Según Wikipedia, Les Luthiers fue un grupo argentino humorístico-musical, muy popular en su país y en otros países hispanohablantes, que cumplió 56 años de trayectoria (1967-2023). El conjunto se caracterizó por utilizar la música como un elemento fundamental de sus actuaciones, incorporando frecuentemente instrumentos informales creados a partir de materiales de la vida cotidiana.
Y yo me pregunto: ¿quién no recuerda a Les Luthiers? La primera vez que supe de ellos fue gracias a mi amigo del alma, Chile Veloz, quien me invitó a una de sus presentaciones en el Teatro Nacional de Caracas a finales de los años setenta. Quedé verdaderamente asombrada. En aquella época, el grupo estaba integrado por Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna y Ernesto Acher. Lo que más me impactó fue verlos tocar instrumentos extrañísimos, inventados por ellos mismos. De hecho, su nombre, «Les Luthiers», hace referencia a su habilidad como constructores de instrumentos musicales. Esa noche, disfrutamos de maravillas como el Yerbamatófono d’amore, el Latín o violín de lata, el Bass pipe a vara y el Cellato o cello de lata. Fue una experiencia verdaderamente genial. Desde ese momento me volví fanática de ellos y contagié a mis hermanos. Y cuando conocí a Sergio, con quien me casé en los ochenta, ya él también los admiraba y cantaba sus canciones.
Mi hermano Juan Pablo, el más músico de la familia (o al menos el que se tomó la música en serio), durante su época de estudiante, formó parte de la Coral Filarmónica de Carabobo, dirigida por Federico Núñez Corona. Estudió en Caracas, en el Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM), y al regresar a Valencia, se graduó en la Universidad de Carabobo como licenciado en Educación, mención Educación Musical. Fue director de la coral del Colegio “La Fe”, del Coro de Voces Oscuras “Efrén Sevilla” y de la “Coral Kraft”, es decir, siempre dejó claro que la música coral lo apasionaba.
Desde joven, entabló una gran amistad con la maestra cubana Beatriz Corona, arreglista y compositora de canciones como «Entre el espacio y la ternura» de Silvio Rodríguez. Inspirado por ella, propuso organizar un simposio de directores corales en Venezuela. Años después, en 2002, con el apoyo de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, convocó a destacados directores, entre ellos Carlos López Puccio, no como integrante de Les Luthiers sino como director del “Estudio Coral de Buenos Aires”. Tras contactarlo con valentía, Carlos López Puccio con notable sencillez le contestó que no podía aceptar la invitación por sus compromisos y le habló de “Les Luthiers”, como si fuera un grupo desconocido. Finalmente, el evento se canceló debido al «carmonazo». Pero este contacto inicial con Carlos dio paso a una amistad por correspondencia que perduró y creció con los años.
Cuando Juan Pablo dirigía el Grupo de Música Popular Latinoamericana de la Universidad de Carabobo, los llevó de gira por varios países de Europa y más tarde, hizo otra por diferentes ciudades argentinas. En Buenos Aires, Carlos López Puccio los recibió con gran afecto. Durante su encuentro, Carlos le confesó a Juan Pablo su fascinación por el merengue venezolano, especialmente por su complejidad rítmica, ya que el 5×8 resulta todo un desafío para quienes no son venezolanos. Le pidió que le enviara algunos merengues para escoger uno que pudiera montar el Estudio Coral. Juan Pablo le mandó varios, entre ellos «El Empava’o», un merengue de mi autoría que a Carlos le encantó. El 20 de agosto de 2011, mi merengue se estrenó en el Teatro Colón, interpretado por el “Estudio Coral de Buenos Aires” y la “Camerata Bariloche”, con arreglos de mi hermano Juan Pablo y dirigido por el maestro López Puccio. Afortunadamente, pudimos asistir al estreno junto a mi familia, mi grupo musical Las Brujas, Zuzón de la UC, y otros queridos amigos, entre los que se encontraban Alba Pérez Matos, directora de Cultura de la Universidad de Carabobo y la periodista Liliana Lozano, además de Pedro Elías Giménez, que se dio el lujo de acompañar con sus maracas a estos argentinos amantes del merengue en el Colón.
