Los países más grandes y relevantes de América Latina disponen de órganos de la sociedad civil encargados de vigilar la actuación internacional oficial de cada uno de ellos y hacer sugerencias para su adecuada inserción dentro de dinámica de la globalidad. Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, México y Colombia cuentan, cada uno, con una fundación o órgano de esta naturaleza totalmente independiente de la política partidista. La idea es que un centro de pensamiento ajeno a los postulados políticos, conformado por expertos en relaciones exteriores, haga un aporte sustantivo a las definición de la política foránea. En Colombia esta institución se llama CORI: Consejo Colombiano de Relaciones Internacionales y se define a sí mismo como un centro de pensamiento académico, independiente y pluralista de carácter privado
El ente acaba de pronunciarse sobre las relaciones externas de Colombia alertando sobre el hecho de que el país, de cara a su política frente a terceros, está llamado a “actuar con pragmatismo y con miras al futuro”.
Es que las derivas atrabiliarias del presidente en el terreno interno llevan al colectivo colombiano a inquietarse por sus actuaciones en la esfera internacional. No puede sino calificarse de destemplada la decisión del presidente Gustavo Petro de hacer regresar a los Estados Unidos, en pleno vuelo, a un avión que transportaba migrantes colombianos deportados de los Estados Unidos, luego de haber dado su acuerdo para su envío a suelo neogranadino. De inmediato, Donald Trump, recién estrenado presidente de los Estados Unidos, respondió imponiendo aranceles hasta de 50% a los productos colombianos de exportación al país del Norte. Las visas de los funcionarios del gobierno colombiano fueron de inmediato revocadas, también como medida retaliatoria de parte de Washington.
Hechos como el anterior, sobre los cuales, por fortuna, Gustavo Petro dio marcha atrás, ponen de relieve la vulnerabilidad que una acción intemperante de un gobernante puede infligir a un país totalmente dependiente del comercio bilateral con los Estados Unidos como es el caso de Colombia.
Es asi, pues, como ante la situación de reacomodo geopolítico mundial que se encuentra en pleno desarrollo, el CORI ha considerado apropiado instar esta semana a la prudencia, a la mesura, a la consideración estratégica en el manejo de las relaciones externas del país. Todo acto irreflexivo, descoordinado o no suficientemente analizado y sopesado por quien ejerce la jefatura de las relaciones exteriores colombianas puede producir daños irreversibles y de enorme impacto en el país.
La relación de Washington con Colombia ha sido históricamente de las más estrechas en el Continente. De cara a una posible adhesión de Colombia a la Nueva Ruta de la Seda de China, un elemento que Gustavo Petro ha aireado como una posibilidad cierta, ya las reacciones se están haciendo sentir. Mauricio Clavier Carone, funcionario estadounidense que funge como enviado especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para la región de América Latina, ha puesto el dedo en la llaga al hacer saber que un paso en ese sentido – una alianza de Colombia a la pieza central de la política externa del gobierno de Pekín- podría beneficiar las exportaciones flores y café a los Estados Unidos de otros países de la región en detrimento de las colombianas.
Lo anterior apenas sirve de ilustración para subrayar lo acertado y oportuno del comunicado del CORE la necesidad de una política exterior cuerda y, aunque no lo refleje el contenido de su comunicado, sobre las nefastas consecuencias que pudiera tener para el país vecino una actuación espasmódica, irreflexiva o atrabiliaria de parte de quien es responsable de su política exterior.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.analitica.com
Publicado el: 2025-05-10 00:15:00
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