El calvario que vivió Ernesto para operarse de la próstata

Su familia hizo un sacrificio para reunir 4 mil dólares

Durante cinco meses la familia Gómez se trasladó desde Los Valles del Tuy hasta el Hospital Pérez Carreño en Caracas en infinidades de veces, hasta lograr que al padre de la familia, Ernesto Gómez lo lograran operar de la próstata realizando un gasto que superó los cuatro mil dólares.

El adulto mayor admite que ha sido un verdadero calvario recuperar su salud. “Yo doy gracias a Dios que tengo hijos, porque si me hubiese tocado vivir esta situación solo creo que no lo logro, tengo 77 años, cómo hubiese hecho. Entre todos hemos gastado una gran cantidad de dinero, que incluyen el traslado, la larga lista para la intervención quirúrgica, la estadía, la comida y los medicamentos y yo sólo cuento con la pensión”.

El trato de los médicos es agradable, pero trabajan en medio de grandes precariedades. “Ellos no cuentan con insumos, uno debe comprar todo lo necesario para ser atendido, en ocasiones debemos ir al hospital hasta dos veces en una semana, solamente para que el médico vea un examen, luego de pasar horas en el pasillo”.

Después de varias consultas y adquirir una abultada lista de insumos quirúrgicos, el paciente esperó un mes más. “Yo pensaba que al tener todo te llaman rápido, pero no es así, existe una larga lista de personas esperando por una intervención. Aparte que no todos tienen para comprar lo solicitado, te piden desde guantes, sondas, alcohol, el lápiz de electrobisturi e inclusive hojas y lapiceros”.

Sintió al ver las condiciones de las camas y los colchones del hospital. “Un día me avisaron que por fin me iban a operar, yo creo que fue de tanto llamar a los doctores para preguntar. Cuando me hospitalizaron me dio dolor ver las camas, están viejas, oxidadas, para poderla subir y bajar es hasta peligroso de lo mal que están, y al acostarte sientes los tubos”.

Una anécdota

Le pasó algo que no lo había vivido nunca en un centro de salud público. El día de la operación sus hijos estaban esperando que los médicos avisaran sobre su estado, “de pronto uno de los médicos le dijo a uno de ellos, que, si le podía brindar el almuerzo a las cuatro personas que están trabajando en el quirófano, manifestándole que ellos estaban haciendo un sacrificio, a lo que mis hijos se molestaron, porque lo consideraron una falta de respeto, porque nosotros también estamos haciendo un sacrificio”.

“Yo al enterarme pensé en lo deteriorado que está el sistema y a lo que hemos llegado, a pedir comida a unos pacientes que ni para el pasaje tenían, la vida tiene sus ironías”, rememoró.