
Los comentarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el conflicto entre Israel e Irán han oscilado una y otra vez, entre un apoyo incondicional a los ataques israelíes y un distanciamiento de ellos.
Su ambigüedad, así como su partida anticipada de la cumbre del G7 en Canadá, ha aumentado la sensación de incertidumbre a medida que se intensifican los ataques.
El mandatario simplemente afirmó que tenía «asuntos importantes» que atender en Washington.
La Casa Blanca afirmó que el regreso del gobernante estaba relacionado con «lo que está sucediendo en Oriente Medio», aunque posteriormente, en su red Truth Social, Trump afirmó que «no tenía nada que ver con un alto el fuego».
Previamente, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que los ataques estaban «totalmente coordinados» con EE.UU.
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Para sorpresa de muchos, este martes Trump publicó en redes una serie de mensajes que contradicen la postura adoptada por los funcionarios estadounidenses desde que empezó el conflicto el viernes.
«Ahora tenemos control total y absoluto sobre los cielos de Irán», dice uno de los mensajes.
«Irán contaba con buenos rastreadores aéreos y otros equipos defensivos, y en abundancia, pero no se comparan con los fabricados, concebidos y manufacturados en Estados Unidos. Nadie lo hace mejor que Estados Unidos».
En otro mensaje, Trump escribió: «Sabemos exactamente dónde se esconde el llamado ‘Líder Supremo’.
«Es un blanco fácil, pero allí está a salvo. No vamos a eliminarlo (¡matar!), al menos no por ahora».
En un tercer mensaje, el mandatario escribió: «RENDICIÓN INCONDICIONAL!».
Washington lleva mucho tiempo proporcionando ayuda y equipo militar a Israel, pero su postura oficial desde que comenzaron los ataques israelíes el viernes ha sido que no participa en ellos.
Estos últimos mensajes de Trump, escritos en primera persona del plural, parecen indicar algo diferente.
Teniendo en cuenta todo esto ¿qué factores pesan sobre Trump y cuáles son sus opciones ahora?


1. Ceder ante Netanyahu e ir a por la escalada
Cuando los misiles de Israel impactaron en Teherán, Trump amenazó a los líderes iraníes con ataques «aún más brutales» de su aliado israelí, armado con bombas estadounidenses.
El objetivo final de Trump es conocido. Al igual que Netanyahu, afirma que Irán no puede tener una bomba nuclear. Básicamente, ha dicho que su opción preferida -a diferencia del primer ministro israelí- es un acuerdo entre EE.UU. e Irán. Esta postura también refleja la imagen que él mismo se ha construido como un negociador de talla mundial.
Sin embargo, ha sido ambiguo sobre cómo lograrlo, a veces recurriendo a la amenaza de la fuerza y otras a la diplomacia. La semana pasada incluso afirmó que un ataque israelí contra Irán facilitaría un acuerdo o lo arruinaría.
Su imprevisibilidad es a veces retratada por sus partidarios a posteriori como estratégica: la llamada «teoría del loco» en las relaciones exteriores.
Esta teoría se ha utilizado anteriormente para describir las tácticas de negociación de Trump y sugiere que la incertidumbre o imprevisibilidad deliberada funcionan para coaccionar a los adversarios (o incluso a los aliados en el caso de Trump) a ceder.
Esta práctica se le atribuye al presidente Richard Nixon, quien la habría empleado durante la Guerra Fría.


