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así son por dentro obras de mejoramiento

así son por dentro obras de mejoramiento

Periodista

 

 
Mar 20, 2024 – 1:40 pm

Entre el verde del Páramo de Santurbán, el azul del cielo y el amarillo del sol cayendo sobre los techos de las edificaciones, se erige Bucaramanga, territorio lleno de historia y una de las ciudades en los que la pujanza es el común denominador.

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Entre sus empinadas calles, clavadas en la mitad de la montaña se encuentra una de las instituciones referente en el panorama de la salud pública, aquella en la que se hizo paisaje ver a los pacientes siendo atendidos en sillas plásticas, entre la desidia y la tristeza.

El Hospital Universitario de Santander (HUS), dirigido por Julián Niño, recibió en días pasados un reconocimiento que pocos ostentan: el Certificado de Acreditación en Salud entregado por Icontec. Ese es otorgado a las instituciones que muestran su compromiso y logros en la calidad de atención y seguridad del paciente, humanización, gestión del riesgo, transformación cultural, gestión de la tecnología y la responsabilidad social.

Desde hace 7 años, la entidad decidió darle un vuelco a la mirada vacía de los pacientes. Y es que desde tiempo atrás, el clamor de los usuarios no es otro que el de humanizar lo que parece un trabajo en el que la sensibilidad lo es todo.

Basta con pararse unos minutos en la entrada del Hospital Universitario de Santander para entender lo que ha significado su evolución para muchas personas. Su verdadero valor, para los bumangueses, está más allá de las paredes y tiene que ver con la buena imagen de la que goza entre los pacientes y el sentido de pertenencia que despertó entre sus colaboradores.

Muchos de los 2.000 trabajadores que hacen parte de la plantilla del hospital y que han pasado años recorriendo sus pasillos, días y noches enteras para dar una luz de esperanza y vida, creen que muchas cosas han cambiado para bien, pues aquellos meses en los que no se les pagaba su salario cumplidamente quedaron en el olvido.

El paso del tiempo había golpeado al HUS. El caso de Elsa Valero, auxiliar de enfermería es único. Ella trabaja en el hospital desde hace 30 años y puede contar en primera persona la historia sobre la evolución del centro hospitalario insignia de Santander.

Valero destaca que más allá de los arreglos físicos hay un “compromiso” importante con el trabajador, puesto que los profesionales reciben “capacitación continua” para mejorar sus habilidades médicas, pero también en habilidades blandas para “tratar al paciente como merece”.

Las paredes roídas, cables sueltos, pisos amarillentos y techos que caían sobre las cabezas de los pacientes son cosa del pasado. Ahora, el HUS tiene otra cara y, sobretodo, un aire fresco y limpio, con más de 50 obras de infraestructura ejecutadas en los últimos 7 años.

De hecho, en tiempos difíciles como el de la pandemia, el hospital pasó de tener 15 camas en la Unidad de Cuidado Intensivo, a sumar un total 55.

Las 13 plantas que componen la estructura han tenido importantes refacciones, apoyadas por la Gobernación de Santander, la Universidad Industrial de Santander y el Ministerio de Salud. El hospital ha invertido no solo en el embellecimiento de la estructura, sino que todas las dependencias han sido dotadas con equipamientos de última tecnología para mejorar la atención de los pacientes.

Caminando por los pasillos, se puede evidenciar que el proceso de mejoras avanza a marcha rápida, pues las salas de oncología, pediatría, oftalmología, cardiología, entre muchas otras, cuentan con insumos, máquinas operativas y sillas que les permiten a los usuarios ser atendidos de manera digna.

De hecho, en un par de días será entregada la fase III de urgencias y el área de nutrición, obras que darán pie a recibir más pacientes y otorgarles mayor agilidad en sus procesos médicos; tal y como pasa con la zona de radiología, dotada con la última tecnología en computadores que permiten hacer las revisiones por comando de voz y máquinas que toman imágenes diagnósticas y se basan en inteligencia artificial para dar dictámenes médicos más precisos.

Esos mismos usuarios que llegan adoloridos e impacientes por los malestares corporales que los aquejan, suelen afirmar que el personal humano y las instalaciones les han cambiado la visión que tenían de la institución. Basta con sentarse en el área de urgencias para darse cuenta que los enfermos están ubicados cómodamente en camillas y son revisados a menudo para conocer cómo avanza su recuperación, algo que difícilmente se puede apreciar en otros hospitales públicos del país.

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La sombra de los malos manejos, de la angustia del usuario y de la desidia del trabajador han tenido un cambio con los brochazos de pintura, con la instalación de cimientos sólidos y hasta con la construcción de tres megatorres metálicas, mismas que dotan de aire acondicionado a los 13 pisos del hospital.

Esa obra, única en la región nororiental del país, hizo que quedarán atrás los últimos vestigios del HUS que solía ser y le dio la bienvenida a la nueva era, una más esperanzadora.

Con el apagado eléctrico de la antigua estación eléctrica por parte del gerente Julián Niño, se dio un salto al futuro con la entrada en funcionamiento de una nueva subestación eléctrica con equipos nuevos para todas las plantas del hospital y que dejó atrás el cableado polvoriento instalado hace más de 52 años.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.pulzo.com

Publicado el: 2024-03-20 09:39:25
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