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Marcha por las firmas – Analitica.com

Venezuela insta a Guyana a reconocer el Acuerdo de Ginebra

He relatado, con base en lo que escribí hace veintiún años, lo ocurrido en los procesos de recolección de firmas para convocar el referendo revocatorio presidencial en 2004; luego, el llamado «reparo» de las mismas y, finalmente, los acontecimientos y resultados del referendo revocatorio del 15 de agosto.

Pero no fueron esas las únicas actividades que vale la pena recordar y relatar para los miles de venezolanos que no las vivieron, porque eran muy jóvenes o no habían nacido. Entre esas otras actividades se cuentan: reuniones, asambleas de ciudadanos, movilizaciones, marchas y concentraciones en apoyo a las firmas o en reclamo al CNE por su demora en tomar una decisión al respecto y para pedir la convocatoria del Referendo Revocatorio. Hoy narraré, con mis palabras de esa época, mi participación en una marcha que fue convocada por la oposición, tras mucho tiempo sin hacer convocatorias. Fui como simple ciudadano, para no tener que contenerme en expresiones o subjetividades. Les ofrezco mi relato de ese día en que la oposición se reencontró, como ya dije, para apoyar las firmas que se habían presentado al CNE, que no habían sido aceptadas, y para solicitar la realización del referendo.

Como en ocasiones anteriores, he agregado, entre paréntesis y en letra cursiva, detalles o aclaratorias, pero preservando el texto original de la época.

Marcha, en defensa de las firmas

(relato original de febrero de 2004)

La mañana del sábado 14 de febrero de 2004, día de San Valentín, participé en la marcha de la oposición, que supuestamente iría hacia el CNE. Fue un día esplendoroso, con pocas nubes y un Ávila espectacular que lucía tonos que, de lejos, parecían lila oscuro, violetas; un día radiante, pero sin el calor agobiante del verano, pues todavía corría un cierto aire por el Valle de Caracas que lo refrescaba todo. Por primera vez, en un año, fui a una marcha de la oposición sin reservas, sin un plan de observación, totalmente entregado a lo que pudiera sentir, para poder contarlo. Como dice una amiga, es poco lo que ya se pueda decir de original, de nuevo, de una marcha de la oposición, y sin embargo…

Temores.

En esta marcha había temor, se sentía en la gente. Hacía mucho tiempo que no se marchaba y en esta ocasión, instintivamente, todos habíamos tomado las precauciones usuales y elementales: grupos no muy numerosos —para poder controlarnos unos a otros—, ropa ligera, protectores solares, botellitas de vinagre, radios con audífonos, etc.; pero el temor no era por las amenazas. Los venezolanos ya habíamos perdido el miedo; el temor era distinto, había preocupación en la gente por el significado mismo de esa acción: el respaldo a las firmas para pedir la revocatoria de Chávez Frías.

Ayer fue un día duro, escuchando las amenazas y distorsiones sobre la situación y validez de las firmas; se forma un nudo en la garganta, te acosan dudas, redondas; te persigue un miedo que te llega hasta los huesos, que te asusta, porque te es extraño, que no sientes tuyo, pero que está allí, como una piedra. Además, están esos «rebullones», que nos anuncian las “emboscadas”, nos cuentan, siempre de «buena fe», y nos llenan de rumores acerca de las desventuras que nos esperan, «para que estés informado», dicen… Pero nada, nada nos tentaba a retroceder. Al final, cuando llevábamos media hora de marcha y nos comenzamos a ver las caras, a sentir la presencia unos de otros, entendimos que el miedo que quedaba solo era por saber cuántos responderíamos a la convocatoria.

Mucha, mucha gente…

Así es, la respuesta fue: mucha, mucha gente. Los caraqueños hoy, como el resto de venezolanos ayer en muchas partes del país, salimos a reencontrarnos, a demostrarnos unos a otros que estamos allí, que sí existimos, que no somos «virtuales», que no somos un «montaje mediático»… No nos importaba adónde íbamos a llegar; lo importante era saber que estábamos, que nos veíamos unos a otros… y que los que nos niegan, también lo saben y nos ven. En vez de dialogar, amenazan, amedrentan para desmoralizar e impedir la concentración de gente, la respuesta popular; y ahora, después del evento, lo desconocen, se burlan y lo niegan.

Sí, hoy marchó la gente y se les veía la determinación. Hubo pocas consignas coreadas y cantadas en comparación con otras marchas; pocos pitos o escándalos, poca bulla; había como un acuerdo tácito de que las cosas no estaban para jolgorios. En la oposición también hay muchas dudas, incertidumbre, muchas preguntas, quejas, reclamos, muchas críticas, peleas internas, propuestas, muchas disputas… Pero hasta ahora no he encontrado una sola persona que no esté dispuesta a dejar todo eso de lado con la condición de salir de esta situación. Tras esta catarsis inicial, sigo contando mi marcha de ese día, con miles de venezolanos.

