Golpean, rompen los dedos y rapan la cabeza a la periodista rusa que lleva aos documentando los abusos en Chechenia | elmundo.es

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Un nuevo ataque contra una periodista en Rusia ha vuelto a poner sobre la mesa los peligros de informar sobre lo que ocurre en Chechenia. Elena Milashina, una conocida periodista del peridico Novaya Gazeta viajaba a la capital chechena, Grozny, desde el aeropuerto de la ciudad con el abogado Alexander Nemov, cuando fueron atacados. Los agresores afeitaron la cabeza de Milashina, le rompieron varios dedos y le cubrieron la cabeza con antisptico verde. Mientras los golpeaban, les decan: «Han sido advertidos. Salgan de aqu y no escriban nada'».

«Fueron brutalmente pateados, incluso en la cara, amenazados de muerte, les apuntaron con una pistola en la cabeza y les quitaron y destrozaron su equipo», dijo la entidad de derechos humanos Memorial en un comunicado en Telegram. «Varias personas enmascaradas han dado una paliza a Elena y Alexander, cogieron sus telfonos exigiendo que los desbloquearan, destrozaron sus equipos y sus documentos. Les golpearon con palos y les patearon», confirm Novaya Gazeta en un comunicado.

El peridico (que con el inicio de la guerra perdi su licencia para operar en Rusia) lleva aos perseguido por el rgimen de Putin. Sus lectores tambin. En cada reportaje incluyen una nota para el usuario: «Le recordamos que ‘Novaya Gazeta Europa’ ha sido declarada indeseable. No nos enlace en las redes sociales si se encuentra usted en Rusia».

Una fotografa de Milashina publicada en las redes sociales la mostraba sentada en una cama de hospital con el rostro cubierto de una sustancia antisptica verde (un mtodo comn en la vieja URSS para avergonzar a los disidentes), la cabeza rapada y vendajes en el brazo izquierdo y la mano derecha.

Centrada en los abusos contra los derechos en Chechenia, Milashina ha seguido los pasos de Anna Politkovskaya, una periodista muy crtica con las polticas del Kremlin en el Cucaso, que fue asesinada a tiros en 2006. Milashina, que ha investigado lo que dijo que fue el arresto masivo y la tortura de hombres homosexuales en la regin, fue evacuada por Novaya Gazeta de Rusia el ao pasado despus de que Kadirov la describiera como «terrorista» en una publicacin en las redes sociales.

Pero Milashina y Nemov estaban de vuelta en Chechenia para cubrir la sentencia contra Zarema Musayeva, una mujer chechena acusada de agredir a un polica. Durante mucho tiempo, Nemov actu como defensor en el caso de esta mujer de 53 aos que fue secuestrada por las fuerzas de seguridad chechenas y acusada de usar la violencia contra un funcionario del Gobierno y de fraude. «La defensa est a la espera de la absolucin por parte del juzgado de Zarema», escribi el letrado pocas horas antes del inicio de la vista. Poco antes del medioda, un tribunal de distrito de Grozny conden a Musaeva a cinco aos y medio de prisin.

Milashina y Nemov no asistieron. El coche en el que viajaban fue bloqueado por hombres armados en tres automviles. Fueron duramente golpeados, sus equipos y documentos fueron robados.

Tras el ataque, las vctimas fueron trasladadas al hospital. Milashina fue diagnosticada con una lesin craneoenceflica cerrada, los dedos de ambas manos estaban rotos. Al parecer se los rompieron cuando le insistan en que facilitara el cdigo de desbloqueo de su mvil. «Me ataron las manos, me pusieron de rodillas, me pusieron una pistola en la cabeza», dijo la propia vctima desde el hospital. Nemov fue apualado en una pierna.

‘DESNUDANDO’ A KADIROV

Elena Milashina lleva trabajando en Novaya Gazeta desde hace ms de 25 aos, desde 1997. Segn sus colegas, lleg al peridico con la intencin de escribir sobre animales y cultura, «pero la vida tena otros planes». Pocos como ella han desvelado lo que hay detrs del rgimen brutal de Kadirov.

La periodista tambin ha indagado recientemente sobre el papel de Kadirov y los Wagner en el pulso por el poder. El da del motn de Prigozhin, Milashina escribi que en los prximos das haba riesgo de enfrentamiento entre chechenos y wagneritas. La periodista public un reportaje sobre cmo estn organizados estos dos ejrcitos y por qu un enfrentamiento podra ser un desastre para Rusia.