Carlos López Puccio nos regaló una recepción en su casa, donde convocó a distinguidos músicos, entre ellos Lito Vitale, Hilda Lizarazu, Mintcho Garramone, Daniel Maza, Lorena Astudillo, Marcelo Balsells y nuestro admirado Daniel Rabinovich, su compañero de Les Luthiers. Daniel, quien era abogado, hizo “click” con nuestro percusionista Luis “Guaguancó” González, llegando a invitarlo a su oficina al día siguiente para regalarle un libro que había escrito. Aquel día compartimos arepas, locro, música y risas hasta que, sin darnos cuenta, se nos hizo de noche.
Dos años después, regresamos a Buenos Aires con Las Brujas y Zuzón de la UC. Cantamos en un pequeño teatro y en un lugar llamado “Salta y Resto”, alternando con artistas como Nahuel Penissi, Lorena Astudillo, la Bruja Salguero, Chiqui Ledesma y Mónica Abraham. Hubo duetos espectaculares, primero Nahuel y Lorena, y luego nuestra directora, mi querida comadre Lucía Montanari, con Lorena Astudillo, otra maravilla. Para nuestro deleite, Daniel Rabinovich cantó con Las Brujas y Zuzón, incluso compartió el micrófono conmigo. Fiel a su estilo, antes de recordarle a Álvaro Granadillo, nuestro guitarrista, cuál era su tono, dejó que este mantuviera el de Las Brujas. Entonces, comenzó la popular canción chilena “Yo vendo unos ojos negros” varios tonos más arriba del suyo, y se volteó para reclamarle a Álvaro, mientras las risas se apoderaban del lugar. Cabe destacar que Carlos López Puccio y su esposa Carolina se sumaron a las risas y aplausos desde el público. Este gracioso momento quedó inmortalizado en un video aficionado: https://youtu.be/YOjnMkUJuDg?si=wIH0DkFzGK7Qm2mg
En 2015, Daniel Rabinovich nos dejó sorpresivamente, gracias a un infarto. Fue una pérdida enorme, pero sus recuerdos y su amor por Venezuela quedaron grabados en nuestros corazones. Cuando mi hija Isa y mi hermano Juan Pablo, con dos amigos muy queridos, Axel González y César Manzanilla, se mudaron a Buenos Aires en 2016, Carlos y Carolina les brindaron una gran ayuda, apoyándolos en su nueva vida. Carlos Núñez Cortés, en 2017, dejó Les Luthiers, cumpliendo su promesa de retirarse al cumplir cincuenta años en el grupo. Para 2019, Marcos Mundstock aparecía esporádicamente debido a problemas de salud. Durante nuestra visita ese año, Carlos, como solía hacer, nos invitó a una presentación de “Les Luthiers”. En la puerta, Juan Pablo nos presentó al hijo de Gerardo Masana, el fundador del grupo, creador de los primeros instrumentos, que murió en 1973. Primero nos comentó que la magia y la energía de Carlos López Puccio y Jorge Maronna, hacían que los nuevos integrantes de “Les Luthiers” se sintieran cómodos y el público podía no extrañar a los ausentes. Luego nos sorprendió con la noticia de que Marcos actuaría esa noche. Apareció hacia el final, en silla de ruedas y con movilidad limitada, pero con su mismo estilo y sus chistes inteligentes. Tuvo razón Masana, el espectáculo fue increíble, inolvidable y siempre le agradeceremos a Carlos su invitación. A los seis meses, Marcos Mundstock falleció debido a un tumor cerebral.
“Les Luthiers” dejó los escenarios en 2023, pero quedó en los corazones de todos los amantes de la buena música y ese humor de alta categoría que tanta falta hace. Y a nosotros, los Correa, que nos quiten lo bailado.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.el-carabobeno.com
Publicado el: 2025-02-26 00:27:00
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