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Columna El lenguaje en el tiempo

Columna El lenguaje en el tiempo

Cita: “El personaje central es Ana Magdalena Bach, la esposa de Johan Sebastian Bach” (Caracol Radio). Comentario: La frase se refiere a la protagonista de la novela póstuma de Gabriel García Márquez. El personaje central tiene ese nombre, Ana Magdalena Bach, igual que la segunda esposa de Johan Sebastian Bach, pero no se trata de ella, por supuesto. La Ana Magdalena Bach de la novela “En agosto no vemos” viaja a Cayo Coco en la década del 70, si se tienen en cuenta algunos de los artistas que se mencionan. 

Entre ellos, Elena Burke y Fausto Pepetti, que en esa década estaban en los cuarenta y tantos, o sea, en la plenitud de sus carreras. En el Hotel del Senador, ubicado en Cayo Coco (Cuba), a tres horas en transbordador de Miami, se bailaba salsa y bolero, y en el aeropuerto había un taxi viejo, característico de la isla caribeña. Ahí tienen ustedes tiempo y lugar de los hechos narrados. La esposa de Bach vivió más de doscientos años antes, en Alemania, cuando no existían la salsa, ni los boleros, ni los taxis carcomidos por el salitre. Por supuesto se trata de un lapsus, producto del entusiasmo del locutor, que tal vez quiso decir que las dos mujeres tenían el mismo nombre, pero no, como lo dijo, que fueran la misma persona.

Bolero

García Márquez menciona también los boleros de Agustín Lara (Solamente una vez amé en la vida) al estilo de Chopin. El bolero cubano nació en 1840, con la canción “Tristezas”, acompañada de guitarras, y llegó a su apogeo cien años después, gracias al cine mexicano y a intérpretes como Lucho Gatica (Reloj no marques las horas), Javier Solís (Y qué hiciste del amor que me juraste), Los Panchos (Que se quede el infinito sin estrellas o que pierda el ancho mar su inmensidad) y Daniel Santos (Dos gardenias para ti, con ellas quiero decir te quiero). Se mantuvo vigente en la segunda parte del siglo XX gracias a artistas como Armando Manzanero (Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones) y Alci Acosta (Aturdido y abrumado por la duda de los celos), y gracias también a las serenatas de guitarra que empezaban en la calle frente a la ventana de la destinataria y que antecedieron a las de vallenato y ranchera. Hoy se oye el bolero más en la voz de Luis Miguel, que ha recogido esa tradición con sus privilegiadas cuerdas vocales, y que ha mantenido vigente en grandes escenarios, en discos y en plataformas digitales.

Salsa

La salsa, mencionada también en la novela “En agosto nos vemos”, es mucho más reciente. Nace en Cuba en 1930, con ingredientes como mambo, chachachá, blues y jazz, y alcanza gran éxito en Nueva York, en las décadas del 60 y el 70, con Celia Cruz y la Fania All Star. Este ritmo arraigó de manera especial en Cali, donde agrupaciones como Niche (Cali pa-chan-guero, Cali, luz de un nuevo cielo) y Guayacán (En Cali mirá, se sabe gozá) se impusieron a la música producida en Medellín por el Loco Quintero y Fruko y sus Tesos.

Salsa y bolero. Eso era lo que bailaba Ana Magdalena Bach en Cayo Coco en los años 70 del siglo pasado, y no Ana Magdalena Bach, en Alemania, en 1740 o 1750.

FERNANDO ÁVILA

EXPERTO EN ORTOGRAFÍA Y LENGUAJE

Preguntas: [email protected]

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2024-04-10 01:00:00
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura

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