El desarrollo…

A las 11:10 a.m., el grupo con el que marché llegó a la Plaza de la Meritocracia, desde el C.C. Paseo Las Mercedes, caminando con grupos de personas que hacían lo mismo. Había poco tráfico en los alrededores. La marcha, que partía de allí, acababa de arrancar hacía unos diez minutos. No pudimos saber quién iba a la cabeza de este grupo; suponemos que Gente de Petróleo y de la Sociedad Civil de la Coordinadora Democrática.

A las 11:20 a.m. llegamos al distribuidor de Chacao, delante del CCCT, para unirnos a la marcha que venía de Altamira, cuya cabeza había pasado hacía un rato. Desde el puente vimos un grupo compacto desde allí hasta el distribuidor de Altamira, que ocupaba todos los canales de la autopista en sentido Este-Oeste. Hablé por teléfono con una amiga, que sabía que venía con ese grupo; en ese momento ella estaba frente al Cine Altamira, alborozada y emocionada. Mi grupo se incorporó a la multitud bajando por el terreno o zona verde que está antes del puente, en vez de dar la vuelta al distribuidor. Una vez abajo, tuvimos que tomar también los canales de la autopista en la dirección contraria, Oeste-Este. Mucha gente también se incorporaba por el distribuidor La Araña, bajando desde Prados del Este.

A las 11:30 a.m., la marcha tomó ambos sentidos de la autopista; al llegar al sector donde se divide en dos pisos, cerca del puente de Las Mercedes, la multitud comenzó a tomar dos canales del segundo piso de la autopista para circular más cómodamente.

A las 11:50 a.m., ya circulábamos por ambos pisos de la autopista, a la altura del edificio de la Alcaldía de Baruta. Al mirar hacia atrás desde ese punto, se podía ver el brazo de la autopista que viene de Prados del Este completamente lleno de gente. La euforia era ya ostensible. El temor por la convocatoria ya estaba completamente disipado. Allí nos detuvimos un rato a esperar a otras personas, pero sobre todo a disfrutar del alborozo y la emoción que se sentía en el ambiente. Fue una buena ocasión para describir algunas cosas. En otras ocasiones he visto un mayor despliegue de consignas, escritas en cartones, las llamadas «chupetas» y pancartas; esta vez no había tantas. Lo que más había eran banderas, que se alzaban y ondulaban cada vez que nos sobrevolaban los helicópteros. Por supuesto, el personaje favorito de las pancartas era el CNE, con cantidades de «morrocoyes» pintados en todas las formas imaginables.

A las 12:15 p.m., la policía detuvo el tráfico que venía desde la Valle-Coche, más o menos frente al Hotel Meliá, pues ya la marcha ocupaba los dos pisos completos de la autopista y todos los canales, impidiendo la circulación de vehículos. La gente se bajaba de los automóviles con bastante buen humor y desde la marcha les gritaban: «¡Dejen de pasear, vengan a marchar!».

A las 12:45 p.m., lentamente, a esa hora pasábamos por la estatua de María Lionza. Creo que es la primera vez que la detallaba con tanto cuidado, obviamente influenciado por la polémica en torno a su posible mudanza de ese sitio en donde lleva más de 50 años. Es una estatua imponente, hermosa y ahora casi terminada de restaurar y limpia, mucho más hermosa. Surgieron todo tipo de comentarios, chistes, recuerdos nostálgicos y especulaciones: que si el tamaño de su «copa» es C48, la anécdota de cuando le pusieron un sostén hecho con tela de paracaídas en los años 70, especulaciones acerca de por qué la quieren cambiar de sitio, hasta que una sentencia del TSJ dijo que no se mueve y que pertenece a la UCV; casi suena absurdo decir que tuvo que intervenir el TSJ, pero así fue. En cualquier caso, la estatua no se mueve de allí (aunque la que está actualmente, en 2025, no es la original de Alejandro Colina, sino una réplica de Silvestre Chacón y la original, que estaba en la UCV, fue sustraída y llevada no se sabe a dónde). Dejamos a la Reina cabalgando su danta —llena de flores vivas, sosteniendo en alto una pelvis de mujer— y continuamos nuestra marcha.

A las 12:55 p.m., llegamos a la Plaza Venezuela, donde está el extraordinario mural de Zapata, blanco de las venganzas e intolerancia, pero esta vez limpio y conservado, con mucha gente descansando a la sombra que se proyecta en sus alrededores. Mucha gente bajaba desde Plaza Venezuela y desde allí se comenzaban a ver los primeros toldos, enfrente del Jardín Botánico, en la margen del río, donde se había preparado un operativo para entregar a quienes fueran un papel con los datos del cuaderno en donde habían firmado. A medida que llegábamos a ese punto, la circulación se hacía más lenta y más difícil, y ya había mucha gente de regreso, sonrientes, orgullosamente mostrando en alto las constancias de firmas que Súmate les había entregado.