Algunos asesores y partidarios de Trump respaldan esa «máxima presión» en lo que respecta a su relación con Irán.
En el círculo del mandatario creen que las amenazas finalmente prevalecerán porque, a su juicio, Irán no se toma en serio la negociación (a pesar de que en 2015 firmó un acuerdo nuclear liderado por Obama, del que Trump posteriormente se retiró).
Netanyahu ha ejercido una presión constante sobre Trump para que opte por la vía militar, en lugar de la diplomática, y el presidente estadounidense, a pesar de su reiterado deseo de ganar el Premio Nobel de la Paz, podría finalmente ver la necesidad de cumplir con sus amenazas más beligerantes en contra de Teherán.
Israel también podría presionar con más fuerza entre bastidores para que EE.UU. intervenga y, en su opinión, termine la tarea. EE.UU. posee bombas antibúnker que, según Israel, pueden destruir la planta subterránea de enriquecimiento de uranio que Irán tiene en Fordow.
A medida de que se intensifican los combates, también aumenta la presión sobre Trump por parte del bando más agresivo de los republicanos en el Congreso, el cual desde hace tiempo quiere un cambio de régimen en Irán.
Trump también verá el argumento de que esto podría obligar a los iraníes a negociar con él ahora desde una posición más débil. Pero lo cierto es que los iraníes ya estaban en esa mesa y se había planeado una sexta ronda de conversaciones con el enviado de Trump, Steve Witkoff, en Omán, este domingo.
Ahora, las negociaciones se han abandonado.


2. El punto medio: mantener el rumbo
La escalada conlleva riesgos significativos y potencialmente determinantes para el legado de Trump.
Los destructores navales y las baterías de misiles terrestres estadounidenses ya están ayudando a Israel en su defensa contra las represalias iraníes.
Es probable que algunos asesores de Trump en el Consejo de Seguridad Nacional le adviertan contra cualquier acción que pueda intensificar los ataques de Israel contra Irán en los próximos días, especialmente considerando que algunos misiles iraníes están traspasando las defensas israelíes-estadounidenses con efectos letales.
Netanyahu argumenta ahora que atacar al líder supremo de Irán, Alí Jamenei, pondría fin al conflicto, no lo intensificaría.
Sin embargo, Trump ha dejado claro que por lo pronto se opone a tal medida.


3. Dar marcha atrás
Uno de los principales factores políticos que inciden en la mente de Trump es su apoyo interno.
La mayoría de los republicanos en el Congreso siguen apoyando firmemente a Israel, incluyendo el continuo suministro de armas estadounidenses al país. Muchos han respaldado abiertamente los ataques contra Irán.
Pero hay voces clave dentro del movimiento Make America Great Again (MAGA) de Trump que ahora rechazan rotundamente este tradicional apoyo «férreo» a Israel.
En los últimos días, varias voces se han preguntado por qué EE.UU. se arriesga a verse arrastrado a una guerra en Oriente Medio teniendo en cuenta la promesa de política exterior de Trump de «EE.UU. primero».
El periodista pro-Trump Tucker Carlson escribió una dura crítica el viernes, diciendo que EE.UU. no debería involucrarse y debería «abandonar a Israel».
Carlson sugirió que Netanyahu «y su gobierno ávido de guerra» estaban actuando de una manera que arrastraría a los soldados estadounidenses a luchar en su nombre.
«Participar equivaldría a mostrarle el dedo medio a los millones de electores que emitieron su voto con la esperanza de elegir un gobierno que finalmente priorizara a EE.UU.», escribió Carlson.


De igual manera, la diputada estadounidense Marjorie Taylor Greene, leal a Trump, publicó en X, que: «Cualquiera que babee por que EE.UU. se involucre de lleno en la guerra entre Israel e Irán no es un partidario de MAGA».
Esto representa una vulnerabilidad considerable para Trump.
Aumenta la presión sobre él para poner distancia entre EE.UU. y la ofensiva israelí, y hay indicios, al menos en público, de que él ha respondido.
El debate en el movimiento MAGA durante el fin de semana coincidió con la publicación de Trump en redes sociales de que se unía al presidente ruso Vladimir Putin para pedir el fin de la guerra. El domingo declaró que Irán e Israel deberían llegar a un acuerdo, y añadió: «EE.UU. no tuvo nada que ver con el ataque a Irán».
Irán ya ha amenazado con atacar bases estadounidenses en la región si, como está sucediendo ahora, Washington apoya la defensa de Israel.
El riesgo de bajas estadounidenses probablemente haría crecer exponencialmente el argumento aislacionista de MAGA, lo que a su vez podría presionar a Trump para que se retracte e inste a Netanyahu a poner fin a la ofensiva más rápidamente.




Fuente de TenemosNoticias.com: efectococuyo.com
Publicado el: 2025-06-17 16:45:00
En la sección: Internacionales – Efecto Cocuyo