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China es el mayor importador y consumidor de petróleo del mundo, lo que la convierte en un actor clave en la geopolítica energética global. Su estrategia petrolera está diseñada para garantizar la seguridad energética, reducir la dependencia externa y diversificar sus fuentes de suministro, mientras expande su producción doméstica y su influencia en regiones ricas en hidrocarburos. A continuación, se presenta un análisis detallado basado en los puntos solicitados, integrando información reciente y datos disponibles.
Principales países suministradores de petróleo a China
China importa aproximadamente el 70-75% de su consumo total de petróleo, estimado en unos 16,8 millones de barriles diarios en 2024, lo que refleja su alta dependencia de crudo extranjero. En 2024, los principales países exportadores de petróleo crudo a China, según datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC) y otras fuentes, fueron:
Rusia: En 2023, Rusia superó a Arabia Saudita como el mayor proveedor de crudo a China, exportando grandes cantidades a pesar de sanciones occidentales. Esto se debe a precios competitivos y a una alineación geopolítica que fortalece los lazos energéticos entre ambos países.
Arabia Saudita: Tradicionalmente un proveedor clave, Arabia Saudita sigue siendo crucial, aunque su posición ha sido desafiada por Rusia. Su relación con China se basa en contratos a largo plazo y en la influencia de la OPEP+.
Irak: Un proveedor importante, especialmente por su proximidad a rutas marítimas clave y su capacidad de producción.
Emiratos Árabes Unidos (EAU): Otro miembro de la OPEP+ que provee crudo a China, beneficiándose de su estabilidad relativa en Oriente Medio.
Malasia: Aunque no es un gran productor, actúa como un centro de transbordo y refinación, facilitando importaciones a China.
Otros proveedores relevantes: Angola, Venezuela, Irán (a pesar de sanciones, a través de rutas indirectas), Canadá, Brasil y Estados Unidos han incrementado sus envíos en los últimos años, especialmente en 2023, debido a precios favorables y una mayor demanda china.
La diversificación de proveedores es una estrategia deliberada de China para mitigar riesgos geopolíticos, como interrupciones en el suministro debido a conflictos (e.g., ataques hutíes en el Mar Rojo) o sanciones internacionales.
Operaciones de empresas estatales chinas para producir crudo
Las tres principales empresas petroleras estatales de China —China National Petroleum Corporation (CNPC), Sinopec y China National Offshore Oil Corporation (CNOOC)— operan tanto dentro del país como en el extranjero, siguiendo la política de «Going Out» para asegurar recursos energéticos. Estas empresas han invertido en más de 30 países miles de millones de dólares en proyectos internacionales, especialmente en regiones con grandes reservas de hidrocarburos.
Producción doméstica
Producción interna: En 2023, China alcanzó una producción récord de 208 millones de toneladas métricas de crudo (aproximadamente 4.16 millones de barriles diarios, bpd), un aumento del 1.6% respecto a 2022. En 2024, la producción alcanzó un pico de 4,6 millones de bpd, según Global Times. Esto incluye crudo convencional y no convencional (e.g., fracking de lutitas)
Los campos más importantes están en regiones como Xinjiang (oleoductos Shanshan-Urumchi-Lanzhou), Daqing y Shengli. Además, China ha perforado pozos profundos, como el pozo vertical más profundo de Asia (10,910 metros) en 2025, para explotar yacimientos complejos.
CNOOC reportó reservas probadas de más de 7,270 millones de barriles.
Los yacimientos chinos son cada vez más profundos y complejos, lo que incrementa los costos de extracción y reduce la rentabilidad. El «petróleo fácil» se está agotando, lo que limita el crecimiento de la producción interna.
Aunque China lidera en energías renovables (solar, eólica, nuclear), el petróleo sigue siendo crítico para su industria y transporte. La transición hacia energías limpias podría reducir la demanda a largo plazo, pero no elimina la dependencia inmediata.
China comenzó a construir una reserva estratégica de crudo en 2003, con un objetivo de 10 millones de toneladas para 2005 y 22 millones para 2010. La acumulación de reservas actúa como un «colchón energético» para enfrentar crisis. En 2024, China importó cantidades récord, posiblemente para prepararse para escenarios de guerra o sanciones.
