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Descubriendo los «fósiles vivientes» de la Fosa de Atacama

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Una expedición de exploración de la Fosa de Atacama, en aguas marítimas situadas al norte de Chile, entre los 2900 y los 4450 metros de profundidad, ha revelado ecosistemas bentónicos conteniendo organismos considerados descendientes de los que se extinguieron hace 65 millones de años.

 

La expedición es obra de un equipo internacional de científicos, liderados por investigadores del Centro de Astrobiología (CAB), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), todas estas entidades en España.

 

La expedición oceanográfica se llamó “Unveiling the Living-Fossil Ecosystems of the Atacama Trench”, y tuvo lugar entre el 30 de mayo y el 7 de junio de 2024, en aguas marinas frente al desierto de Atacama, en el norte de Chile. La finalidad de la expedición fue la búsqueda de ecosistemas en el fondo del mar hasta 4450 metros de profundidad, compuestos por los llamados “fósiles vivientes”.

 

Gracias a un proyecto obtenido y liderado por Armando Azúa-Bustos, investigador del Departamento de Planetología y Habitabilidad del CAB, el grupo de investigadores tuvo acceso exclusivo durante esos días al buque de investigación oceanográfico RV Falkor, propiedad del Instituto Oceanográfico Schmidt, en Estados Unidos.

 

Utilizando las más avanzadas tecnologías de investigación submarina, entre ellos el robot SuBastian, esta expedición realizó un verdadero viaje en el tiempo y sus investigadores pudieron observar el fondo marino tal y como pudo ser hace 65 millones de años.

 

El desierto de Atacama en el norte de Chile es el desierto más seco de la Tierra. Con sus 150 millones de años de edad, es además el más antiguo, o uno de los más antiguos.

 

Hallazgos anteriores por parte de Azua-Bustos reportaron microorganismos muy antiguos en la cordillera costera de este desierto, cuyos puntos de origen se sospechaba estaban en el océano Pacífico, lo que llevó a la pregunta sobre qué otras formas de vida, igualmente antiguas, se podrían encontrar en el fondo oceánico frente a Chile. Adicionalmente, los fósiles de organismos marinos como braquiópodos, crinoideos y quitones ya eran bien conocidos en los valles hiperáridos de Atacama, lo que permitió proponer que el fondo oceánico podría contener ecosistemas enteros de la época jurásica.

 

“Era, según dice el conocido dicho, como buscar una aguja en un pajar”, indicó Azua Bustos. “Teníamos frente a nosotros la inmensidad del océano Pacífico y aunque contábamos con las tecnologías más modernas de exploración oceanográfica, buscaríamos organismos que en el mejor de los casos medían algunos centímetros de tamaño”.

 

“Sin embargo, poco después de iniciada la primera inmersión, allí estaban” indica Javier Sánchez España, investigador del CAB y participante de la expedición, quien estudiará los minerales formados por la actividad microbiana en el ambiente encontrado. Esto apoyaba la hipótesis de que en esta región tan poco explorada se podrían encontrar ecosistemas bentónicos muy antiguos.

 

Algunos de los animales encontrados en el fondo del mar frente al desierto de Atacama en el norte de Chile. (Fotos: Schmidt Ocean Institute)

 

A partir de datos de batimetría y radar tomados por el Falkor, el equipo ha descubierto las emanaciones frías (en inglés, cold seeps) más septentrionales y profundas de todo Chile, junto a sus ecosistemas asociados. Estas filtraciones de fluidos ricos en hidrocarburos son sistemas propicios para la proliferación de la vida en condiciones extremas, incluso en ausencia de luz. “Desde otro punto de vista, era como explorar los océanos que podríamos encontrar en las lunas heladas del sistema solar, lunas como Encélado y Europa” indica Daniel Carrizo, investigador del CAB que buscará moléculas producidas por la vida y que podrían buscarse como biofirmas en ambientes habitables fuera de la Tierra.

 

Adicionalmente, se encontraron otras 70 especies viviendo en el fondo del mar, muchas de ellas desconocidas para los investigadores de la expedición, quienes tratarán de identificar y estudiar estas especies en el futuro.

 

“Si pudimos encontrar organismos que sospechamos son muy antiguos, también esperamos encontrar que los microorganismos de estos ecosistemas sean igual de antiguos. Y si estos organismos y microorganismos son muy antiguos, quizás los virus que contienen también lo sean”, indica Azua-Bustos.

 

El equipo internacional de científicos ahora examinará en detalle cada muestra recogida utilizando una amplia gama de tecnologías de vanguardia con el fin de evaluar su antigüedad evolutiva y, de esta manera, caracterizar lo que se sospecha que es uno de los entornos de aguas profundas más antiguos de la Tierra. Explorar las profundidades oceánicas de la Tierra ayudará a comprender mejor los océanos subterráneos de Europa y Encélado, lo que podría aportar datos reveladores sobre el potencial de vida más allá de nuestro planeta, vinculando los misterios de nuestros mares profundos con los de estas lejanas lunas heladas. (Fuente: CAB / CSIC / INTA)

 

 

Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com

Publicado el: 2024-09-18 05:45:18
En la sección: Ciencia Amazings® / NCYT®

Publicado en Ciencia

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