La manera en la que vivimos, entendemos y cuidamos nuestra salud no solo depende de nuestra genética, educación o acceso al sistema sanitario. También está profundamente influenciada por el contexto histórico, social y tecnológico en el que nacimos.
Por eso, hablar de tu generación es más que un ejercicio sociológico: es una forma de entender cómo evolucionan nuestros hábitos de vida, nuestras actitudes hacia la medicina y nuestra relación con el bienestar físico y mental.
Una generación es un grupo de personas nacidas en un periodo determinado, que comparten experiencias clave que marcan su visión del mundo, sus valores y sus comportamientos. Según explica la socióloga Eva Fernández, consultada por EFEsalud, “los cortes generacionales están determinados por factores históricos, sociales y tecnológicos que impactan el periodo de socialización de cada grupo”.
“Si bien ha habido cambios notables en la forma en que las diferentes generaciones perciben la salud y el cuidado médico, debido al acceso a la tecnología y al cambio cultural, algunos patrones fundamentales como la importancia de la familia, la confianza en los médicos y el enfoque en la prevención de enfermedades siguen siendo consistentes a lo largo del tiempo”, observó Fernández, especialista del Colegio Profesional de Ciencia Política, Sociología, Relaciones Internacionales y Administración Pública.
Las generaciones más jóvenes han adoptado un enfoque más proactivo y abierto hacia la salud y la tecnología médica, mientras que las generaciones anteriores se han enfocado más en tratar enfermedades y confiar en los métodos convencionales de atención, añade.
¿Qué separa a una generación de otra?
“Podemos decir que los límites o los cortes entre estas generaciones se basan en una combinación de factores históricos, sociales y, por supuesto, tecnológicos”, explicó la socióloga.
Los sociólogos siguen dos criterios para marcar los años que abarca cada generación:
- Influencia del periodo de socialización de las personas: el momento en el que los ciudadanos se ven marcados por su contexto.
- Acontecimientos históricos (lo suficientemente relevantes) que pueden condicionar el futuro de esos ciudadanos.
Eva Fernández recalca que los cortes no son los mismos para todos los países, pues factores como el haber nacido o no en un periodo democrático, pueden condicionar a cada generación. Aun así, cada vez las generaciones tienen un carácter más común a nivel internacional debido a la digitalización y la globalización.
Y es cierto. En Venezuela y América Latina, estos hitos han sido diferentes a los europeos. Mientras en España se habla del franquismo y la Movida Madrileña, en nuestro continente las transiciones democráticas, las crisis económicas, el auge del petróleo y la migración han sido claves.
Hoy conviven seis generaciones: la generación silenciosa, los baby boomers, la generación X, la generación Y, la generación Z y la generación Alfa. ¿Qué hábitos tienen? ¿Cómo viven la salud mental? ¿Son tan diferentes entre ellas?

Las cinco generaciones y la salud
Se han diferenciado cinco generaciones en base a parámetros sociológicos, que a su vez son los que van definiendo el estilo de vida saludable que llevan.
La doctora Isabel María Paúles observó que los hábitos saludables que desarrolla cada generación dependen de:
- Acceso a la información: las generaciones más jóvenes tienen acceso a una mayor cantidad de información sobre salud, bienestar y sostenibilidad.
- Tecnología: la disponibilidad de aplicaciones, dispositivos y redes sociales ayuda a las generaciones más jóvenes a monitorear y ajustar sus hábitos, lo que facilita el cambio hacia comportamientos más saludables.
- Contexto económico y social: las generaciones más jóvenes, que enfrentan incertidumbres económicas o problemas globales como el cambio climático, tienden a estar más motivadas para adoptar hábitos sostenibles y conscientes del medio ambiente.
- Cultura y educación: la forma en que se educa a las personas en cuanto a la salud, el bienestar y la productividad influye en la adopción de hábitos. Las generaciones más recientes han tenido más acceso a la educación sobre salud mental, física y social.
- Condiciones de salud globales: factores como pandemias (ej., COVID-19) y el aumento de enfermedades relacionadas con el estilo de vida pueden motivar a las personas a replantearse sus hábitos y adoptar comportamientos más saludables.
Además, Paulés añade que las generaciones recientes han experimentado un aumento en trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes debido a la mayor accesibilidad a la comida rápida y procesada, el estilo de vida sedentario y el estrés.
Los venezolanos y el contextos de cada generación
Cada generación vive su relación con la salud en función de su contexto histórico y tecnológico, y con ejemplos adaptados a nuestra realidad regional.
Generación Silenciosa (1928–1945): La salud como resistencia
En Venezuela, esta generación vivió la dictadura de Pérez Jiménez, el paso a la democracia en 1958 y una infancia marcada por enfermedades endémicas como la malaria y la desnutrición. El acceso a servicios de salud era limitado y la confianza en el médico era total: el doctor era una figura casi sagrada.
Según Paúles, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), esta generación tiende a acudir al médico solo cuando el problema se vuelve grave, lo que retrasa los diagnósticos y tratamientos efectivos.
Baby Boomers (1946–1964): Los pioneros del sistema sanitario
Los “boomers” venezolanos crecieron en una etapa de bonanza petrolera y expansión de la salud pública con instituciones como el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). Son la generación que confió en las campañas de vacunación, en los médicos de cabecera y en el sistema hospitalario estatal.
Tienen entre 61 y 78 años. Vivieron el boom petrolero de los 60 y 70, pero también las primeras señales de deterioro económico en los 80. Muchos fueron empleados públicos o trabajaron en empresas petroleras y de servicios.
Hoy enfrentan retos como la jubilación sin garantías económicas, y la soledad, especialmente tras la migración de hijos y familiares. Se observan problemas de memoria, enfermedades crónicas y una preocupación creciente por el sentido vital.
Sin embargo, como destaca Paúles Cuesta, también enfrentan ahora las consecuencias de estilos de vida menos saludables: tabaquismo, sedentarismo y mala alimentación que han derivado en enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 o hipertensión. Además, muchos viven hoy procesos de jubilación forzada, migración de los hijos y soledad.