Operaciones internacionales
Las empresas chinas han adquirido participaciones en proyectos petroleros en más de 40 países, especialmente en regiones con riesgos políticos o geológicos que empresas occidentales han evitado.
Esas empresas operan en regiones como África (e.g., Angola, Nigeria), América Latina (e.g., Venezuela, Brasil), Asia Central (e.g., Kazajstán), y Oriente Medio (e.g., Irak). Un listado completo incluye Algeria, Angola, Australia, Azerbaiyán, Brasil, Canadá, Chad, China, Ecuador, Gabón, Guyana, India, Indonesia, Irán, Irak, Kazajstán, Libia, México, Mozambique, Myanmar, Niger, Nigeria, Omán, Perú, Filipinas, Qatar, Arabia Saudita, Sudán, Sudán del Sur, Siria, Tailandia, Trinidad y Tobago, Turkmenistán, EEUU, Venezuela y otros
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA) y otras fuentes, en 2010, las empresas estatales chinas producían aproximadamente 1.5-2 millones de bpd en el extranjero, y esta cifra ha crecido con nuevas inversiones. En 2025, se estima que la producción internacional combinada de estas empresas está entre 2-2.5 millones de bpd, con CNPC aportando la mayor parte, seguida por CNOOC y Sinopec
La geopolítica petrolera de China está profundamente influenciada por las operaciones globales de sus principales empresas estatales: China National Petroleum Corporation (CNPC), China Petrochemical Corporation (Sinopec) y China National Offshore Oil Corporation (CNOOC). Estas compañías, conocidas como las «tres grandes» del sector energético chino
CNPC (China National Petroleum Corporation)
CNPC, la mayor productora de petróleo y gas de Asia, ha construido un portafolio global con activos en 33 países, según un informe de Reuters de agosto de 2024
. Su producción en el extranjero superó los 100 millones de toneladas métricas (2 millones de barriles por día de equivalente de petróleo, bpd) en 2019 y se ha mantenido en ese nivel, según su Instituto de Investigación Económica y Tecnológica.
Sinopec (China Petrochemical Corporation)
Sinopec, con un enfoque en refino y marketing, también tiene operaciones de exploración y producción en el extranjero. Según su informe de 2023, la producción de petróleo en el extranjero fue de 24.1 millones de toneladas, equivalente a aproximadamente 484,000 bpd
CNOOC (China National Offshore Oil Corporation)
CNOOC, especializada en operaciones offshore, tiene una producción significativa en el extranjero. Para 2024, su producción total fue de 726.8 millones de BOE, con 208.8 millones de BOE en el extranjero, estimándose que el 83.3% es petróleo, basado en datos de 2022, lo que da una producción de petróleo en el extranjero de aproximadamente 476,000 bpd para 2024.
Cuantificando la producción neta de las empresas estatales chinas en el extranjero
Las empresas petroleras estatales chinas —CNPC, Sinopec y CNOOC— operan en decenas de países, pero rara vez lo hacen solas. En la mayoría de los casos están asociadas con empresas locales, estatales o multinacionales, en consorcios donde cada actor tiene un porcentaje de participación. Por eso, al evaluar su peso geopolítico, no basta con conocer la producción total de un campo, sino que es crucial identificar cuánto petróleo corresponde efectivamente a China según su participación accionaria. A esto se le llama producción neta o equity oil.
Este dato es esencial porque representa la porción de crudo que China puede contar como propia, incluso si se produce fuera de su territorio. No se trata simplemente de importaciones comerciales, sino de producción asegurada por contratos de participación o propiedad parcial, a la que China tiene acceso directo, estable y normalmente con mayor control logístico y financiero.
Cuantificar esa producción neta permite medir el verdadero alcance del poder energético externo de China. Por ejemplo, si CNPC tiene el 40% de un campo que produce 100 mil barriles diarios, su producción neta es de 40 mil barriles por día. Esa cifra, multiplicada por todos los activos globales donde estas empresas tienen participación, permite construir un mapa más realista de la influencia energética de China en el mundo.
Además, este indicador permite evaluar la calidad y profundidad de la presencia china en cada país. No es lo mismo tener un 5% simbólico en un bloque marginal, que controlar el 30% de un megacampo offshore. Cuanto mayor la participación, mayor el peso de China en las decisiones estratégicas, en la política local y en el acceso futuro al recurso.
