Orasite…llegó diciembre

Llegó diciembre con su alegría, mes de parranda y animación. Claro, la música festiva, los villancicos y todo ese ambiente que prende la gente porque ya la navidad y año nuevo están casi que tocando las puertas de las casas. De aquellas inolvidables épocas que nunca volverán también  disfrutó nuestra juventud, que ahora ya está vieja y que sólo vive de recuerdos.

Los pequeños saben que entran en un mundo de felicidad plena. Por eso las citas con sus compañeritos o amiguitos están a la orden del día y lo que más importa es  compartir esos  felices momentos que  en ocasiones y según el gusto de ellos se convierten en asados, fiestas, o lo que más acostumbran  en los últimos años: Las famosas “pijamadas” que los padres aceptan y patrocinan.

Para las nuevas generaciones si bien este tiempo es de familia, de amistades, de reencuentros también es de festejos a lo largo de casi un mes.-Los niños de ahora ya no le piden al Niño Jesús, carritos o muñecas. Ellos sólo esperan que los papás los complazcan al máximo con lo más moderno en ropa y en elementos o juegos electrónicos par sentirse al compás de la era moderna..

Pero aquí empiezan los misterios dolorosos, cuando en muchos hogares, el papá es el único que  trabaja porque dispone de un puesto o cargo. La mamá que por lo general es más ama de casa, que no está en condiciones de aportar para los regalos del 24 de diciembre sobre todo con  lo costoso que es todo. Los bajos salarios y el elevado precio es lo más difícil para sobrevivir dicen muchos.

La situación al filo del  2.023 es crítica, porque aún con papá y mamá empleados, no se  puede llenar el gusto de sus hijos con lo que estos quisieran. Deben conformarse con lo que se puede dentro de las posibilidades del presupuesto familiar. Muchos jefes de hogar sienten temor a la llegada de Diciembre. Y súmele, los compromisos sociales con familiares o amigos. Como dicen los paisas: “Mejor dicho”…

Y qué decir de las madres cabeza de hogar que  por lo general con una runfla de hijos deben enfrentar solas y con trabajos exigentes y mal pagados a una época en la que todo es caro. Tratando de medio concordar con el título muy de Nariño, diremos cuando los “balcaches” de los maridos nada aportan a la casa porque todo se lo beben, es todavía más  berraco.-

Que el Niño Dios  se compadezca de todas las familias y las bendiga.-