Generación X (1965–1980): El estrés de los “sandwich”
La llamada “generación sandwich” se encuentra hoy cuidando a sus padres mayores mientras apoya a sus hijos adultos. Vivieron el auge y el desgaste del sistema sanitario venezolano, desde los hospitales públicos robustos hasta su colapso en años recientes.
Con edades entre 45 y 60 años, fueron protagonistas de la crisis de los años 80 y 90, la devaluación del bolívar, el Caracazo, y el inicio de una polarización política profunda. Esta generación creció viendo televisión abierta, escuchando radio AM y jugando en la calle, pero también fue testigo del nacimiento del internet.
Es una generación “sándwich”: cuidan a sus padres envejecidos mientras apoyan a sus hijos. Las responsabilidades laborales y familiares les generan altos niveles de estrés. Entre las mujeres, la menopausia también representa un cambio emocional importante.
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“La presión laboral, la inseguridad económica y la responsabilidad familiar son detonantes frecuentes de ansiedad y enfermedades cardiovasculares en esta generación”, señala el psicólogo Juan Castilla. Además, las mujeres de esta cohorte comienzan a experimentar los efectos de la menopausia, con implicaciones en su salud mental y emocional.
Generación Y o millennials (1981–1996): Entre la información y la ansiedad
Los millennials venezolanos vivieron la transición digital, el Caracazo, la revolución bolivariana y la migración masiva. Tienen acceso a información sobre salud como ninguna otra generación previa, lo que les ha permitido ser más proactivos, pero también más ansiosos.
También han sobrevivido a una economía en deterioro, escasez, inseguridad y migración.
Según la SEMG, muchos llegan a la consulta con autodiagnósticos hechos por Google o redes sociales. Si bien esto puede ser un signo de empoderamiento, también puede llevar a malentendidos y desconfianza médica. “Los médicos deben validar sus preocupaciones y educarlos para lograr diagnósticos adecuados”, apunta Paúles Cuesta.

Generación Z (1997–2012): La era de la salud mental
Los “centennials” han crecido entre redes sociales, recesión económica, violencia urbana y pandemia. Son más conscientes de la importancia de la salud mental y hablan abiertamente de ansiedad, depresión y trastornos de conducta.
Tienen entre 13 y 28 años. Toda su vida se ha desarrollado en un contexto venezolano marcado por la crisis humanitaria y la migración masiva. Muchos han vivido parte de su adolescencia en el extranjero o con familias fragmentadas.
Un estudio global citado por EFEsalud revela que el 50 % ha buscado ayuda profesional para problemas psicológicos, siendo la ansiedad (42%) y la depresión (39%) los más comunes. En Venezuela, donde el acceso a psicólogos es limitado, esta conciencia choca con una gran barrera estructural.
La dependencia de fármacos ansiolíticos también ha aumentado, en parte por la falta de contención emocional y las presiones sociales.
Esta generación también es más abierta a hablar de emociones, identidad y autocuidado, aunque enfrenta dificultades de autoestima y dependencia de la tecnología.
Generación Alfa (2013–presente): Los hijos del confinamiento

Los niños que hoy tienen entre 0 y 12 años han crecido en un mundo marcado por la pandemia de COVID-19, la educación virtual y la hiperdigitalización. Su vínculo con la tecnología es natural, pero su capacidad de interacción cara a cara y manejo de la ansiedad es un tema que preocupa a especialistas.
En muchos casos, han crecido con la ausencia de uno o ambos padres debido a la migración.
“La clave está en crear entornos equilibrados que fomenten tanto el uso saludable de la tecnología como el desarrollo emocional y la socialización”, sugiere la doctora Paúles.
¿Por qué importa hablar de generaciones?
Según Eva Fernández, identificar los patrones generacionales permite diseñar mejores estrategias de salud pública, educación y políticas sociales. Cada generación requiere un enfoque distinto: los mayores necesitan acompañamiento, los jóvenes, contención emocional, y los niños, entornos protectores.
Entender cómo se vive la salud en cada etapa de la vida —desde las creencias más tradicionales hasta las conductas más digitalizadas— es clave para diseñar un futuro más sano, más humano y más informado.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.el-carabobeno.com
Publicado el: 2025-05-23 11:56:00
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