el oficialismo ultraconservador y la oposición europeísta mantienen su pulso a la espera de resultados

Polonia sigue pendiente de los resultados de las elecciones generales del pasado domingo, en que la ultraconservadora Ley y Justicia (PiS) se mantuvo como fuerza más votada, mientras que la oposición europeísta capitaneada por Donald Tusk aspira a un relevo en el poder. Escrutado el 28%, el PiS obtuvo un 40%, mientras que la Plataforma Cívica de Tusk un 26%, según datos de la Comisión Electoral.

Los sondeos de la encuestadora Ipsos mantienen, sin embargo, su pronóstico de que la oposición liberal logrará la mayoría parlamentaria necesaria, apuntalada en otros aliados, para derribar al PiS, en el poder desde 2015 y desde entonces en línea de confrontación permanente respecto de Bruselas. Tusk, que fue primer ministro polaco entre 2007 y 2014, regresaría así a la vanguardia de la política nacional polaca, que dejó para pasar a presidir el Consejo Europeo hasta 2019.

Los primeros sondeos a pie de urna de la noche electoral, también de Ipsos, desataron la euforia opositora. Asignaron al PiS un 36% y a la Plataforma Liberal de Tusk un 31%. El partido gubernamental del primer ministro Mateusz Morawiecki quedaba ahí lejos de una mayoría y sin socios más o menos previsibles para apoyarlo. A la ultraderechista Confederación, considerada un posible aunque difícil aliado del PiS, se le otorgaba un 6,2%. La centrista Tercera Vía y la izquierdista Lewica se encaminaban, en cambio, a ser los teóricos puntales que precisa Tusk, con un 13% y un 8% de los votos, respectivamente.

Falta de resultados

Desde la presidencia del país que ocupa Andrzej Duda, vinculado al PiS, se dio ya en la noche electoral un primer toque, al apuntar que el jefe del Estado podía encargar la formación del gobierno «de acuerdo a la Constitución y a la tradición», en palabras de una portavoz, a la fuerza más votada. Es decir, a los ultraconservadores de Morawiecki y del líder del partido, Jaroslaw Kaczynski, el hombre fuerte de la política polaca y quien designa a los candidatos para cualquier cargo, incluido el de Duda, presidente del país desde 2015.

Con la difusión de los primeros resultados parciales, ya la mañana del lunes, empezó a subir el porcentaje del PiS hasta el 40%, mientras que la PO de Tusk bajaba. Eran cifras difundidas con el 11% escrutado y después de que la autoridad electoral hubiera advertido de antemano de que los resultados finales oficiales llegarán el lunes por la noche o incluso el martes. Teóricamente los votos que antes se computan corresponden a las ciudades, donde la oposición liberal es mayoritaria, mientras que los más tardíos corresponden al campo, dominado por el PiS.

Participación récord, referéndum fallido

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Las elecciones generales del domingo registraron una participación espectacular, sobre el 73%, un récord en Polonia desde la caída del comunismo y primeras elecciones al Sejm, en 1989. En cambio, no alcanzó el mínimo necesario del 50% de participación el referéndum convocado a instancias del PiS destinado a legitimizar vía consulta popular el rechazo de Varsovia a la reubicación de inmigrantes irregulares en su territorio. Esta era una de las cuatro preguntas al ciudadano. De las otras tres, una remitía al reforzamiento de la frontera con Bielorrusia, otra a la privatización vía inversores extranjeros de empresas estatales y otra más a la subida de la edad de jubilación.

Para el PiS, el hecho de no haberse alcanzado la participación mínima necesaria es un fracaso. El gobierno de Morawiecki representa, junto al húngaro de Víktor Orban, la línea anti-asilo y de bloqueo a las propuestas de la Unión Europea (UE) en materia migratoria. El fracaso de la consulta puede aliviar al menos las tensiones en este capítulo en el bloque comunitario.