En resumen, la producción neta es el mejor indicador geoestratégico para entender cuánto petróleo extranjero no solo fluye hacia China, sino que pertenece en la práctica al Estado chino. Es una medida concreta de soberanía energética externa.
Calcular la producción neta de las empresas estatales chinas en el extranjero es complejo porque requiere conocer tanto el porcentaje de participación accionaria como la producción real de cada campo, información que no siempre es pública ni actualizada. Estas cifras deben reconstruirse a partir de reportes corporativos, bases de datos especializadas, (Rystad Energy, Wood Mackenzie, S&P, Reuters o GlobalData) informes regulatorios y fuentes oficiales de los países anfitriones. A pesar de la opacidad en algunos casos, es posible estimar con precisión razonable cuántos barriles diarios corresponden efectivamente a China, un dato clave para evaluar su influencia energética global.
En 2024, las empresas petroleras estatales chinas —CNPC, CNOOC y Sinopec— mantuvieron una presencia operativa significativa en al menos 14 países productores de crudo, con una producción neta conjunta estimada en más de 2 millones de barriles diarios. Los mayores aportes provinieron de Irak, con cerca de 1,09 millones de barriles diarios gracias a su participación en gigantescos campos como Rumaila y Halfaya. Le siguen Kazajistán y Guyana, con producciones netas de 230.000 y 125.000 bpd, respectivamente. En África, destacan Sudán, Nigeria y Níger, mientras que en América Latina las mayores cifras netas se concentran en Ecuador, Perú, México y Venezuela, donde la participación accionaria china garantiza acceso directo a volúmenes estratégicos. Incluso en contextos complejos como Irán, Brasil, Canadá o Congo, las petroleras chinas han asegurado operaciones sostenidas.
Fuera de estos 14 países, la producción neta de crudo atribuible a empresas chinas es muy reducida o marginal, lo que refuerza el valor analítico de este grupo como núcleo de su proyección energética internacional.
El tiempo de viaje en llegar a China
El tiempo que tarda un buque petrolero en viajar desde los principales países exportadores de crudo hasta Shanghái varía enormemente según la ubicación geográfica del exportador.
Los viajes más cortos son para países con acceso directo al Pacífico o rutas marítimas relativamente directas, como Canadá (costa del Pacífico) y México (costa del Pacífico), con tiempos de tránsito que oscilan entre 17 y 22 días. Los exportadores del Golfo Pérsico (Iraq, Irán) y del Mar Rojo (Sudán/Sudán del Sur) también tienen tiempos de viaje eficientes, alrededor de 21 días, aprovechando rutas directas a través del Océano Índico y el Estrecho de Malaca.
Por otro lado, los exportadores ubicados en el Atlántico Sur, como Nigeria, Níger (vía Benin), Angola, Congo, Brasil y Guyana, enfrentan viajes mucho más largos, generalmente bordeando el Cabo de Buena Esperanza. Estos trayectos promedian los 35 a 45 días. Venezuela, al ser el país más distante en el Caribe, presenta el tiempo de tránsito más prolongado, de unos 45 días, también debido a la necesidad de rodear el Cabo de Buena Esperanza para buques de gran calado.
Finalmente, el crudo de Kazajistán, que llega a China lo hace directamente a través de un oleoducto, sin necesidad de buques petroleros ni de pasar por Shanghái. Este es el Oleoducto Kazajistán-China (KCP), una infraestructura crucial que transporta crudo desde el oeste de Kazajistán hasta Alashankou en la región de Xinjiang, China.
El tiempo de viaje de un buque petrolero hacia China es un factor clave para evaluar la seguridad energética y la exposición geopolítica del país. Mientras que algunos proveedores están relativamente cerca (como Irán u Omán), otros se encuentran a semanas de navegación, atravesando rutas vulnerables como el estrecho de Malaca, el canal de Suez o el cabo de Buena Esperanza. Esta variable no solo impacta los costos logísticos y el riesgo de interrupciones, sino que influye directamente en la resiliencia del abastecimiento en escenarios de crisis o bloqueo naval.
Esto explica por qué China ha invertido tanto en diversificar rutas y construir reservas estratégicas: no se trata solo de tener acceso al crudo, sino de asegurarlo en tiempo útil ante cualquier disrupción. En este contexto, las operaciones petroleras chinas en países cercanos o con transporte terrestre (como Kazajistán o Rusia oriental) adquieren un valor estratégico aún mayor, por su menor exposición marítima.
