Las redes sociales y la publicidad digital convirtieron a Mark Zuckerberg en uno de los hombres más poderosos del mundo. Ahora, el magnate tecnológico quiere que Meta, su imperio empresarial, también haga negocios con la guerra.
La compañía propietaria de Facebook, Instagram y WhatsApp anunció el jueves su intención de crear dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada para el ejército de Estados Unidos destinados a «transformar la forma en que los combatientes ven, perciben e integran la información del campo de batalla».
Meta se ha aliado con la start-up de tecnología militar Anduril para presentar una oferta conjunta al Pentágono y hacerse con un contrato con la administración estadounidense que podría ascender hasta los 100 millones de dólares, según The Wall Street Journal. Ambas compañías ya están trabajando en Eagle Eye, un casco con sensores integrados que, gracias a la inteligencia artificial, promete mejorar la visión y audición de los soldados y concederles una «mayor letalidad, movilidad y conocimiento de la situación».
Reencuentro entre magnates
La alianza volverá a reunir a Zuckerberg con Palmer Luckey, fundador de Anduril y también de la empresa de realidad virtual Oculus, que Meta compró en 2014 por 2.000 millones de dólares. En 2017, Luckey fue destituido de su cargo destacado en la compañía, entonces llamada Facebook, por el malestar interno y en el sector que despertó su apoyo abierto a Donald Trump. «Me expulsaron por hacer una donación política de 9.000 dólares (a un grupo contrario a la candidatura de Hillary Clinton)», confirmó a Bloomberg hace un año. Irónicamente, ahora es Zuckerberg quién ha tendido la mano al presidente estadounidense con medidas que van desde eliminar la verificación de datos a la moderación de contenido en Facebook e Instagram.
Tras su destitución, Luckey fundó Anduril, una joven firma de tecnología de defensa que, en tan solo ocho años de existencia, ha logrado hacerse un hueco cada vez más grande como contratista del Gobierno de EEUU. La firma, que debe su nombre a la mitología de El Señor de los Anillos, vende torres de vigilancia equipadas con IA a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, drones a los Marines y aeronaves de combate a la Fuerza Espacial. Su valor actual podría alcanzar los 28.000 millones de dólares.
Palmer Luckey, fundador de Anduril, y Mark Zuckerberg, mandamás de Meta. / Anduril
Luckey, conocido por su look playero poco ortodoxo en el sector, ha asegurado que su despido no fue decisión de Zuckerberg. «Cuando todas las personas que conspiraron para deshacerse de mí han sido expulsadas de la empresa, ¿qué podría molestarme?», explicó esta semana en el pódcast ‘Core Memory’.
Giro estratégico de Meta
La coalición con Anduril consolida el giro militar de Meta, una reciente estrategia con la que busca conseguir lucrativos contratos gubernamentales y aumentar su negocio gracias al dinero público de la administración estadounidense. En los últimos meses, la compañía ha reclutado a exfuncionarios del Pentágono y a un exasesor de Trump para impulsar sus ambiciones, según adelantó Forbes.
El pasado 4 de noviembre, un día antes de las elecciones presidenciales que certificaron el regreso de Trump al poder, la compañía anunció que pondría sus modelos de IA al servicio de las agencias del Gobierno dedicadas a la seguridad nacional. Los contratistas de defensa, desde gigantes armamentísticos como Lockheed Martin a firmas tecnológicas como Palantir o la propia Anduril, también podrán acceder a su IA, apodada Llama. Aunque sus políticas prohiben explícitamente el uso militar o bélico de esta tecnología, Meta ha hecho una excepción para nutrir a EEUU y a sus grandes socios de inteligencia: Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.
Alianza militar
Sin embargo, la alianza entre la industria tecnológica y la militar no es para nada nueva. De hecho, Silicon Valley, meca del sector, no se entiende sin la inyección de dinero público que desde finales de los años 50 permitió impulsar el desarrollo de tecnologías como los semiconductores, cruciales para el ejército pero también para la electrónica de consumo que ha definido la última mitad de siglo.
Esa simbiosis sigue vigente. Gigantes como Google, Microsoft o Amazon ya proporcionan sus servicios e infraestructuras de nube al ejército de EEUU, pero también al de países como Israel, lo que ha despertado protestas por su rol en el genocidio contra la población palestina en Gaza. Otras, como Palantir, han puesto sus herramientas de vigilancia al servicio de la localización y deportación de inmigrantes irregulares. Incluso OpenAI, la startup de IA responsable de ChatGPT, se ha apuntado a esta tendencia, también de la mano de Anduril. Todas ellas tienen algo claro: si quieres una fuente de ingresos inagotable, ve al Pentágono.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-06-02 04:55:00
En la sección: El Periódico – internacional