El autoritarismo también está presente en las empresas privadas, y el control excesivo de la información por parte de las Big Tech tiene el poder de censurar o promover ideas a escala global
Cuando internet comenzó a desplegarse en el mundo –a mediados de la década de los 90–, millones de usuarios de todos los rincones del globo tuvieron acceso de pronto a un volumen de información muy superior al que habían tenido a su alcance hasta entonces. Las principales fuentes de información –más allá de los libros– eran la televisión y la radio, que, además, estaban muy limitadas y sujetas a las regulaciones de cada nación.
Internet se fue desplegando muy rápidamente y permitió por primera vez conectar a personas de cualquier lugar en un instante. De pronto teníamos acceso a prensa de cualquier país, podíamos conversar con cualquier persona y podríamos compartir nuestra opinión sobre lo que quisiéramos con un grado de libertad que nunca habíamos experimentado antes, y que no hemos vuelto a experimentar desde entonces.
La censura gubernamental
El libre flujo de información que facilitaba la red de redes levantó suspicacias muy rápidamente, y fueron muchos los países que se apresuraron a establecer límites en internet. Aunque al principio se sentía como poner puertas al campo, el bloqueo de determinados sitios web y la detención de quienes publicaban contenidos disidentes online enseguida demostraron su gran eficacia a la hora de destruir aquel breve momento de plena libertad.
Hoy en día, países como Rusia o Irán censuran prácticamente cualquier medio de comunicación que provenga de Estados Unidos o Europa, mientras que China va incluso más allá y ha construido en la práctica una internet paralela que se encuentra aislada del resto del mundo gracias al conocido como el ‘Gran Firewall’. ¡Incluso aplicaciones de origen chino como TikTok deben desdoblarse para ofrecer versiones diferentes dentro y fuera del país!
El control excesivo de las Big Tech
Pero el problema no se limita a los gobiernos autoritarios. El autoritarismo también está presente en las empresas privadas, y el control excesivo de la información por parte de las Big Tech tiene el poder de censurar o promover ideas a nivel global. Esta problemática pasó a un primer plano tras la publicación de múltiples correos internos de Twitter, donde se atestigua la censura activa de especialistas en medicina o medios satíricos como Babylon Bee.
El poder de una Big Tech para imponer o suprimir ideas es escalofriante.
Redes sociales con miles de millones de usuarios pueden literalmente eliminar todo tipo de disenso en ciertos discursos citando supuestos incumplimientos de sus términos de uso, incluso si el discurso suprimido es legal. Esto está generando un cisma entre diferentes plataformas de internet, donde empresas como Google, Meta o X albergan y protegen ideas contrapuestas.
El problema de los ciberataques
Otro problema es el incremento de ciberataques contra todo tipo de instituciones, incluyendo medios de comunicación o incluso ministerios. Descubre cómo puedes eliminar el ransomware, ya que no es el mismo proceso que el de un antivirus. Este tipo de ataques permite al hacker hacerse con el control de toda la información de un sistema: una información que luego puede liberar o destruir.
Los ataques de ransomware también pueden amenazar a infraestructuras críticas como oleoductos o centrales eléctricas, algo que ya ha ocurrido en el pasado. Sin embargo, cuando se trata de batallas ideológicas, los hackeos pueden afectar canales de televisión, periódicos o incluso redes sociales. Establecer las medidas de seguridad digital esenciales para proteger estos espacios resulta entonces indispensable si queremos proteger la libertad de expresión.
La difícil solución de la autocensura
Dependiendo del contexto en el que nos encontremos, las medidas represivas establecidas contra ciertos discursos –la detención de periodistas en países autoritarios, el cierre de cuentas en las redes sociales– pueden disuadirlos de alzar la voz en los temas que cruzan los sesgos ideológicos de los gobiernos o las Big Tech. Resulta muy difícil detectar este tipo de autocensura, porque va modelando de forma inconsciente la forma en que nos expresamos.
No se trata de un problema con una solución sencilla. Es evidente que las circunstancias de una persona que vive en un país con un gobierno dictatorial le impiden alzar su voz en contra de su gobierno, a riesgo incluso de perder su propia vida. En otros casos, sin embargo, las consecuencias de expresar una opinión son mucho más tibias, así que puede ser buena idea presentar mayor resistencia a estos nuevos sistemas de censura en la era digital.
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Fuente de TenemosNoticias.com: runrun.es
Publicado el: 2024-06-04 16:03:40
En la sección: Opinión archivos – Runrun.es: En defensa de tus derechos humanos