La burbuja de la ilusión estalló este lunes para cientos de familias cubanas. Tras el anuncio en enero pasado de que serían excarcelados 553 prisioneros, como parte de una negociación entre el Vaticano y el régimen de La Habana, la esperanza se había instalado en innumerables hogares de esta Isla. Sin embargo, la prensa oficial acaba de anunciar que el proceso ha finalizado y, hasta el momento, solo en torno a 200 de los beneficiados han sido presos políticos.
«Terminó la falsa excarcelación. Mentiras y más mentiras», escribió con rabia en la mañana de este martes la activista Annia Zamora, tras conocer el fin de las liberaciones. Residente en la provincia de Matanzas, la mujer mantuvo el optimismo de que su hija, Sissi Abascal, pudiera salir de la prisión La Bellotex, donde purga una condena de seis años por participar en las protestas populares del 11 de julio de 2021. Pero el nombre de la joven, de 27 años, no estuvo incluido en la lista de quienes pudieron regresar a sus casas.
La última vez que Zamora visitó a su hija en la cárcel se quedó muy preocupada con la reducción de la ración de alimentos que han sufrido las reclusas. «A veces hay arroz, a veces no y les dan un caldo aguado que nadie sabe qué contiene», contó entonces la madre que tampoco puede ayudar mucho llevando abastecimientos al centro penitenciario. «En nuestro pueblo es difícil hasta comprar pan», así resume Zamora la crisis de suministros que afecta a todo el país y que golpea especialmente a quienes están tras las rejas.
Según organizaciones independientes, al igual que Abascal quedan en Cuba alrededor de mil personas presas por delitos políticos. Concluido el acuerdo con la iglesia católica, se abre la pregunta de hasta cuándo habrá que esperar para que sean liberadas. En medio de un deterioro galopante de la calidad de vida, con largos cortes eléctricos, inflación y un aumento de la inseguridad, mantener a esos cubanos en la cárcel parece ser una de las tantas estrategias de intimidación a la ciudadanía que ha elegido el Partido Comunista. El mensaje es claro: todo aquel que se manifieste en las calles terminará donde están Sissi Abascal y otros tantos sentenciados por gritar ¡Libertad! y ¡Queremos un cambio! en las avenidas y plazas de la isla.
Tradicionalmente, el castrismo solo ha accedido a liberaciones masivas de opositores tras convenios con Gobiernos extranjeros, organismos internacionales o figuras políticas y religiosas de renombre mundial. En muchos de esos pactos ha exigido, además, algo a cambio, desde beneficios económicos hasta flexibilizaciones comerciales o financieras. Ahora, cuando el papa Francisco lucha por su vida en un hospital, Europa está ensimismada en la invasión rusa a Ucrania y Washington da muestras de no querer ningún tipo de acuerdo con La Habana, no se avizora otra negociación de este tipo en el horizonte.
¿Tendrá que esperar Annia Zamora a que su hija cumpla los siete años de su condena para volver a tenerla en la mesa familiar? La expectativa de los padres, hijos y hermanos de los prisioneros políticos se centra en estos momentos más en el fin del régimen que en un gesto diplomático impulsado desde fuera. Saben que un proceso de excarcelación en un país donde sigue penalizada la discrepancia solo es un alivio momentáneo.
(rml)
Fuente de TenemosNoticias.com: www.dw.com
Publicado el: 2025-03-11 17:38:00
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