En broma le dije a los que me acompañaban que ese gentío que se veía en los canales derechos de la autopista era la cola para buscar el papel que entregaba Súmate, y varios de los que estaban por allí me saltaron encima: «¡Nooo… es rapidito!». Nos detuvimos a hablar con dos señores que nos mostraban divertidos el papel; uno de ellos decía: «Mira, hasta tiene mi fecha de nacimiento, yo ahora voy a andar con esto por ahí, en vez de la Cédula». El otro agregaba: «Está mejor que la DIEX». Asentimos.

Paréntesis, la constancia de la firma

La constancia contiene todos los datos del firmante: nombre, cédula de identidad, fecha de nacimiento, mesa donde vota la persona de acuerdo al REP, lugar donde firmó, número del acta donde aparece su firma, número de la planilla y la línea, número del sobre y número de la caja en la cual estaba ese sobre y que fue entregada al CNE. Además, en la parte inferior hay una copia o facsímile de la planilla, donde se pueden ver esos mismos datos, con la firma y la huella dactilar de cada persona, clara y nítida la propia de la persona y borrosos los datos de las otras que están también en esa planilla.

A la 1:10 p.m., rondábamos por el área frente al Jardín Botánico, frente a las mesas donde se entregaban las constancias; la gente se detenía, se formaban grupos, llegaban algunos camiones de los partidos con música. Los militantes de los partidos se veían, se sentían, con sus boinas y sus franelas, sus banderas, sus consignas y una especie de exclamación silente que venía desde muy adentro y se notaba en las miradas orgullosas del militante: «¡Aquí estamos!». Allí vimos llegar un grupo de muchachos, de algún partido que no logré identificar, con una gran pancarta que ocupaba dos canales de la autopista, alusiva a la demora del CNE.

A la 1:20 p.m. decidimos caminar hasta donde pudiéramos llegar de la Av. Bolívar; dejamos atrás a un grupo numeroso y muy alegre, cerca de la rampa que sube hacia la UCV, con un equipo de sonido y un camioncito, en cuyo techo estaba la Negra Rosaura, diciendo consignas, contando cosas, ocurrente como siempre, divertía a todo el mundo. Caminando vi a un hombre moreno, fuerte, vestido muy estrafalario, con una chaqueta como de rayas tornasoladas, el pelo canoso y parado, verdaderamente extraño… Después supe que imitaba a Don King, quien estuvo hace poco en Venezuela, invitado por el Gobierno y apoyando a Chávez Frías.

Tratamos de llegar a la Av. Bolívar, sin mucha presión por supuesto, pero la policía Metropolitana impedía el paso hacia la vía a Caricuao y hacia la Av. Bolívar y desviaba la gente hacia la rampa que va a la Libertador y Av. México, por frente al Hotel Hilton (Hoy Hotel Alba Caracas). En esa rampa había un muñeco, más bien un traje relleno, como esos que se usan en nuestros pueblos para las quemas de Judas, con corbata y una foto del presidente del CNE. Había muchas personas mayores con carteles; una señora con uno que decía: «Yo sí firmé, y estoy viva» (alusión directa a algunas personas que habían nombrado como «difuntos» que sí habían firmado… y que «gozan de excelente salud»). Muchas personas con una calcomanía pegada en el pecho, con un número: «3.448.747 Firmas»; esa misma leyenda o dibujo estaba en muchas franelas, nuevas, la franela de moda que lucían los voluntarios en el operativo de reparto de constancias. (Ese fue el número de firmas entregadas al CNE, de las cuales rechazaron casi dos millones.)

A las 2:00 p.m. impedidos de seguir hacía el CNE, decidimos retirarnos; pasamos por frente al camioncito donde la Negra Rosaura todavía hablaba. Desde el puente que comunica la Plaza Venezuela con la UCV vimos a la gente regresando por la misma autopista. Nosotros caminamos desde allí hasta la Av. Libertador, a la altura de PDVSA logramos conseguir un taxi, que nos llevó adonde un grupo de amigos nos esperaban. Por alguna razón me acordé de un verso de Miguel Hernández y al llegar a casa lo busqué:

Soy una abierta ventana que escucha / por donde va tenebrosa la vida. /

Pero hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida.

Conclusión actual

He descrito en éste y en artículos anteriores algunos ejemplos de las diferentes actividades desplegadas por la oposición democrática —partidos y sociedad civil— durante más de 26 años, porque creo que es importante que los venezolanos que participamos las recordemos, nos reconozcamos en ellas; y para que los venezolanos más jóvenes conozcan lo ocurrido. También para salvar del olvido –o de la destrucción– esas experiencias, porque recordar es parte de la actividad política; probablemente lo que narro son solo susurros de un pasado cercano, pero al recordarlos o conocerlos se convertirán también en atisbos, preludios, del porvenir.

https://ismaelperezvigil.wordpress.com

Fuente de TenemosNoticias.com: www.analitica.com

Publicado el: 2025-06-02 00:30:00
En la sección: Opinión archivos – Analitica.com

Publicado en Opinión

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