La economía colombiana ha crecido un 2,7% durante el primer trimestre y mantiene el ritmo ascendente del año pasado, cuando el PIB tuvo una mejora del 1,7%. Los números invitan a un moderado optimismo pero no despejan el horizonte de Gustavo Petro. Acaba de retornar de China con una sensación de victoria política, pero al pisar tierra firme en Bogotá volvió a sentir que sus iniciativas más preciadas enfrentan más obstáculos que los esperados. En Pekín, Petro sumó a Colombia a la nueva Ruta de la Seda que impulsa el gigante asiático. «La decisión más importante para el país en los últimos 25 años«, dijo el Gobierno sobre el acuerdo alcanzado en el marco del encuentro China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) al que Petro asistió en calidad de principal autoridad temporal del bloque.
Para el Palacio de Nariño se abren «nuevas oportunidades de inversión» entre ambos países. De inmediato, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, calificó a la iniciativa que promueve Pekín de una «trampa diplomática de endeudamiento» que «le saldrá caro» a los latinoamericanos. La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de la Administración de Donald Trump fue mucho más enfática y anunció este jueves que «se opondrá enérgicamente a proyectos recientes y próximos desembolsos por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras instituciones financieras internacionales para empresas estatales y controladas por el Gobierno chino en Colombia». Esos planes, añadió, «ponen en peligro la seguridad de la región». Los dólares de los contribuyentes de Estados Unidos «no deben utilizarse de ninguna manera por organizaciones internacionales para subsidiar empresas chinas en nuestro hemisferio». La Línea 2 del Metro de Bogotá es un proyecto respaldado por un crédito de 415 millones de dólares del BID que ejecuta un consorcio del cual participa la empresa china CRRC.
El congresista estadounidense Carlos Giménez, representante republicano por un distrito del sur de Florida, también levantó la voz. Petro, dijo, entrega los intereses colombianos a manos de «chinos comunistas y ladrones«. La Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) expresó de inmediato su preocupación por los riesgos que suponen el acercamiento de Petro a China para las empresas que exportan a Estados Unidos. El 24% de las ventas colombianas al mundo en 2024 fueron a Estados Unidos y representaron 14.336 millones de dólares. Parte de las patronales preferiría no resentir ese destino de las exportaciones a pesar del impacto de la guerra tarifaria que declaró la Casa Blanca.
Balanza comercial
El giro proteccionista de Trump no hace más que fortalecer los lazos con Pekín en un contexto que pone nervioso a Washington. El intercambio comercial entre China y América Latina superó los 500.000 millones de dólares el año pasado y todo indica que ese volumen crecerá. China es el segundo socio comercial de Colombia. Exporta café, petróleo, ferroníquel, cobre, oro y esmeraldas por unos 2.100 millones de dólares, y ha comprado el año pasado por 16.000 millones de dólares. Petro ha pedido equilibrar la balanza bilateral y cree que el reciente paso dado se encamina en esa dirección. Unas 100 empresas chinas operan en Colombia en distintas áreas de la economía. Las relaciones con esa potencia son a su vez vista con desconfianza por una derecha que espera retornar al poder en 2026. En ese contexto, señalan distintos analistas, vuelve a quedar de manifiesto la posibilidad de que se abra una brecha entre las intenciones del primer Gobierno de izquierdas y la realidad político-económica.
La suerte de la reforma laboral
Petro ha acumulado traspiés de envergadura desde que asumió la presidencia. Uno de ellos es la reforma laboral. El Senado rechazó la iniciativa. Gobierno intentó sin suerte someter a una consulta popular una ley que busca garantizar un trabajo de ocho horas, una paga especial durante los días de descanso dominical o festivo, las licencias de los trabajadores para atender problemas médicos y la contratación por parte de las empresas de al menos dos discapacitados por cada 100 trabajadores, entre otros asuntos. La reforma es resistida por buena parte del sector empresarial porque teme que aumentarán los costos laborales.
El lunes próximo, el Senado iniciará su tercer debate sobre la misma reforma que ya ha hundido. El proyecto tendrá una nueva e incierta oportunidad en virtud de una apelación del Ejecutivo que fue aceptada por la cámara alta del Congreso al mismo tiempo que le dijo «No» al referendo. Petro denunció que el rechazo a la consulta fue resultado de un fraude en la votación de los legisladores. Ahora, los senadores tienen hasta el 20 de junio para aprobarla o insistir con la misma postura, como suponen que sucederá los medios de prensa. «El proyecto reviste de gran importancia, ya que busca modernizar las relaciones laborales en Colombia, garantizando una mayor protección de los derechos de los trabajadores y promoviendo condiciones más dignas y equitativas en el empleo», explicó el Ejecutivo en su mensaje de «urgencia» remitido al Congreso.
Una nueva derrota oficial en el Senado supone algo más que un desafío opositor para Petro, quien sigue apelando a la movilización popular como herramienta que le permita materializar su programa. «Propongo de inmediato la reunión de las centrales obreras, la coordinación campesina, las juntas de acción comunal, los comités juveniles barriales y el movimiento indígena para dar el paso siguiente». La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y otras organizaciones sindicales respondieron a la convocatoria y ocuparán las calles de la capital y otras ciudades el 19 de mayo. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, pidió al presidente evitar los «discursos incendiarios».
Advertencia
Según Germán Gómez Polo, columnista del diario bogotano ‘El Espectador’, el Senado «hace una pésima lectura del ambiente político y social» y «parece olvidar que 2021», el año del estallido social contra el presidente de derechas, Iván Duque, «no está tan lejos de 2025» porque sus demandas «siguen sin ser atendidas». Esas protestas impulsaron la candidatura de Petro, «pero más allá del líder, la gente abrazó la idea del cambio y la necesidad de reestructurar el Estado a favor de la ciudadanía y no de la clase política». Para Gómez Polo, el hecho de que la gestión presidencial «no cuente hoy con la aprobación contundente de las mayorías, no quiere decir que esa simpatía se haya ido al lado de sus opositores». Petro tiene un nivel de desaprobación del 61,9%, mientras que la mirada negativa del Congreso llega al 71%.
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-05-16 05:46:00
En la sección: El Periódico – internacional