“Abril es el mes más cruel”. Ese es el primer verso de La tierra baldía, el revolucionario poema modernista de T. S. Eliot. Solo puedo esperar que Venezuela esté exenta de la regla del vate, porque, caramba, marzo ya lo tuvimos bastante duro en nuestro país.
En redes sociales se multiplicaron las quejas por apagones fuera de Caracas. Sobre todo, para variar, en los estados del Occidente del país. A modo de confirmación de sospechas, el gobierno anunció una reducción de la jornada laboral en despachos públicos, para así “ahorrar energía debido a efectos del cambio climático” (gracioso, viniendo de la misma gente que decretó “Navidad adelantada” desde octubre pasado, con todo y ornamentación luminosa).
Pero quizá lo que más les ensombreció el panorama a los venezolanos en ese tercer mes del año, incluso más que las tinieblas por la ruina del sistema eléctrico, fue la pesadilla cambiaria. En realidad, desde finales de 2024 se ha venido dando un aumento rápido del dólar paralelo, pero la aceleración en marzo fue algo no visto en años, desatando así angustias sobre un regreso a niveles graves de inflación.
De más está decir que, como tantos otros problemas que afligen al venezolano, la raíz está en un sistema de economía política extremadamente excluyente, así como el empeño de los usufructuarios del statu quo por preservarlo como sea, sin importar en lo más mínimo el costo para el resto de la población. Lo volvimos a ver el 28 de julio del año pasado. Hay otras causas de los problemas aludidos, pero son derivados del problema de raíz.
Ahora bien, ¿ha hecho algo la elite gobernante por atajar la cuestión, que pone considerablemente en entredicho la “recuperación económica” sobre la que tanto le gusta cacarear? Hasta el momento de la redacción de estas líneas, nada, más allá de volver a soltar a la Sundde en las calles para “verificar que se esté usando el precio oficial del dólar”. En otras palabras, volver a atacar las consecuencias del problema, en vez de las causas. Si esto se llevara a sus últimas consecuencias, no sería muy distinto a aquellas razias contra comercios de la peor época de la crisis, con la escasez resultante. En rigor, hay que decir que, tras el abandono del control de precios en 2019, episodios previos de inestabilidad cambiaria y la inflación resultante produjeron anuncios similares desde el gobierno, que no llevaron realmente a nada.
Pero si esta vez es igual, en vez de intervenciones contraproducentes, tendremos el segundo peor escenario posible. A saber, una parálisis que deja el problema sin atender. Sí, Nicolás Maduro decretó una “emergencia económica”, pero la enmarcó en el contexto de la guerra comercial global desatada por Donald Trump y, de nuevo, hasta el momento de la redacción de estas líneas, no se sabe si atenderá el problema cambiario.
Como han señalado economistas, no hay solución sin costos ni riesgos para este desastre. Se ha corrido la arruga por demasiado tiempo para eso. No obstante, quizá el proceder más sensato y menos problemático sea devaluar el bolívar a tasa oficial para aminorar la brecha considerablemente. Hasta el momento de la redacción de estas líneas (pido disculpas por la aclaración repetida y cacofónica, pero es que las cosas pueden cambiar rápido), eso no ha ocurrido. Si la tasa no oficial es la liebre, la oficial es la tortuga, sin que haya fábula de Esopo que matice el asunto.
Ahora bien, esperar que este gobierno tome medidas que al país entero le urgen bien pudiera ser totalmente fútil. Es por eso que la inmensa mayoría de la población quiere un cambio político. Las masas esperan, por lo tanto, que la dirigencia opositora la lidere hacia tal meta. Pero el desempeño de ese liderazgo, francamente, está muy lejos de lo ideal. Lo digo sin detrimento de admisión de los riesgos inmensos que la dirigencia ha corrido. Pero ser mártir no quiere decir que estés más cerca de cumplir tus objetivos y la triste realidad es que el avance hacia dichos objetivos se ha estancado.
