Siempre reflexivo y consciente del sombrío panorama de más de 300 emisoras de radio cerradas a lo largo de dos décadas -según la ONG Espacio Público-, el director de la revista Comunicación del Centro Gumilla, Marcelino Bisbal, sentencia que las libertades de expresión y comunicación en Venezuela “están en su peor momento”.
El investigador, docente, exdirector de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y de postgrados en la misma área en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), señala que los periodistas en Venezuela, en un contexto adverso, tienen la responsabilidad de hacer “lo que les toca y cuidarse”, aunque el temor cale en los huesos, porque también son ciudadanos y humanos.
No teme hablar de política. Afirma que quienes están en el poder solo se mantienen por las armas y critica la falta de unidad en la oposición para enfrentar lo que viene, especialmente con la reforma constitucional.
Se declara “pesimista” por la situación del país y advierte a los opositores democráticos que si no dialogan “esto va para largo”. De esto y más habló con Efecto Cocuyo.
El mundo digital no es suficiente
—¿Cuál es su diagnóstico sobre la libertad de expresión en Venezuela?
—La libertad de comunicación, la libertad de expresión, el derecho a la información, es un tema que hemos venido trabajando desde hace muchísimo tiempo. Desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez, y a medida que han ido pasando los años, muchos medios han desaparecido, obligados a cerrar sus puertas y obligados a pasar al mundo digital, sin estar, a mi manera de ver, preparados del todo para asumir la producción de contenidos dentro de ese mundo.
-El gobierno se dio cuenta que el manejo de la información es un poder real y ha ido cercenando muchos contenidos de grandes medios de comunicación, aparte de cerrarlos, y ha generado mecanismos que producen censura y sobre todo autocensura. En ningún país de América Latina un gobierno tiene tantos medios de comunicación en sus manos como el presente. Pudiéramos preguntarnos si esos medios surten algún efecto en el público perceptor, yo diría que no, pero en todo caso han venido copando el espacio mediático o el ecosistema comunicacional del país.
-El otro asunto es que ningún país de América Latina cuenta con tanta jurisprudencia, ya sea en forma de leyes o normas que se formulan según los fines del propio poder -no sé si son nueve o diez, ya uno pierde la cuenta – que de una u otra manera cercenan la libertad de expresión y de comunicación, yo establezco esa diferencia como lo hacía Antonio Pasquali.
-Hoy día el ciudadano común y corriente ha ido perdiendo grados importantes de libertad de comunicación. Tiene miedo de hablar sobre ciertos y determinados temas porque lo pueden detener, puede ser encarcelado por lo que coloca en sus redes sociales. La libertad de expresión tiene que ver con el ejercicio profesional de nosotros los periodistas, los comunicadores sociales. Cada vez se ha hecho más difícil poder informar, aún a pesar de las posibilidades que nos dan las redes sociales. Uno descubre que en el exterior saben mucho más de lo que pasa en Venezuela que los que vivimos en el país.
— La ONG Espacio Público maneja un balance de más de 300 emisoras de radio cerradas en Venezuela desde 2003, ¿Qué significa eso para una sociedad?
—En el año 2022, con Espacio Público, dirigimos una investigación, con el financiamiento de la Unión Europea, sobre el consumo informativo y cultural del venezolano. En esa investigación se demuestra, a través de una encuesta que hicimos con la empresa Delphos a nivel nacional, que la radio sigue ocupando un lugar muy importante, sobre todo en el interior del país.
-Si bien es cierto que lo digital ha venido ocupando espacios importantes, sobre todo en Caracas y en las principales ciudades, en el interior, en zonas muy recónditas del país, la radio sigue ocupando un primer lugar de audiencia y ha ido creciendo, inclusive en Caracas.
-Entonces, políticamente -esto es toda una hipótesis – así como uno maneja datos, cifras, de cómo es el consumo de medios; el gobierno, el poder, maneja también datos y tiene esas informaciones. Así como ellos tuvieron en sus manos lo que pasaría el 28 de julio, sabían que perderían las elecciones y también sabían la abstención que iba a haber el 25 de mayo.
-El gobierno tiene datos de esos niveles de audiencia, la mayoría de esas emisiones de radio están enclavadas en las regiones del país. Políticamente, desde la perspectiva del poder, tiene sentido fracturar o cerrar esas emisoras, porque es el único vehículo que tiene el ciudadano para informarse. La mayoría de nuestros periodistas detenidos, sin razón ni causa, simplemente por esa jurisprudencia que tenemos, muchos vienen de la radio y en menor medida de la televisión.
-¿Y el consumo informativo en las redes sociales?
-Tú me dirás: pero está el WhatsApp, profesor, y está Instagram; pero nuestra investigación demuestra que el consumo de información política a través del WhatsApp es mínimo. La gente usa WhatsApp para chismear, hacer virales ciertos y determinados contenidos, mandar stickers aquí y allá, pero buscar información política no es lo usual. Y lo mismo pasa quizás con Instagram.
