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Tener que cazar animales más pequeños nos volvió más inteligentes

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Un nuevo estudio revela que la extinción de las presas grandes, en las que se había basado la alimentación humana, obligó a los humanos prehistóricos a desarrollar armas mejoradas para cazar presas pequeñas, más escurridizas, impulsando así adaptaciones evolutivas en el ser humano.

 

El estudio lo han llevado a cabo Miki Ben-Dor y Ran Barkai, ambos de la Universidad de Tel Aviv en Israel.

 

Este estudio se diseñó para verificar una hipótesis que los investigadores propusieron en un estudio previo publicado en 2021. La hipótesis explica la evolución cultural y fisiológica de los humanos prehistóricos (incluido el aumento de las capacidades cognitivas) como una respuesta adaptativa a la necesidad de cazar presas cada vez más pequeñas, rápidas y escurridizas. Hasta ahora faltaba en la literatura científica una hipótesis unificada de este tipo, prevaleciendo la hipótesis de que los cambios en las armas de caza eran el reflejo de una mejora cognitiva, en tanto que se desconocía la causa de tal mejora cognitiva.

 

En el nuevo estudio, Ben-Dor y Barkai analizaron objetos y restos de nueve yacimientos prehistóricos (en Sudáfrica, África oriental, España y Francia) habitados durante la transición desde la Baja Edad de Piedra a la Mediana Edad de Piedra (Paleolítico), hace unos 300.000 años, cuando se estima que surgieron por primera vez los neandertales y los humanos anatómicamente modernos.

 

En los yacimientos arqueológicos de este tipo, los autores del estudio vieron sobre todo huesos de animales y herramientas de piedra utilizadas para cazar y procesar presas. Los huesos reflejan las cantidades relativas de las distintas especies cazadas por los humanos, como elefantes, gamos, etcétera.

Caza prehistórica de un elefante realizada mediante humanos armados con lanzas. (Dibujo: Tel Aviv University. CC BY)

 

Los investigadores encontraron una correlación entre la aparición de lanzas con punta de piedra, fabricadas mediante una técnica más sofisticada que todas las anteriores, y la disminución progresiva del tamaño de las presas. Esta técnica sofisticada requiere que la persona sea capaz de imaginar con antelación muchos detalles del resultado de cada paso del proceso, lo que exige una inteligencia lo bastante grande. Los investigadores comprobaron que en todos los casos y en todos los lugares, las puntas de piedra preparadas mediante esa técnica sofisticada aparecían simultáneamente con una disminución relativa de la cantidad de huesos de grandes presas.

 

Los humanos comenzamos a fabricar herramientas de piedra hace unos 3 millones de años, y comenzamos a cazar hace unos 2 millones de años, con armas de caza en constante evolución a lo largo de la prehistoria.

 

El Homo Erectus, antepasado de todos los tipos de humanos posteriores, utilizaba una lanza de madera, probablemente clavándola en grandes presas desde cerca. Los Homo Sapiens anatómicamente modernos y los neandertales, que aparecieron hace unos 300.000 años, mejoraron sus lanzas añadiéndoles puntas de piedra, que fabricaban con la citada técnica de alto nivel de sofisticación.

 

Hace unos 50.000 años, los Homo Sapiens anatómicamente modernos utilizaban con regularidad instrumentos de caza más complejos, como el arco y la flecha.

 

A finales del Paleolítico Superior, hace unos 25.000 años, surgieron nuevos medios auxiliares para la caza, como el uso de perros domesticados, las trampas y los anzuelos.

 

El estudio se titula “The Evolution of Paleolithic Hunting Weapons: A Response to Declining Prey Size”. Y se ha publicado en la revista académica Quaternary. (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com

Publicado el: 2023-09-14 09:45:37
En la sección: Ciencia Amazings® / NCYT®

Publicado en Ciencia