El diario suizo Neue Zürcher Zeitung comenta el aplazamiento en la imposición de aranceles que Trump había anunciado para México y Canadá:
«Fue un paso atrás inesperado: el presidente Trump aplazó un mes los aranceles del 25 con los que amenazaba a México, apenas unas horas antes de que entraran en vigor. Poco después, también hizo lo mismo con Canadá. (…)
Oficialmente, Trump justificó los aranceles por la insuficiente protección de las fronteras estadounidenses. Según él, ambos países hacen demasiado poco por impedir la entrada ilegal en Estados Unidos de un gran número de migrantes y el contrabando de grandes cantidades de la devastadora droga fentanilo. (…)
Es probable que las hábiles tácticas negociadoras de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, hayan desempeñado un papel importante en el aplazamiento de los aranceles. Algunos comentaristas ya venden lo sucedido como un modelo de cómo proceder en las negociaciones con Trump.
Al principio, cuando en noviembre Trump anunció por primera vez los aranceles, Sheinbaum reaccionó de forma menos hábil, oponiéndose de inmediato. Tras una conversación telefónica con Trump, Sheinbaum contradijo públicamente su afirmación de que había aceptado detener la migración a través de México y mostró poca comprensión por los intereses estadounidenses.
En las últimas semanas, Sheinbaum ha cambiado de táctica. Ante las diferencias con EE.UU., dijo que era necesario mantener la cabeza fría y buscar el diálogo. Sin embargo, advirtió que México estaba dispuesto a tomar duras contramedidas y que tenía un plan A, B y C con este fin. Pero, a diferencia de Canadá, no hizo públicos esos planes ni anunció aranceles para cuando entraran en vigor las medidas estadounidenses.
De este modo, permitió a Trump dar marcha atrás y, al mismo tiempo, salvar las apariencias. Como las medidas mexicanas no se conocían de forma pública, el presidente estadounidense no dio la impresión de que se echaba atrás por las contraamenazas mexicanas.
En una nueva conversación telefónica con Trump, Sheinbaum prometió entonces enviar diez mil miembros de la Guardia Nacional a la frontera y colaborar estrechamente con Washington en cuestiones comerciales y de seguridad. Trump puede ahora mostrar a sus votantes que su política ha sido un éxito rápido, aunque el número de guardias fronterizos mexicanos sea significativamente menor que en una operación similar durante su primer mandato. (…)
Sheinbaum está demostrando estar a la altura del reto planteado por Trump sin tener que hacer excesivas concesiones. Este es su primer gran éxito político. Cuando asumió el cargo en octubre, muchos la consideraban una presidenta débil, dependiente de su predecesor y que se había enemistado sobre todo con los mexicanos más acomodados por la polémica reforma judicial».
Tensiones en la diáspora mexicana en EE. UU.
La autoimagen de México frente a su vecino del norte acaparó también la atención del rotativo Neue Zürcher Zeitung, que publica un artículo de opinión sobre el nuevo papel del país en el tema de los migrantes:
«Con más de 65 millones de hispanos, la mayoría procedentes de México, la comunidad mexicana en Estados Unidos tiene una creciente influencia política y económica. Sobre todo en el sur del país, en California, Florida y Texas, los mexicanos contribuyen significativamente a la producción económica, y la tendencia va en aumento.
No obstante, existen tensiones dentro de la diáspora mexicana. Muchos mexicanos con éxito en EE.UU. ven a los inmigrantes irregulares procedentes de México como invasores extranjeros, lo que también explica por qué bastantes latinos apoyan la política de ley y orden de Trump contra los inmigrantes indocumentados. Obviamente, tener un origen común no crea solidaridad.
La relación entre la comunidad latina estadounidense y el movimiento MAGA es compleja. A pesar de su retórica, a menudo odiosa contra los inmigrantes, Trump ha conseguido atraer a casi la mitad del voto hispano en las últimas elecciones. El propio Trump afirma tener una ‘buena conexión’ con la comunidad, algo que trata de destacar con gestos simbólicos, como el nombramiento del primer Secretario de Estado de EEUU con raíces latinas, Marco Rubio.
En los últimos años, México ha pasado de ser una zona de tránsito de inmigrantes a convertirse en un país de destino. Muchos inmigrantes de países económicamente desfavorecidos y políticamente divididos, como Venezuela, buscan refugio aquí. El número de migrantes que permanecen en México se ha triplicado recientemente.
El Gobierno mexicano también se ha comprometido con Washington a acoger a los venezolanos rechazados. Les ofrece oportunidades de empleo, sobre todo en el sur del país. Todo ello está convirtiendo a México en un actor cada vez más importante en la política migratoria de la región, aunque la carga social y económica para el país aumenta a consecuencia de ello. (…)
Un tercio de los 11 millones de inmigrantes indocumentados en EE.UU. son mexicanos. Durante la campaña electoral, Trump prometió deportar a un millón al año, pero incluso en años con altas tasas de deportación, como 2012, la cifra no superó los 300.000. Y, aunque fueron ampliamente publicitadas, las deportaciones masivas no se materializaron durante su primer mandato.
La gente en México parece dudar de que Trump realmente ponga en práctica sus anuncios esta vez. Sin embargo, ya están teniendo un impacto: muchos migrantes prefieren quedarse en México. El papel de México como Estado ‘tapón’ es cada vez más importante».
(ers)
Fuente de TenemosNoticias.com: www.dw.com
Publicado el: 2025-02-07 13:31:00
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