-Donde más cierran y clasifican medios es en el mundo de la radio y creo que por razones eminentemente políticas. Luego está el tema de los medios impresos, no hay periódicos, han emigrado al mundo digital. Pero la investigación nos dice que en el mundo digital son determinados sectores los que están buscando información.
-Los sectores más populares utilizan lo digital cuando tienen internet, cuando se pueden conectar y el celular es un buen instrumento, pero cuando se pueden conectar no buscan información, buscan otra cosa. A pesar del boom digital, somos una sociedad muy desinformada.
– ¿Los medios digitales no son suficientes para combatir la censura?
–Lo que pasa es que tenemos una visión muy centralista, lo miramos desde Caracas. Pero vayamos al interior. En la medida en que el gobierno fue expropiando medios, cerrando, lo digital quedó como una alternativa, pero tiene unos límites.
-Y nosotros entramos a lo digital producto de las circunstancias. No hubo una evolución natural. Por ejemplo, tú agarras El País de España, sigue saliendo impreso y también sale digital. Ahí hubo una evolución natural. A El Nacional le expropiaron la sede y tuvo que quedarse solo con la parte digital, pero creo que nos falta formación en este sentido y hemos ido aprendiendo sobre la marcha, por ensayo y error. No ha sido un proceso natural, sino por el contexto.
—¿Diría que la libertad de expresión y la libertad de comunicación están en su peor momento?
-Están en su peor momento. Los medios de comunicación tradicionales o analógicos se han ido autocensurado, hay muchísimo miedo de conversar o de hablar o de informar sobre ciertos y determinados temas. Basta con escuchar la radio muy temprano en la mañana y oír las noticias y constataremos que muchas de esas informaciones son oficiales. No se atreven a hacer investigación o a hacer interpretaciones, aparte de que, como ya dijimos, muchos han desaparecido.
-Pero es que el mundo digital y las redes sociales también sufren mecanismos de censura, de cercenamientos de la libertad de expresión importantes. Yo diría que peor no pudiéramos estar en materia de libertad de expresión, de comunicación y en materia de medios.
«Me siento muy pesimista»
–A diez meses de las elecciones presidenciales, ¿cómo ve la situación del país en general?
-A mí me decían que yo era un optimista olímpico. Hoy día me siento muy pesimista, por muchas razones; en estos momentos no veo salida por ningún lado. El poder se ha asentado de manera tal y, yo pongo la imagen, como si fuera una garrapata. Por otro lado, la oposición democrática, política del país, está muy desintegrada.
-Lo que pasó el 28 de julio no es producto de la oposición tradicional, sino de una dirigente, María Corina Machado, que supo leer el momento. Yo no soy maricorinista, de ninguna manera, porque ella siempre fue abstencionista, pero creo que lo que pasó el 28 de julio se debe a ella, no se debe a Un Nuevo Tiempo, a Primero Justicia. Nos guste o no, es una realidad que no podemos obviar.
-Hoy algunos de esos dirigentes quedaron en la Asamblea Nacional. No sé qué irán a hacer, pero no hablan del 28 de julio, como si de verdad pasaran la página. No hablan de nada, solo de María Corina. Al único de los candidatos que vi que reconoció el papel de ella el 28 de julio fue a Juan Requesens, el resto lo ignora totalmente.
-Yo creo que allí hay unas heridas que vienen del pasado que no se han cerrado. Si esas heridas no se cierran, si no se pasa la página de las profundas diferencias, si no logramos una unidad verdadera, esto va para largo. Primero porque tienen (el gobierno) todo el poder, el poder militar -aunque creo que allá adentro también hay diferencias-; y pensar que Marco Rubio y Donald Trump nos van a sacar de este patuque, no creo. María Corina tiene que dialogar con esa otra parte de la oposición y ellos con ella. No hay otra solución.
-Ojalá que aparezcan nuevas generaciones de líderes y que aparezcan lo antes posible.
-¿Qué mensaje cree que envió la gente el 25 de mayo al no acudir a los centros de votación?
-Era previsible lo que iba a pasar, no solamente porque te lo decían ciertas y determinadas encuestas que son confiables, que apuntaban a que alrededor de 80% no iba a salir a votar y en los círculos cercanos te lo decían, que no saldrían a votar.
-Algunos decían que fue por el llamado que hizo María Corina Machado; pero yo creo que mucho antes de eso, la gente ya estaba muy decidida a no salir a votar por lo que sucedió el 28 de julio, las actas nunca las mostraron y la gente ya estaba mosqueada y sabían que lo mismo iba a suceder el 25 de mayo.
-María Corina Machado, a mi manera de ver, muy hábilmente, supo montarse en la cresta de lo que la opinión pública tenía definido y llama a no votar. Ahora vemos que los expertos señalan que matemáticamente los resultados anunciados por el CNE no concuerdan y se inflaron los datos de participación, si acaso llegaría a 25%, lo demás es abstención y se vio no solo entre la clase media y alta, sino en aquellos sectores populares que antes apoyaron a Hugo Chávez.
