante décadas. Cualquiera que parezca estar en condiciones de movilizar a la gente es desacreditado, vigilado, detenido y a menudo condenado a largas penas de prisión.

Sin embargo, la politóloga Shukriya Bradost, académica del Instituto de Medio Oriente, ve en este momento una oportunidad. «Si el régimen se debilita seriamente, podría surgir un vacío político. Sería una oportunidad para que los grupos de la oposición organizaran protestas y huelgas e iniciaran cambios fundamentales.

Apego patriótico al país

Un factor decisivo en este escenario es el apego patriótico de muchos iraníes a su país, que podría jugar a favor de los actuales gobernantes. Este sentimiento ya ayudó al régimen a estabilizarse tras la revolución de 1979. Cuando Irak, bajo el mando de Saddam Hussein, atacó Irán en otoño de 1980, la población se unió. Siguieron ocho años de guerra con hasta un millón de bajas en el bando iraní.

Hoy, la República Islámica vuelve a utilizar una retórica nacionalista con el objetivo de afianzar su poder. Sin embargo, el politólogo y periodista Shahran Tabari advierte: «La República Islámica ha reconocido que la gente ya no se identifica con la nación del Islam, sino que se considera ciudadana de Irán. Ninguna persona sensata puede dejarse engañar por este nacionalismo escenificado».

Es difícil comprender lo que siente actualmente mucha gente en Irán, más allá del miedo y la rabia por una escalada del conflicto sobre la que no tienen ninguna influencia.

Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz, insta a Israel a poner fin a los ataques y señala que  EE.UU. debe trabajar por la desescalada. Así lo manifestó en un mensaje de video a la cadena estadounidense CNN, donde dijo: «me gustaría pedir al presidente Trump que no se una a esta guerra y que, en su lugar, le ponga fin. Tiene que haber un alto al fuego en todo Medio Oriente».

Occidente parece dividido en cuanto a la política hacia Irán. A pesar de la dura retórica hacia Teherán, falta una estrategia coherente para un posible cambio de régimen. Mientras que asesores estadounidenses como John Bolton abogan por la presión militar, el presidente Donald Trump se muestra comedido… por ahora.

(mn/rr)