Uno de los datos más significativos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística en su última Encuesta Continuada de Población, a 1 de enero de este año, es el número de personas que, en Catalunya, superan los 65 años. Hablamos de un millón y medio de catalanes que, según los cálculos, serán 2,6 millones dentro de dos años. Uno de cada cinco ciudadanos, pues, que están entrando (o ya viven en ella) en una etapa de deterioro físico inevitable que requiere una respuesta adecuada de la administración sanitaria.
El envejecimiento poblacional, más allá de la constatación, a partir de la franja de los 50 años, de una pirámide que ya es invertida, con lo que ello conlleva de desajustes en la estructura del estado del bienestar, representa “el gran reto del sistema sanitario”, en palabras de la consellera de Salut, Olga Pané. No solo en lo que se refiere a una mayor potenciación de la atención gerontológica y de los recursos destinados a tratar las patologías asociadas a la edad, o de las plazas en residencias, uno de los más notables déficits actuales.
Hablamos también de otras intervenciones que van más en la línea expuesta, por ejemplo, por los expertos en medicina comunitaria y familiar. Se trata de actuar con una visión salutogénica (que describe con mayor ahínco la búsqueda de la salud antes que el tratamiento de la enfermedad), holística (que entiende la salud del individuo como un todo, en su dimensión física, pero también social, emocional o ambiental) y comunitaria (que aboga por la cura y la atención en un entorno próximo y compartido).
Los terapeutas ocupacionales, como describe el reportaje de El Periódico, son una parte importante de la toma de conciencia ante la problemática del envejecimiento. Y lo son a partir de una premisa que debe destacarse. Provenientes de la llamada “atención intermedia” (que entra en juego a partir de tramas o de episodios clínicos severos) o centrados en hospitales o en ámbitos sociosanitarios, el hecho de que ahora intervengan en la atención primaria significa un paso adelante en la prevención.
Como destaca la especialista Núria Plaza, terapeuta ocupacional y jefa del Servicio de Rehabilitación del CAP Vila Olímpica, se trata de “trabajar el antes”. Es decir, de avanzarse a la agudización del problema y a la pérdida de autonomía, a partir de terapias que incidan en las actividades diarias de la población mayor. El CAP del Parc Sanitari Pere Virgili es uno de los seis que, por ahora, participan del plan piloto que potencia la figura del terapeuta ocupacional en su vertiente preventiva. Pionero en Catalunya, ha conseguido reducir en un 90% las caídas accidentales de los pacientes crónicos. No solo se trata de acudir al centro, sino que también incorpora la atención domiciliaria (a través del programa Atodom), con lo cual se procura mejorar la autonomía del paciente “in situ”.
Los beneficios son explícitos, tanto en lo que se refiere a la propia mejora de la movilidad como a una mayor calidad de vida emocional, al mismo tiempo que funciona como medida disuasoria de hipotéticos ingresos hospitalarios. Para alcanzar el nivel europeo debe mejorarse tanto el número de terapeutas (se calcula que debería haber el doble de los 1800 profesionales a día de hoy) como la apuesta de la sanidad pública para reforzar el programa en todo el territorio.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-02-17 01:00:00
En la sección: El Periódico – internacional