«Liderar no es mandar, imponer, sino guiar, conducir,
orientar, proponer, seducir, involucrar,
comprometer y… lograr lo que es: conveniente»
Édgar Arenas P., CEO de Medicbien.
En la era actual, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta crucial para la transformación de las organizaciones.
Sin embargo, la implementación de esta tecnología no es un proceso automático; requiere de una planificación meticulosa y, sobre todo, de un liderazgo efectivo que pueda guiar al factor humano de la organización a través de las inevitables resistencias al cambio.
La capacidad de adaptar, innovar y adoptar nuevas tecnologías como la IA puede ser el factor decisivo que determine el futuro de una empresa en un mercado cada vez más competitivo. Téngase presente que la organización no sólo ha de crecer: debe desarrollarse, pues… el desarrollo se logra cuando se alcanza la capacidad de cumplir a satisfacción la misión para la cual algo fue concebido y creado.
Uno de los mayores obstáculos que enfrentan las organizaciones al implementar la IA es la resistencia al cambio. Este fenómeno (vinculado con la inercia) es natural y suele surgir debido múltiples razones: el temor a lo desconocido, la falta de conocimiento o de habilidades y destrezas, o simplemente la incomodidad que provoca alterar un sistema establecido, razón por la cual han surgido los hábitos.
Los colaboradores pueden sentirse inseguros sobre cómo la IA afectará sus roles, responsabilidades y poder, temiendo que la automatización pueda disminuir sus empleos o desestabilizar sus rutinas laborales. Este tipo de resistencia no debe ser subestimado, ya que puede crear un ambiente de desconfianza y obstaculizar la eficiencia de la implementación.
Para abordar esta resistencia, es esencial fomentar un ambiente donde todos en la organización se sientan valorados y partícipes del proceso de cambio.
Comunicar de manera abierta y transparente los beneficios que la IA puede aportar no solamente a la empresa, sino también a cada individuo, es un paso fundamental. Esto implica no sólo hablar sobre las mejoras en la productividad, sino también sobre cómo la IA puede liberar de tareas repetitivas y permitirle a la gente centrarse en actividades más estratégicas y creativas.
Es vital resaltar que la IA no es un reemplazo, sino una herramienta que, al ser utilizada de manera efectiva, puede potenciar el capital humano.
Alinear a todo el recurso humano de una organización con la implementación de la IA es otro aspecto clave para el éxito.
Este alineamiento no deberá ser un proceso autoritario, donde las decisiones se imponen desde la alta dirección sin considerar las voces que integran la organización.
La verdadera alineación surge de la coparticipación. Escuchar a todos, comprender sus preocupaciones y motivaciones, y hacerles parte del proceso de concebir, adoptar e implementar decisiones es esencial. Al adoptar un enfoque inclusivo, se puede cultivar una cultura organizacional que abrace el cambio y valore la colaboración.
El liderazgo en este contexto no debe ser visto como una imposición de un cambio, sino como una guía que prepara a los colaboradores para la transición hacia un nuevo modelo operativo.
Esto requiere líderes que sean empáticos, que no sólo comprendan el valor de la IA, sino que también se preocupen por las personas que están detrás de su implementación y por quienes están implicados en su implementación.
Capacitar al recurso humano, ofrecer formación y las cuestiones que faciliten la adaptación a la nueva tecnología, es un paso necesario para mitigar la resistencia al cambio.
Además, es fundamental establecer un marco claro para el proceso de implementación que contemple tanto la integración de la IA en los procesos existentes como los indicadores de gestión encaminada al éxito.
Esta claridad ayuda a todos a enfocarse en metas comunes (en pro del logro del objetivo: el propósito de la organización), entendiendo su papel en el proceso. Cuando los colaboradores ven que sus contribuciones son valoradas y que forman parte de una visión más amplia, es más probable que acepten la introducción de nuevas tecnologías.
Por último, es crucial recordar que la implementación de la IA no es un destino final, sino una nueva etapa del viaje continuo de aprendizaje y adaptación en aras del desarrollo. Las organizaciones han de estar preparadas para ajustar su camino a medida que surgen nuevos desafíos y oportunidades.
Mantener un diálogo constante, abierto y honesto con el factor humano durante todo el proceso de implementación, es vital para lograr no solamente la aceptación, sino también el entusiasmo hacia la innovación.
En conclusión, liderar el cambio hacia la implementación de la inteligencia artificial requiere más que simplemente integrar nuevas herramientas tecnológicas. Requiere de un enfoque consciente en la gestión del cambio, donde la comunicación, la inclusión y la empatía se convierten en las bases de un liderazgo sólido. Solo así las organizaciones podrán navegar el cambio con éxito, aprovechando al máximo el potencial de la IA mientras se asegura que su recurso humano esté alineado, seducido, involucrado, comprometido y preparado para el “actual-futuro” que se avecina, pues… el futuro ya llegó.
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.el-carabobeno.com
Publicado el: 2025-05-04 00:15:00
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