El G7, la reunión anual de las principales democracias occidentales, arrancó este lunes en Kananaskis (Canadá) con dudas de que sus miembros pudieran salvar el distanciamiento del EE.UU. de Donald Trump para cerrar acuerdos importantes. Y, tras el regreso antes de tiempo del … presidente de EE.UU. a Washington para ocuparse de la guerra Israel-Irán, se cerró sin grandes consensos diplomáticos; en especial, en los temas que apuntaban a dominar la cita: Ucrania y aranceles.
La cumbre del G7 (EE.UU., Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón) en las Montañas Rocosas del oeste de Canadá fue sacudida por el imprevisto de la crisis en Oriente Próximo, que provocó la marcha de Trump el lunes por la noche, después de un solo día de sesiones de trabajo. «Hicimos todo lo que teníamos que hacer en el G7», defendió el presidente de EE.UU. a bordo del Air Force One, rumbo a Washington, en la madrugada del lunes, desinteresado de las discusiones que quedaban para esa jornada y de la posibilidad de cerrar el encuentro con declaraciones comunes, que suelen ser la vara del éxito de estas cumbres.
Ya se sabía que el G7 en Canadá no acabaría con el tradicional comunicado de objetivos y compromisos comunes, ante las dificultades de llevar a Trump al acuerdo. Sin embargo, sí se iban a buscar acuerdos para asuntos puntuales.
Ucrania y aranceles, los dos grandes temas del G7
Entre ellos, los de mayor protagonismo, hasta la explosión de las hostilidades en Oriente Próximo, eran dos: la guerra en Ucrania y la política comercial de EE.UU.
Esta última era la prioridad declarada de Trump, en especial avanzar las negociaciones con el país anfitrión, su vecino y uno de sus grandes socios comerciales, Canadá. Pero el presidente también aseguraba con optimismo antes de llegar a los valles idílicos de esta región que podrían conseguirse varios acuerdos con otros países. El G7 se celebraba a pocas semanas de que se acabe la moratoria concedida por Trump hasta el 9 de julio para negociar aranceles con las decenas de países a los que impuso tasas abultadas a comienzos de abril. Por ese flanco, no se consiguieron grandes avances, más allá de refrendar el único acuerdo que hasta ahora había cerrado Trump, con Reino Unido, y que se formalizó durante la cumbre.
Tampoco hubo grandes logros alrededor de la guerra de Ucrania. La marcha temprana de Trump perjudicó más que a nadie a Volodimir Zelenski, el presidente ucraniano, que voló hasta Canadá para participar en la cita el martes. Su reunión bilateral con Trump sería el momento crucial de los esfuerzos, que comparten la gran mayoría de las potencias europeas, por redoblar las presiones sobre Rusia y su presidente, Vladimir Putin. Pero se quedó sin ella ante el adiós antes de tiempo del presidente de EE.UU.
«Necesitamos apoyo de nuestros aliados y por eso estoy aquí», dijo Zelenski desde Canadá. «Estamos listos para negociaciones de paz y para un alto el fuego incondicional. Es muy importante. Pero, para eso, necesitamos presión», añadió en relación a Rusia.
Sobre la mesa había un plan para reducir los ingresos rusos por sus exportaciones de petróleo, entre otras herramientas para ahogar las finanzas de Putin y forzarle a acudir a la mesa de negociación. Zelenski se ha comprometido hace semanas con las exigencias de alto el fuego que defiende Trump, pero Putin está entorpeciendo las conversaciones para seguir activo en el frente -durante la cumbre, los bombardeos en Ucrania se intensificaron– y ganar más fuerza en la negociación.
Trump hizo algún guiño amistoso a Putin en Canadá, como es habitual en él para tratar de mantener la relación abierta con el líder ruso: dijo que Rusia no debería haber sido expulsada del grupo -entonces era el 2018- y que si eso no hubiera pasado ahora no habría guerra (la expulsión se debió a la anexión de Crimea por parte de Rusia, su primer gran ataque a la soberanía de Ucrania).
Optimismo con Trump de los líderes europeos
Después, durante las reuniones de trabajo del lunes, algunos mandatarios europeos vieron con optimismo la actitud de Trump hacia ese posible endurecimiento de la presión contra Putin, a lo que se añade un creciente impulso en el Congreso de EE.UU. para castigar a Rusia.
«Regreso a Alemania con optimismo cauto de que habrá decisiones en EE.UU. en los próximos días para imponer sanciones adicionales a Rusia», aseguró el canciller alemán, Friedrich Merz.
Zelenski no se fue de vacío de Canadá. Además del apoyo decidido de los países presentes, el presidente ucraniano celebró una bilateral con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, en el que el país anfitrión se comprometió a una ayuda militar adicional de 1.500 millones de dólares y nuevas sanciones contra Rusia.
Pero el gran objetivo diplomático no se cumplió: la reticencia de la delegación de EE.UU. evitó una declaración conjunta sobre la guerra en Ucrania (sí la hubo en la víspera para hacer una llamada a la paz en Oriente Próximo y apoyar a Israel).
«La diplomacia está en estado de crisis», dijo Zelesnki a los líderes del G7, según contó en un mensaje en su cuenta de Telegram. Y exhortó a los líderes occidentales a seguir pidiendo a Trump que «use su verdadera influencia« para conseguir el fin de la guerra.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.abc.es
Publicado el: 2025-06-18 00:44:00
En la sección: Internacional