La construcción de viviendas en Cuba redobla su lentitud : IPS Agencia de Noticias

LA HABANA – El gran déficit de viviendas en Cuba prevalece a pesar de que ha disminuido la población de la isla, con mayor impacto en las deudas sociales del gobierno con personas que perdieron sus hogares por huracanes, mujeres que crían solas a sus niños y otras personas y familias en situación de vulnerabilidad.

Yudisleydis Pérez, de 39 años, residente en la comunidad El Barón, del municipio de San Juan y Martínez, perdió su hogar tras el paso del ciclón Ian, que arrasó el occidente de esta nación insular caribeña en septiembre de 2022, y dañó, parcial o completamente, 102 000 viviendas en la provincia de Pinar del Río, en el extremo occidental del país.

Vivió con sus tres hijos bajo una improvisada carpa de lona hasta que pudo recoger tablas de madera y pedazos de tejas de zinc, desperdigados entre los destrozos del vecindario, y rearmar una casa de madera, que todavía hoy sufre de filtraciones por las lluvias o cuyo patio se inunda por el desbordamiento de una zanja de desagüe residual cercana.

“No nos dieron nada (en el gobierno). Los colchones, malamente, y con mil trabajos. Con las mismas cosas que se cayeron del ciclón, buscando un poquito aquí y allá, pudimos volver a levantar la casa”, dijo a IPS en una entrevista telefónica desde su localidad.

“Aquí en la parte que yo conozco, avance no he visto por ninguna parte. Veo la misma pobreza, la misma dignidad. Aquí no se ha hecho nada, estamos todos en la misma situación, incluso personas enfermas, encamadas, viejitas que viven solas y no tienen nada”: Yudisleydis Pérez.

A casi tres años del fenómeno meteorológico, todavía queda pendiente en Pinar del Río la construcción de 38 000 inmuebles para familias damnificadas del Ian, de los 43 000 necesarios para asistir a todas las personas perjudicadas por huracanes en ese territorio, según datos ofrecidos por la vicegobernadora de la provincia, Niurka Morero.

“Muchas de estas familias están en ‘facilidades temporales (hogares provisionales)’, para que puedan tener un techo y condiciones mínimas hasta que llegue el momento de la construcción de las viviendas. Otras están reubicadas en casas de familiares o amigos”, dijo Morero a un grupo de corresponsales extranjeros, IPS entre ellos, durante una visita a la provincia a fines de mayo.

Muchos habitantes de la comunidad El Barón perdieron sus casas por el Ian, y el único apoyo en infraestructura que recibieron de las autoridades, en los días posteriores al ciclón, fue una manta de la lona para sustituir temporalmente la función del techo. Pero esas lonas todavía integran algunas fachadas, admitió Pérez.

Jesús Alberto Gorgoy, director de Desarrollo Territorial del gobierno, dijo durante el mismo encuentro en Pinar del Río, capital de la provincia homónima, que son diversas las vías de financiamiento para el programa de recuperación de viviendas afectadas por huracanes.

Por ejemplo, detalló, se subsidian viviendas completas con el presupuesto del Estado, o partes de un inmueble por un sistema de créditos bancarios que cubren el gasto de los materiales de la construcción, o a través de colaboraciones internacionales, entre otras fórmulas.

“Aquí en la parte que yo conozco, avance no he visto por ninguna parte. Veo la misma pobreza, la misma dignidad. Aquí no se ha hecho nada, estamos todos en la misma situación, incluso personas enfermas, encamadas, viejitas que viven solas y no tienen nada”, dijo Pérez durante su entrevista con IPS el martes 24 de junio.

Ríos burocráticos

Pérez ha criado sola a sus tres hijos y, como su situación económica y las condiciones de su hogar no eran los más idóneos –con una infraestructura vulnerable ante climas extremos y un piso de tierra–, desde mucho antes del huracán cubría los requisitos para acceder a una vivienda nueva totalmente financiada por el Estado.

El Acuerdo 9009 de 2021 sobre la Política Demográfica, establecido por el gobierno central, prioriza la asignación de viviendas y recursos financieros para la construcción, rehabilitación, ampliación o remodelación de inmuebles a las madres, padres o tutores legales con tres hijos o más de hasta 17 años.

Desde antes, existía una política similar, pero con un menor límite de edad para los hijos. Pérez se acogió a dicho beneficio social y solicitó hace siete años un hogar con mejor habitabilidad.

Sin embargo, ese proceso se sumergió en un río burocrático que, con la excusa de los problemas financieros del país y la escasez generalizada de materiales de la construcción, nunca llegó a su desembocadura.

Después de reunirse en múltiples ocasiones con funcionarios a nivel municipal, provincial y nacional, la última vez que Pérez visitó La Habana, hace dos años, para tratar su caso con las autoridades, le respondieron que su hijo mayor ya había cumplido 18 años y que, por lo tanto, ya no se cumplían los requisitos necesarios para su solicitud.

“No he intentado más nada (con el gobierno), porque cada vez que uno va allí siempre es lo mismo. Es un ‘peloteo’ (idas y vueltas burocráticas) y es ‘no tenemos esto’ por aquí, pero lo ves por allí. Y yo, en verdad, ya me rendí, porque estoy cansada de los cuentos”, contó ahora Pérez.

El cumplimiento del acuerdo sobre la Política Demográfica se mantiene pésimo, se quejó en la sesión parlamentaria de julio de 2024 Delilah Díaz, directora de la Vivienda del Ministerio de la Construcción.

En ese entonces estaban identificadas en este país de casi diez millones de habitantes, 66 494 madres en las condiciones establecidas para ser beneficiarias del Acuerdo, y siete de cada diez necesitan una casa o mejoras en la construcción que habitaban.

La funcionaria también anunció que el deterioro de la vivienda incluía la persistencia de 87 368 viviendas con pisos de tierra.

Rehabilitación a paso de tórtuga

Cuba tenía al cierre de 2023 un déficit de más de 855 000 viviendas, apenas menos que el faltante registrado en 2018, cuando el gobierno presentó una política, aún vigente, para mejorar aquella situación y, en un plazo de diez años, rehabilitar 402 000 núcleos y construir 527 000.

En ese entonces, el parque habitacional cubano estaba compuesto por unos 3,8 millones de inmuebles, de los cuales, casi 40 % estaba en regular y mal estado.

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Según datos divulgados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), durante 2024 se erigieron apenas 7427 viviendas, 55 % del objetivo trazado por el gobierno para ese año, y 46% con respecto a las 16 065 de 2023.

La brecha entre la demanda de viviendas y la capacidad real de construcción sigue presentando un problema grave para la calidad de vida de los cubanos, cuyo mayor desafío recae en la producción de materiales de la construcción.

Según la Onei, durante 2024 Cuba solo había producido 468 000 metros cúbicos de arena calcárea (67,1 % de la cantidad de 2023); asimismo, 2300 toneladas de barras de acero corrugadas y 257 800 toneladas cemento gris, 67,1 % y 49,6% con respecto a 2023, respectivamente. Todos materiales básicos para la construcción.

“El principal problema que tenemos en la provincia para poder recuperar en el más corto tiempo todas las viviendas, son los materiales de la construcción. No es secreto que la producción de cemento y acero en el país está totalmente disminuida. Se recibe una cantidad super mínima (la provincia de una asignación estatal), que nada tiene que ver con la necesidad”, confirmó Gorgoy, el director de Desarrollo Territorial de Pinar del Río.

ED: EG