-¿Las palabras voto y negociación están devaluadas hoy en Venezuela?
-Yo creo que sí. El voto, yo lo creo, está totalmente devaluado. La gente no cree en el CNE, no cree en el derecho a la participación a través del voto, por lo que ocurrió el 28 de julio. El gobierno decidió darle una patada a la mesa. Los teóricos dicen que esto era una autocracia electoral y ahora somos una autocracia cerrada. Mantienen el poder porque tienen las armas, creo que por ahora la vía electoral se cerró y no porque lo haya decretado María Corina Machado.
-¿Qué piensa sobre las intenciones de Maduro de reformar la Constitución?
-Yo creo que vamos hacia el modelo cubano. El gobierno tiene muy claro lo que tiene que hacer, tiene todo el poder en sus manos e irá apretando mucho más las tuercas con mecanismos como esa reforma constitucional que va dirigida a eliminar el Poder Municipal y pasar a las comunas.
-Yo no creo que ellos, esto es una hipótesis, se atrevan a lanzar un referéndum como lo establece la Constitución para aprobar una reforma constitucional porque tienen temor de que la gente no salga a votar.
-La gran pregunta ahora es qué va a hacer la oposición democrática de este país ¿Tiene capacidad? ¿Tiene fuerza? ¿Hay unidad para poder enfrentar lo que viene? Yo realmente tengo serias dudas y espero que el sector opositor haga una lectura seria de lo que ocurrió el 25 de mayo y a partir de allí empezar de cero. Arrancar nuevamente.
La ética y la responsabilidad
-En un contexto así, ¿cuál cree que es el desafío para el periodismo en Venezuela?
-El desafío es seguir haciendo con responsabilidad lo que nos toca hacer y cuidarlo, y en términos profesionales ser lo más creativo posible para poder salvar la censura y la posible autocensura que le pueda irrumpir a uno como ciudadano; porque somos periodistas, pero también ciudadanos en primer lugar y allí el temor está implantado en la sociedad venezolana en estos momentos.
-La labor del periodismo es muy compleja, pero cada quien lo tendrá que asumir desde su perspectiva, cuidándose hasta dónde sea posible.
-¿Qué le diría a los que están estudiando periodismo, incluso a los que están enseñando?
-A los que están enseñando, hacerles ver a esas generaciones cuál es la verdadera realidad del país, cuidándose ellos en términos también ciudadanos.
-A los futuros profesionales: que dentro de todo la ética y la responsabilidad, aun en una dictadura, siguen teniendo importancia, tienen un sentido real y eso va a depender de la conciencia de cada uno de estos jóvenes y que ejerzan de la mejor manera posible.
-Pero no es tan sencillo, puedo decir que los estudiantes tienen que seguir siendo críticos, pero eso no pasa de ser un eslogan muy teórico porque la realidad te está diciendo todo lo contrario. Hay mucho temor, miedo.
– La revista Comunicación cumple 50 años. ¿Cuál es el balance y la mirada a partir de ahora?
-En marzo del año 1975, cuando éramos unos estudiantes completamente, quien les habla y César Miguel Rondón, que es uno de los miembros del equipo fundador, que estuvo con nosotros durante 10 años y el grupo de Jesuitas, que habían sido nuestros profesores en la carrera y auparon la creación de la revista, nunca hubiésemos pensado que llegaríamos a cumplir 50 años.
-Para una revista que no es absolutamente académica, sino más bien una revista de divulgación sobre el hecho comunicacional, no solo del país, sino de América Latina y de todo el mundo, llegar a cumplir 50 años en Venezuela ha sido una hazaña realmente. Las experiencias gráficas en revistas son de muy corto plazo.
-Han dicho que es producto, y creo que es así, de la voluntad política del grupo que inició la revista y con el tiempo el consejo de redacción se ha ido renovando. ¿Qué viene de aquí en adelante? Yo no lo sé, uno ya tiene sus años. Imagino que el consejo de redacción, con más jóvenes, ahora se ha centrado un poco en ello.
-Lo que sí puedo decir es que estos 50 años de divulgación para la revista ha sido un observatorio de lo que ha ocurrido en materia cultural y comunicacional en Venezuela. Yo siempre digo lo mismo, si el día de mañana, en un planeta distinto a la Tierra, viniera un antropólogo de ese planeta y quisiera saber qué ha pasado en Venezuela en 50 años, y quizá un poquito más, en materia comunicacional, como el tema de los medios, la libertad de expresión, investigación y comunicación, tendría que acudir a la revista. Ya llegamos hasta aquí y esperamos seguir mientras tengamos vida.
Larga vida a la revista Comunicación.
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Fuente de TenemosNoticias.com: efectococuyo.com
Publicado el: 2025-06-01 02:30:00
En la sección: Efecto Cocuyo