Construyendo un índice de importancia geopolítica
Una forma útil de representar la importancia estratégica de las fuentes de petróleo para China es a través de un indicador compuesto que relacione el volumen con la accesibilidad.
Ese indicador puede expresarse como la relación entre la producción neta de las empresas chinas en un país y el tiempo estimado de viaje en días hasta China (Producción neta ÷ Tiempo de viaje). Este cociente permite ponderar el valor estratégico relativo de cada origen, no solo por la cantidad de crudo asegurado, sino también por la rapidez, estabilidad logística y menor vulnerabilidad geopolítica que ofrece. En fin es un índice de eficiencia energética de esos envíos marítimos.
Al calcular el ratio entre la producción neta de las empresas chinas en cada país y el tiempo estimado de viaje marítimo hasta China, se obtiene un indicador útil para ponderar no solo cuánto crudo se asegura China en el extranjero, sino con qué agilidad y bajo qué exposición logística puede acceder a él. En 2024, Irak destaca abrumadoramente como el proveedor con mayor valor geoestratégico ajustado por distancia (51.905), seguido a gran distancia por Sudán (4.643), Irán (3.810) y Guyana (3.125). El alto valor de Irak refleja tanto el enorme volumen de producción neta controlado por CNPC y CNOOC como su proximidad relativa y conexión consolidada vía el golfo Pérsico.
Países como Canadá, Nigeria, Níger y México mantienen un valor intermedio, mientras que fuentes como Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela y Congo presentan un ratio bajo, lo que sugiere mayor vulnerabilidad logística y menor agilidad operativa, a pesar de tener significativas reservas. Este análisis refuerza la idea de que la importancia estratégica de una operación petrolera china en el extranjero no depende solo del volumen producido, sino también del tiempo, la estabilidad y la capacidad de respuesta del suministro.
Conclusiones generales sobre la producción neta petrolera global de China (2024)
China ya no depende exclusivamente del mercado internacional para obtener petróleo, sino que ha construido un sistema de producción externa directa a través de CNPC, CNOOC y Sinopec, con presencia activa en al menos 14 países y más de 2 millones de barriles diarios de producción neta.
La producción neta se concentra fuertemente en pocos países, siendo Irak el caso más notorio con más de 1 millón de barriles diarios, lo que representa más del 50?% del total global de equity oil chino. Esta concentración implica eficiencia operativa, pero también riesgo geopolítico elevado si uno de esos países enfrenta una crisis o conflicto.
América Latina es importante pero no dominante: China ha establecido operaciones relevantes en Ecuador, Perú, México, Brasil y Venezuela, pero su producción neta en conjunto no supera los 250.000 bpd, afectada por inestabilidad política, desafíos contractuales o madurez de los campos.
África representa un foco estratégico intermedio: países como Sudán, Nigeria, Níger y Congo aportan volúmenes medianos pero geográficamente diversificados, lo que contribuye a reducir la dependencia excesiva de Medio Oriente.
La mayoría de estas operaciones son realizadas en asociación, con participaciones minoritarias o compartidas. Por tanto, conocer la producción neta (equity) —y no solo la presencia o el nombre del consorcio— es fundamental para medir la verdadera capacidad de aprovisionamiento controlado por China, como nos hemos aproximado en este análisis.
El valor estratégico de estas fuentes no se mide solo por volumen, sino por su accesibilidad logística y vulnerabilidad geopolítica. Al ponderar producción neta con el tiempo de viaje, Irak, Irán, Sudán y Guyana emergen como activos clave, mientras que Venezuela, Ecuador o Congo, pese a tener presencia, presentan ratios bajos.
Finalmente, fuera de este núcleo de 14 países, la producción neta china es marginal, lo que sugiere que la expansión global ha sido selectiva y geopolíticamente condicionada, más que dispersa o reactiva. Las empresas chinas priorizan entornos donde pueden negociar condiciones ventajosas, financiar infraestructura y alinear contratos con los intereses estratégicos en otras áreas del Estado chino.
David Morán Bohórquez es ingeniero industrial y miembro de la Comisión de Energía de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat de Venezuela
Fuente de TenemosNoticias.com: lapatilla.com
Publicado el: 2025-06-29 17:57:00
En la sección: Opinión – LaPatilla.com