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No hay receta

No hay receta

Mirando hacia las elecciones presidenciales del 28 de julio, hay que admitir que el régimen la tiene cuesta arriba. Las encuestas y la gente en la calle constituyen evidencias de peso que arrojan un pronóstico bastante desfavorable para el candidato oficial.

Lo que no quiere decir que la oposición la tenga fácil, ni mucho menos. Porque ¿quién gana en una pelea de votos contra fuerza, gente contra cañones, democracia contra dictadura, leyes y civilidad contra poder puro y duro?

Mao Zedong, el dictador chino, acuñó en 1927 la frase “el poder político surge del cañón de un arma”, al comienzo de la guerra civil que terminaría –luego de varias interrupciones- en 1949 con el triunfo de los comunistas y el ascenso de Mao a la presidencia de la República Popular China. No cabe duda de que Mao se tomó en serio lo que dijo: el Ejército Popular de Liberación, nombre oficial de las FFAA chinas, ha sido un sustento importante –en realidad, el mayor sustento- de los gobiernos del país asiático para mantener el autoritarismo y la falta de libertades políticas e individuales.

La gente que maneja las armas tiene un papel que jugar en cualquier sistema de gobierno. Numerosas transiciones de dictadura a democracia se han producido porque los militares se pusieron de parte de los demócratas o desobedecieron órdenes de represión. Sucedió en Rumania con Ceaucescu, en Serbia con Milosevic, en Venezuela con Pérez Jiménez. La transición chilena pudo salir adelante de manera pacífica porque los jefes de las fuerzas armadas se opusieron a las intenciones de su jefe Pinochet de desconocer los resultados del plebiscito de 1989.

En otros casos el dictador simplemente se murió y la sociedad estaba lista para un cambio político de fondo, como en España en 1975 o en Venezuela a la muerte de Juan Vicente Gómez en 1935. En Suráfrica, un ejemplo citado ad nauseam, la combinación de un régimen de Apartheid que se iba volviendo insostenible con huelgas, protestas y enfrentamientos violentos, con la presión internacional, el fin de la guerra fría y las figuras de Nelson Mandela y Willem de Klerk, dos líderes visionarios dispuestos a negociar una salida civilizada, llevó a buen puerto las elecciones multirraciales de 1994 donde Mandela resultó electo presidente de la nación. La primera persona de raza negra en ocupar el cargo.

Hay muchos otros ejemplos de transiciones políticas, tanto en una dirección como en otra. Los golpes de Estado, en general con mucho peso militar, abundan en buena parte del planeta, pero un golpe no es precisamente una transición, aunque después –y a raíz- del golpe se instale una democracia funcional.

También hay transiciones al revés, como la que ocurrió, y está ocurriendo, en Venezuela. Aquí la clase dirigente utilizó una limpia victoria electoral para irse alejando progresivamente de las reglas de juego democrático y terminar implantando una dictadura en la que se violentan las instituciones, se reprime a los opositores y la corrupción campa por sus fueros.

Este tipo de deriva autoritaria se está produciendo en varias partes del planeta, a ambos lados del Atlántico y en el sur de Asia, con resultados preocupantes para los partidarios del gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo.

Regresando al primer párrafo, y después de unas vueltas muy rápidas por el resto del mundo, vuelve a plantearse la pregunta inicial: en caso de que el régimen pierda las elecciones (o se pueda demostrar que las perdió) ¿hay oportunidades para una transición civilizada en Venezuela? ¿qué fortaleza debería tener el bando ganador para que los perdedores acepten la derrota y entreguen el poder?

No hay respuestas definitivas ni apuestas de todo o nada, pero sí algunas ideas que pueden ser útiles. La primera es que la mayor fortaleza de la oposición sería, en caso de ocurrir, la mayoría electoral y el respaldo y la participación masiva de la población civil. Y la segunda es que no hay ejemplo de donde buscar recetas. Suráfrica, Chile, Rumania o el 23 de enero de 1958 no tienen nada que ver con la situación de Venezuela, hoy. La salida a la crisis tiene que ser inventada y diseñada para el país que hay y para ningún otro.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.el-carabobeno.com

Publicado el: 2024-05-27 15:14:50
En la sección: Destacados articulistas sobre temas de política, Educación, salud, cultura de Valencia, Carabobo y Venezuela

Publicado en Opinión

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