Urge una narrativa coherente frente a la dictadura madurista

Debemos entender que, estando frente a la dictadura madurista, es aventurado prometer desenlaces normales de una democracia

@froilanbarriosf

En nuestra historia del siglo XX existe un criterio compartido al definir al régimen perezjimenista como una dictadura. Sin embargo, en la oposición venezolana aún no se visualiza ese mismo nivel de acuerdo en torno a la caracterización del mandato madurista, a pesar del robo de las elecciones presidenciales del 28-J de 2024 y del golpe de Estado perpetrado el 10-E de 2025.

Ambos asaltos contra el Estado de derecho incluyeron la detención y condena a miles de opositores, el asesinato de decenas de ciudadanos, y el acoso y persecución a familias al estilo de la ‘sippenhaft’, un concepto jurídico establecido en el Tercer Reich. Según este concepto, un acusado de crímenes contra el Estado extendía automáticamente su responsabilidad penal a sus parientes, quienes eran considerados igualmente culpables, arrestados y, en algunos casos, también condenados a muerte por el delito de su familiar

El nivel de discrepancia se mantiene pese a que la deriva dictatorial se hizo evidente al inicio de la gestión madurista en 2013. Y cobra aun más relevancia ante la dimensión de las felonías del régimen en el último semestre, cuando el país vive inmerso, de facto, en un estado de sitio.

Estas discrepancias han generado numerosos descalabros en las acciones opositoras que han llevado a la sufrida población desde momentos de victoria hasta dolorosas decepciones: desde las elecciones a la Asamblea Nacional en 2015, pasando por el interinato fallido de Juan Guaidó, hasta la actual amenaza a la victoria popular del 28-J.

Atender el mensaje de MCM y EGU

Lamentablemente el ruido del debate opositor lo explota hábilmente la caterva madurista, que no vacila un instante en hurgar los egos de la Plataforma Unitaria (PU) desplazada por el liderazgo de MCM. Sobrecoge el silencio, luego del 10-E, en la mayoría del liderazgo de la citada PU.

Por tanto, el liderazgo reunido alrededor de MCM y del presidente electo EGU debe mesurar los códigos de información, teniendo muy presente el famoso mantra de Juan Guaidó: ‘Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres’, que él no calificó como eslogan, sino como “una ruta construida y ratificada por el Parlamento”. Este mantra se desechó bajo el estigma de corrupción y fracaso que descalificó al liderazgo opositor, generando una nueva profunda decepción en el pueblo venezolano

Proteger el capital político

Las ondas de ese fracaso resuenan en la actualidad con la promesa reiterada para el pasado 10-E ante la fallida juramentación de EGU, en circunstancias que resaltaban la imposibilidad de efectuarla ante el acto de usurpación del tirano ungido como presidente por un fallido TSJ.

La situación disparó las alarmas de los cortoplacistas, los cohabitadores y de las casandras del régimen, quienes coinciden en el soterrado objetivo de pulverizar la más importante victoria política del pueblo venezolano durante el siglo XXI, en procura de la reconquista de la democracia y la libertad.

Debemos entender que, frente a una dictadura, es aventurado prometer desenlaces normales de una democracia. Un contexto en el que hay que alertas en cuanto a la calidad y contenido del mensaje para evitar nuevas frustraciones que atenten con el capital político conseguido el pasado 28 J.

La gesta del pueblo venezolano representada en los 7.493.584 VOTOS para Edmundo González Urrutia, hoy presidente electo por los ciudadanos, es tan importante como la epopeya democrática del 23 de enero de 1958, cuando el país construyó su futuro derribando a un tirano.

Finalmente, la fuerza y la convicción de la población se mantienen pese a los atropellos y abusos del régimen antes y después de las elecciones, resumiéndose en la esperanza y el objetivo de exigir que se respete su decisión de participar y votar por el presidente electo EGU.

*Movimiento Laborista.

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