Las movilizaciones populares que hubo en Cuba el 11 de julio de 2021 tuvieron un caldo de cultivo previo en las diversas acciones contestatarias que alentó el sector de la cultura en los meses y años anteriores. En todas ellas estuvo presente la poeta y activista Katherine Bisquet. (Ciudad Nuclear, Cuba, 1992).
Formó parte de la Bienal 00 que organizó el artista Luis Manuel Otero Alcántara, actualmente preso, para protestar contra el ninguneo del gobierno hacia los artistas locales; participó en la huelga de hambre que pusieron en marcha varios creadores del Movimiento San Isidro para pedir la libertad de un rapero encarcelado; formó parte del 27-N, la protesta pacífica promovida contra el gobierno por decenas de intelectuales cubanos en noviembre de 2020.
«Mi poesía fue siempre bastante política y social, pero a partir del 2018, cuando descubro la realidad de todos los artistas que habían sido silenciados silenciados y reprimidos por el régimen, y de los que yo no había tenido noticia hasta entonces, mi escritura empieza a cobrar otro significado, mucho más directo y combativo. Empiezas a tener conciencia de los derechos que han sido violados históricamente. Empiezas a ganar conciencia de lo que realmente quieres. Y empiezas una guerra», recuerda.
Katherine Bisquet, poeta y activsta cubana exiliada en España / JOSÉ LUIS ROCA
Con el currículum que atesora, no es de extrañar que su nombre estuviera en la lista negra de voces proscritas por el régimen, ni que su domicilio fuera objeto de hostigamiento y vigilancia permanente por la policía política, ni que el gobierno suspirara por verla algún día subida a un avión y abandonando la isla. Pero ella estaba convencida de que tenía que dar aquella lucha. “En Cuba no ves la represión hasta que cae sobre ti, pero a partir de ese día abres los ojos y ves claro que tienes que actuar. Es lo que me pasó a mí”, explica.
El 11-J lo vivió en casa, donde estaba arrestada junto a la artista Camila Lobón. Ese día, opina, cambió algo para siempre en Cuba. «A la crisis económica se le unió una crisis emocional, y también una crisis ideológica. De alguna manera, el país siempre estaba en la mierda, pero había un sostén ideológico y propagandístico que lo mantenía en pie. Eso se ha venido abajo el 11-J. Además, el régimen tiene un problema de liderázgo. Díaz-Canel no es un líder. Fidel Castro representaba algo en América Latina. Él no», explica.
Al final, la poeta accedió a abandonar su país a cambio de que el gobierno liberara y permitiera exiliarse también al artista Hamlet Lavastida, que por entonces era su pareja y estaba preso en una de las cárceles más duras de Cuba.
Con escala en Alemania, finalmente pudo llegar a España, donde hoy mantiene vivo su activismo en la distancia: colabora con el portal independiente de noticias ‘Cubanet’, está preparando una antología de poetas cubanos silenciados en su país y en breve viajará a Miami para participar en un proyecto sobre la memoria cubana.
Aparte, tiene otra misión: «Cargar con el complejo de culpa por haber abandonado Cuba, algo difícil de llevar», reconoce. Bisquet sabe que su exilio fue un triunfo del régimen y que cada voz que deja la isla es una voz menos para contar lo que pasa allí, pero se confiesa «agotada» por todos estos años de reivindicación y represión. «Los que andamos por aquí podríamos montar un partido en el exilio, pero ninguno somos políticos. Solo somos artistas que únicamente queríamos vivir en libertad en nuestro país», resume.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2024-07-14 02:00:16
En la sección: El Periódico – internacional