La última semana de junio, una redada policial desencadenó una crisis diplomática entre Rusia y Azerbaiyán. Todo comenzó con una operación de las fuerzas de seguridad en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, el 27 de junio. Ese día, hombres de etnia azerí fueron arrestados como parte de una investigación por asesinatos. Las fuerzas especiales rusas actuaron con violencia, y dos de los hombres detenidos murieron, presumiblemente debido a la controvertida redada.
Bakú reaccionó con rapidez y firmeza. El Ministerio de Exteriores condenó el «inaceptable acto de violencia». Como protesta, todos los eventos culturales vinculados a Rusia previstos para esos días fueron cancelados. Un presentador de la televisión estatal denunció, en horario de máxima audiencia, el «comportamiento imperial» de Rusia y, el 30 de junio, las autoridades azerbaiyanas arrestaron en la capital a dos periodistas rusos. Según reportes de prensa, ambos trabajaban para el servicio de seguridad nacional ruso, el FSB.
Moscú minimiza el incidente
El Kremlin respondió con mesura. El portavoz, Dmitri Peskov, lamentó la decisión de Bakú de cancelar los eventos culturales, subrayando que la situación en Ekaterimburgo «no puede ni debe ser motivo de tal reacción». El Ministerio de Exteriores ruso señaló que, si bien los hombres muertos y detenidos eran de etnia azerí, tenían pasaporte ruso.
Al día siguiente, más ciudadanos rusos fueron detenidos en Bakú, acusados de tráfico de drogas y pertenecer al crimen organizado. Las fotos de la sala del tribunal muestran que algunos de los detenidos parecen haber sido golpeados. Los hombres fueron identificados en redes sociales como programadores y turistas de Ekaterimburgo.
La espiral de acusaciones se ha intensificado. Más azeríes fueron arrestados en Rusia, en Ekaterimburgo y Voronezh, afectando aún más la endeble relación entre los dos países, muy afectada después del accidente aéreo de Azerbaiyán de fines del año pasado.
El accidente aéreo
El 25 de diciembre de 2024, un avión azerbaiyano que transportaba a 62 pasajeros y 5 tripulantes fue impactado por un misil ruso tierra-aire. La tragedia ocurrió en la ciudad de Grozny, donde las defensas aéreas rusas repelían un ataque de drones ucranianos. El avión intentó realizar un aterrizaje de emergencia, pero se estrelló cerca de la ciudad kazaja de Aktau. Murieron 38 personas.
El politólogo azerbaiyano Arif Yunusov cree que la dura retórica de los medios de comunicación de ambos países no es coincidencia. Para él, la política de información rusa y azerbaiyana está coordinada con las autoridades de Gobierno, y las relaciones bilaterales se ven ampliamente influenciadas por las opiniones personales de los respectivos jefes de Estado.
Yunusov comenta que, para el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el accidente aéreo tuvo un impacto personal. El avión presidencial también sobrevolaba Rusia en el momento del incidente. En teoría, este también pudo haberse convertido en objetivo de los misiles rusos.
Además, el primer representante oficial en disculparse no fue Vladimir Putin, sino el líder checheno Ramzan Kadirov. Yusunov afirma que Aliyev reaccionó con molestia a esta situación. «Aliyev no mencionó a Kadirov, pero fue muy crítico, diciendo que no deberían haberlo llamado otros», dice el experto, que piensa que si Putin hubiera estado al otro lado de la línea, la disputa pública se podría haber evitado.
Kiril Krivoshev, experto en el Cáucaso, coincide. «Putin solo se disculpó formalmente, y quedó claro que Aliyev no quedó satisfecho con ello», dice a DW. Sin embargo, Krivoshev enfatiza que los recientes acontecimientos en Ekaterimburgo probablemente no fueron iniciados por el Kremlin. Los fiscales rusos tienen su propia lógica, afirma. «Consideran a todas las poblaciones en la diáspora, incluida la azerí, como grupos criminales organizados. Es una tendencia generalizada en la élite rusa», apunta.
Azerbaiyán se pone firme con Rusia
El politólogo y parlamentario azerbaiyano Rasim Muzabekov afirma que Bakú ya no ve a Moscú como una potencia externa capaz de dictar las reglas en el Cáucaso. Azerbaiyán comenzó a desarrollar sus propias estructuras militares y energéticas, dice a DW, lo que, a su vez, había irritado al Kremlin.
Muzabekov sostiene que la retórica de los medios rusos hacia Azerbaiyán se ha endurecido mucho, y que ahora Moscú intenta compensar su pérdida de influencia en la región presionando a la diáspora azerí.
Esto podría tener consecuencias tanto económicas como diplomáticas, por ejemplo, en el mercado energético. «No debemos olvidar que Rusia está bajo sanciones, y Azerbaiyán ha ayudado a Moscú a sortearlas de distintas formas», observa Arif Yunusov. «El Parlamento Europea ha creado una comisión para investigar de quién es el gas que se vende a Europa, si es azerbaiyano o ruso», explica. Si las relaciones entre Moscú y Bakú se deterioraran más, cualquier acuerdo entre ambos países podría verse comprometido.
Sin embargo, los intereses económicos siguen siendo importantes para Azerbaiyán, afirma Krivoshev. «Lo ideal sería que la economía azerbaiyana se mantuviera al margen de la política. Pero lo cierto es que mientras Bakú tiene aún margen de acción, la influencia de Moscú es cada vez menor». Rusia, concluye, está perdiendo su fuerza en el Cáucaso.
(dzc/lgc)
Fuente de TenemosNoticias.com: www.dw.com
Publicado el: 2025-07-05 10:16:00
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