Y a raíz del estancamiento, la gran coalición opositora formada en torno a las elecciones del pasado 28 de julio se fragmentó. Las facciones resultantes están buscando reanudar el avance mediante estrategias antagónicas, lo cual produce amargos intercambios de ofensas, reproches y señalamientos entre ellas. Yo he decidido evitar la pugna, porque resulta que ninguna de las partes está ofreciendo gran cosa. Veamos.
Por un lado, tenemos a los que siguen alineados con María Corina Machado. Esta facción, aún conformada como Plataforma Unitaria, a todas luces ha desistido de las protestas pacíficas vistas el año pasado a favor del reclamo opositor sobre el 28 de julio. Lo está apostando todo a la presión internacional. Como sabemos por la experiencia de 2019, esa es una estrategia cuya probabilidad de éxito es bastante incierta en el mejor de los casos (sobre todo si, como ocurre justo ahora, no se la combina con alguna presión interna).
Además, esa presión externa implica un daño colateral que afecta a la población en general en términos de gasolina a la inflación. No sé con cuánto del respaldo inmenso que Machado obtuvo a partir de 2023 sigue contando ella en este momento. De lo que sí estoy seguro es de que decirle a la gente “Esperen por a que la presión internacional surta efecto y aguanten los efectos colaterales mientras tanto” no es algo que las masas van a aceptar por tiempo indefinido.
Por el otro lado están los partidos y cierto conjunto de ciudadanos sin militancia partidista que rompió con la Plataforma Unitaria y lanzó la llamada red Decide para llamar a “votar” en las próximas “elecciones”. Tratan de persuadir a la ciudadanía sobre el acierto de su iniciativa alternativa cuestionando a la otra facción como pasiva y dependiente de los caprichos del gobierno estadounidense, la gran fuente de presión internacional. Su gran problema es que, al exhortar a “votar” sin un plan para defender el voto, ignorando así las implicaciones de lo que pasó el 28 de julio, hay a mi juicio una altísima probabilidad de que el grueso de la población desdeñe su planteamiento.
Creo que, conscientes de ello, estos señores están tratando de quitar apoyos a la otra facción atacando su flanco más débil: rechazando la presión internacional cuyos efectos colaterales las masas naturalmente detestan. Pero al hacerlo, se les suele ir la mano y terminan culpando a la presión internacional por cosas que obviamente le son muy anteriores. Como la gente lo sabe, pienso que semejante omisión del problema de raíz genera más rechazo que otra cosa.
Tengo grandísimas reservas sobre la posibilidad de que unas masas a las que cada vez se les hace más cuesta arriba satisfacer sus necesidades básicas vayan a dedicar mucho tiempo a estas diatribas. Quienes lo hacen han de ser una ínfima minoría. Dentro de ese microcosmos predomina el maniqueísmo sobre la presión internacional, entre quienes niegan sus efectos sobre la población y quienes los exageran grotescamente. Cuestionar ambas posturas puede ser un acto bastante solitario. Aristóteles, parafraseado en el libro VI de su Ética a Nicómaco, brinda un consuelo en forma de aforismo: Amicus Plato, sed magis amica veritas. O sea, no renegar de la verdad aunque amigos hagan lo contrario.
Recapitulando, entre un gobierno con poca o nula disposición a hacer lo necesario para elevar la calidad de vida de la sociedad entera y una oposición que no luce cerca de cumplir su objetivo, cabe esperar que se profundice otra vez la despolitización de las masas. No me gusta ser pesimista, pero el mejor ejercicio de mis facultades no arroja otra conclusión. El grueso de los venezolanos, desencantado de la política, se dedicará solo a sus actividades privadas. Pero lo hará en un entorno muy difícil, por el deterioro económico. El país está como un barco a la deriva. La balsa de la Medusa de Géricault, pero con unos 25 millones de náufragos.
Tal vez la única agencia que nos queda a los ciudadanos comunes es instar a la dirigencia a que haga un replanteamiento estratégico. Hacerle entender que, si quiere respaldo masivo, tiene que presentarle a la gente un plan que le haga creer nuevamente que el cambio es posible.
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Fuente de TenemosNoticias.com: runrun.es
Publicado el: 2025-04-15 14:19:00
En la sección: Opinión archivos – Runrun.es: En defensa de tus derechos humanos