Casi dos horas despus del discurso de Putin a los ciudadanos de Rusia sobre la traicin de Prigozhin, el jefe de Chechenia, Ramzan Kadirov, hizo una declaracin: en la misma lnea que Putin, calific lo que estaba sucediendo como «una traicin atroz» que supona «una pualada por la espalda». Al igual que Putin, no nombr a su aliado, con quien se haba alineado recientemente incluso en las crticas al liderazgo del Ministerio de Defensa.

Milashina est convencida de que la ruptura de esta «alianza» estaba absolutamente programada. «Esto no es un error de dos personalidades apasionadas, sino un conflicto de dos estrategias de supervivencia completamente diferentes».

El verano pasado, con una calma engaosa en el frente, la mayora de los kadirovitas movilizados en Ucrania regresaron a la repblica de Chechenia. Pero ya a finales de agosto, cuando se hizo evidente que el ejrcito ucraniano se haba vuelto ms activo, Kadirov se vio obligado a transferir urgentemente a Ucrania los batallones que se acababan de crear en Chechenia, directamente subordinados al Ministerio de Defensa. «El reclutamiento para estas nuevas unidades militares result ser un fracaso. Hace un ao, los chechenos habran hecho una cola enorme para ingresar en el ejrcito ruso, pero ahora era imposible convocarlos all con pan de jengibre», seal Milashina.

Los batallones chechenos terminaron bajo el mando del general Alexander Lapin, contra quien el 1 de octubre Kadirov emiti una famosa y desafiante declaracin criticando el estilo de mando del general (sin explicar qu estaban haciendo sus soldados, involucrados en esos repliegues). El ejemplo de Kadirov abri nuevos horizontes para Prigozhin, que al final fue demasiado lejos. Cuando Prigozhin, en un choque frontal con la cpula del Ministerio de Defensa, comenz a destacar su propia indispensabilidad a expensas de todos sus aliados indiscriminadamente, Kadirov se ofendi. Y ah empez una pugna para apropiarse de determinados logros en el frente.

Adems, Prigozhin quera ley marcial y economa de guerra, dirigir todo el gasto hacia la ofensiva de Ucrania. Pero Kadirov es un virrey subvencionado, su repblica recibi «una ayuda sin precedentes del presupuesto federal ruso». Y no quiere perderla.

Ambos lderes armados quedaron definitivamente enfrentados cuando el Ministerio de Defensa orden que todos los participantes en formaciones de voluntarios (o las propias formaciones de mercenarios) deban firmar un contrato con el Ministerio de la Guerra antes del 1 de julio. Un callejn sin salida para Prigozhin, pero no para Kadirov.

KADIROV: «VAMOS A RESOLVERLO»

Kadirov reaccion a primera hora de la tarde diciendo que haba dado instrucciones a las autoridades competentes para identificar a los involucrados en el ataque. Sin embargo, fue l quien a principios del ao pasado amenaz abiertamente a Milashina, a la que calific a la periodista de «terrorista» y «cmplice de terroristas» y exigi su detencin. «Vamos a resolverlo. Orden a los servicios competentes a hacer todo lo posible para identificar a los atacantes», dijo hoy Kadirov. «Estamos hablando de un ataque muy grave que requiere medidas bastante enrgicas», declar a su vez Dimitri Peskov, secretario de prensa del presidente de la Federacin Rusa.

«A ambos les dieron patadas, puetazos, les recordaron su trabajo, los juzgados, los juicios, todo lo que escribi Elena Milashina. Claramente, ste no es un ataque de gngsters, es un ataque por sus actividades «, explic el jefe de la ONG Equipo contra la Tortura, Sergei Babinets, que acudi al hospital con Milashina y Nemov, que estn siendo tratados en Beslan, en la vecina Repblica de Osetia del Norte. Milashina ha perdido el conocimiento varias veces mientras haca las primeras declaraciones. Ambos apenas pueden caminar.

Babinets cree que el ataque es «en general, debido a las publicaciones de Elena Milashina, que son completamente veraces y no elogiosas para el Gobierno de la Repblica de Chechenia». «Ah est la verdad sobre lo que estaba pasando con los derechos humanos», aadi.