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Antonio José Monagas: La política bajo ataque

Antonio José Monagas: La política bajo ataque

 

Mientras las realidades se tornan bulliciosas y ocurrentes, el cielo no siempre se muestra amistoso. Con marcada regularidad, el sol pareciera asomarse con la timidez de quien presiente la dificultad de darle un orden lógico a sus decisiones. Problema éste que lleva al astro rey a actuar sin la precisión que la naturaleza le ha provisto para que infunda la luz que atempera cada situación y lugar a cada persona.

En medio de tan típica vicisitud, las realidades van ajustándose, por la inercia del tiempo, a las contingencias propias de cada momento. Así va cuajándose el ambiente bajo el cual se suscitan las distintas situaciones frente a las cuales se suscita la vida del ser humano. En todos sus sentidos y manifestaciones. Pero especialmente, en el ámbito de la política Pues habida cuenta, la política envuelve al ser humano.

El problema por dentro

Justo ahí está el punto de cuya grafía, se origina la inflexión. Bien para ascender. O para descender. Precisamente, es ahí donde se configuran tantas situaciones como posibilidades de acción pueden concretarse. Es ahí cuando cada entidad individual o colectiva, aprovechándose de las circunstancias en que se ve imbuida, procura ganar la ventaja de la cual ha de permitirse situarse a la altura de sus pensamientos o deseos. Incluso, de sus necedades o exageraciones. O también, a nivel de sus presunciones, ideología, fanfarronerías o avaricias. Entonces, ocurre lo de siempre. Se sirven de la política para justificar sus juicios. Como si al hacerlo, sus derechos adquieren más peso que el de otros.

Es ahí donde la naturaleza social, política o económica de los hechos comienza a ejercer sus influjos con la intención de henchir imposturas alrededor de las cuales se incitan pasiones o percepciones que propenden a burlar las contenciones de la ética y la moralidad. Y de cuantos valores dispone la vida para validar las determinaciones asumidas. De ese modo, la misma naturaleza de los cuestionados hechos, se esfuerza -casi inmediatamente- por hacer que muchos de los compromisos o juramentos que para ese momento han evitado ser mancillados o injuriados, accedan a aceptar alguna actitud cuidándose verse cuestionados.

Aunque al situarse en el ámbito del susodicho atrevimiento o impudicia de la cual siguen engullendo a las circunstancias, la obligación o el deber asumido por causa de la irregularidad, cambia de condición. Particularmente, por cuanto la nueva situación aparenta ser la vía expedita mediante la cual el problema se permite alcanzar un comportamiento político. Que, de algún modo, pueda lucir “aceptable”. Aunque, dado el grado de desarreglo al que ha conducido la situación, resulta de difícil renuncia por las exageradas ventajas falsamente aducidas.

Este problema que afecta a cuánto compromiso o juramento de honor que se arroga cualquier individuo que tome dicho camino, con la excusa de estar ejerciendo la política, en nombre del arraigo institucional, será de tal envergadura que su daño será casi irreparable. Por causa de presumir de algo que carece.

Es justamente la situación que anima a que la pesadumbre que acucia cuanta situación irregular ocurre en los predios de la política, tiende a convertirse en la razón que invita a cometer errores de moralidad, deshonestidad o burda traición. Precisamente, es el problema que caracteriza a muchas crisis que, a su vez, arrastran otras crisis al derroche que la irregularidad o sacudón primigenio, ha incitado.

Algunas conclusiones

La política ha dejado de comprenderse como el arte de organizarse para la vida en convivencia. La dinámica social y económica alrededor de la cual alza su bandera de lucha, ha llevado al ejercicio de la política por caminos equivocados que han implicado seguidas crisis de dominación y exclusión.

Entonces, no hay duda de que la política tomó otro rumbo. Además, bastante lejos de la presunción que animaron a los griegos como precursores del ideario y praxis de la política. Ahora, bajo la excusa de hacer política, se han infundido -y ofertado- profusas cantidades de preceptos que, alevosamente, han incitado una atrevida connivencia. Aunque al mismo tiempo, se han dado ciertos desajustes del equilibrio que históricamente ha pretendido ponderar la motivación de vivencias de pluralidad humana, y su exaltación entendida como razón que incita la respectiva estimulación.

Razón ésta válida para conjeturar que la política ha llegado a sumirse en una extraña decadencia que ha desenfocado su arte. También su teoría. He ahí la razón por la cual es posible y hasta necesario percibir el cuadro de barbaridades que vienen cometiéndose toda vez que se reconoce el grave problema de tener la política bajo ataque.

 

Antonio José Monagas

 

Fuente de TenemosNoticias.com: confirmado.com.ve

Publicado el: 2025-05-26 07:07:00
En la sección: Opinión en Confirmado | Columnas, análisis y perspectivas

Publicado en Opinión

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