Dijimos antes, que es preocupante la actitud tomada por el CNE en las pasadas elecciones presidenciales del 28 de julio, cuando, sin ningún descaro anuncio como ganador a Nicolas Maduro, sin presentar como es de ley los resultados que lo avalen; también dijimos que, era más preocupante, que la Sala Electora del TSJ avalara tal decisión sin haberse cumplido la orden sentenciada al CNE de difundir los resultados electorales mediante la difusión de las actas referidas.
Mas preocupante aun es que, como lo establece la Constitución, la Asamblea Nacional haya juramentado al candidato Maduro, sin que se haya cumplido el mandato de proclamar ganador al candidato que hubiere obtenido la mayoría de los votos; obviamente, nos encontramos en un acto fraudulento que debe ser corregido como lo establece la ley. ¿Pero cómo hacerlo si la violación es avalada por el mismo poder judicial?, es una diatriba, que, en conclusión, no queda otra que atacar a la terca abstención, considerando que ¡todo proceso electoral es a la política, como la batalla es a la guerra, se gana o se pierde, pero si no se vota o se pelea, siempre se pierde!
Bien lo dijimos en nuestro artículo anterior “Efectos de la abstención”; “…el resultado de los procesos ha sido pronosticado por una oposición superficial, esa que es oposición pero que no está de acuerdo con ella; personas que sienten satisfacción orgásmica cuando alguien escribe una estupidez concordada, que no entiende ni sabe lo que es, pero que quien lo propone es un reconocido líder, de quien se dice “lo sabe todo y ha estado en el juego”; en este sentido compartimos el criterio expuesto por Franklin Piccone, quien ha dicho que luego de los resultados presidenciales anunciados el pasado 28 de julio del 2024 por el CNE, Venezuela sufre hoy una crisis de participación política por cuanto desconoce los resultados y aún hoy, no se sabe nada de las votaciones ni por mesa ni por centro; mucho menos por municipio o estado. Igualmente, según si criterio que compartimos, existe la percepción de que la eventual participación de la oposición en las elecciones pautadas para este 2025 “legitimaría y avalaría” el secuestro de la voluntad mayoritaria del pueblo, pero consideramos que no es así.
Por otra parte, debemos estar claros que ningún fraude se puede predecir, como es el pensar de muchos abstencionistas. Es un absurdo engañoso que surgió de la inconsciencia de algunos legos en derecho, que ha animado a muchos para creer que dejando de votar es la mejor forma de protesta.
Nos unimos a la consideración de Piccione cuando dice que “La paradoja en esta crisis es que, si la población decide abandonar y claudicar, es la que verdaderamente estaría legitimando lo sucedido “. Esa fuerza conquistada con esa férrea voluntad de cambio, si se mantiene, puede hacer implosionar la hegemonía autoritaria. El miedo inoculado por el gobierno ha tenido su efecto, parcialmente. No es cierto que Maduro vaya a ganar legitimidad con las elecciones de abril, su legitimidad no depende de esas elecciones.
Sin dudarlo, da lástima saber que la gran mayoría de quienes se dicen opositores, son los que, a falta de líderes de vieja o nueva data, “…han manejado la lucha opositora, especialmente después de Chávez, cuando los vivianes y vivianas que chuparon de su mandarina, se dieron cuenta que éste fue todo un fracaso. ¡No se la calan más! y decidieron soplar la lámpara para ver si aparece el mago.”
Efectivamente, como lo dijimos, apareció el mago el 6D y soplando como adivino, se apoderó de la nueva Asamblea Nacional, nada más ni nada menos que con el 60% de los diputados, a pesar de que el 6 de diciembre de 2020 marcó un hito en la historia del declive del régimen chavista-madurista, cuando se mostró, sin desmentido posible ni atenuantes, la debacle del apoyo político y electoral que alguna vez tuvo el decadente chavismo. Pero, lamentablemente, tenemos que reconocer que aparecieron los anti política, que gústenos o no impidieron que la mayoría fuera tan absoluta como la del 2005, cuando surgió la nefasta idea de la abstención.
Muchos, aún no han entendido que después de esta debacle, en son de raciocinio, toda la sociedad venezolana y su liderazgo, deben meditar con el mejor sosiego posible, en lo que significa esa sociedad confundida por el vil liderazgo desprovisto de apoyo popular, que sabe la ruptura de los lazos orgánicos que tuvo el régimen con la población hasta prácticamente desaparecer con el llamado “fraude” electoral del 6 de diciembre de 2020, cuando se fundió la supuesta maquinaria electoral del PSUV, que no es sino un conglomerado de obedientes funcionarios del Estado, civiles y militares, puestos a realizar tareas que la ley prohíbe y castiga. Pero también quedo demostrado, que el llamado a la abstención no es la mejor forma de hacer oposición, porque se pierde la oportunidad de que esa población descontenta manifieste con el voto la ruptura del apoyo al régimen y también la de dar su apoyo a un nuevo liderazgo opositor.
No hay dudas, ¡Hay que atacar a la terca abstención! ¡Todo proceso electoral es a la política, como la batalla es a la guerra, se gana o se pierde, pero si no se vota o se pelea, siempre se pierde!
@Enriqueprietos
Fuente de TenemosNoticias.com: www.analitica.com
Publicado el: 2025-02-18 00:15:00
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