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Juan Pablo II: los textos que publicó bajo un seudónimo – Música y Libros – Cultura

Juan Pablo II: los textos que publicó bajo un seudónimo - Música y Libros - Cultura

A Juan Pablo II se le conoció a lo largo y ancho del mundo por ser uno de los líderes más influyentes del siglo XX: multifacético, revolucionario y querido por muchos, pasó su pontificado de casi 27 años -el tercero más largo de la historia de la Iglesia católica-, tratando de contribuir a la caída del comunismo, animando el diálogo social y, entre otras cosas, luchando contra la expansión del marxismo, de acuerdo con el canal de televisión alemán ‘DW’.

Aunque el expontífice, quien murió el 2 de abril de 2005 tras llevar una vida de servicio a la iglesia, es mundialmente recordado por los más de 100 viajes apostólicos que realizó, las misiones religiosas en las que se embarcó y las causas sociales por las que luchó, muy pocos conocen su fugaz faceta de escritor anónimo.

De acuerdo con la página oficial de la Santa Sede, como Papa, Juan Pablo II lleva a sus espaldas 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas y 45 cartas apostólicas. A lista se suman cinco libros: ‘Cruzando el umbral de la esperanza’ (octubre de 1994); ‘Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi sacerdocio’ (noviembre de 1996); ‘Tríptico romano, meditaciones en forma de poesía’ (marzo de 2003); ‘¡Levantaos! ¡vamos!’ (mayo de 2004) y ‘Memoria e identidad’ (febrero de 2005).

Juan Pablo II fue canonizado en 2014, durante el pontificado del papa Francisco.

Foto:

Página oficial de la Santa Sede

(Lea también: El Papa Francisco, Juan Pablo II y Pablo VI, los que han visitado Colombia). 

Si bien estas son las publicaciones más conocidas de la máxima autoridad de la Iglesia católica durante su pontificado, que empezó en 1978 y terminó en 2005 con su fallecimiento, no son las únicas: cuando ni siquiera había sido nombrado arzobispo, el líder religioso publicó una serie de poemas en la revista ‘Zank’. Lo verdaderamente sorprendente es que lo hizo bajo un pseudónimo.

La revolución, el arte y la guerra, presentes en la vida de Juan Pablo II

Mucho antes de convertirse en un revolucionario -y para algunos reaccionario- pontífice romano, Karol Józef Wojtyla (nombre de pila de Juan Pablo II) tuvo que afrontar muchos obstáculos. Nacido en Polonia el 18 de mayo de 1920, en el seno de una familia modesta, entró a la escuela y pronto se inscribió en la Universidad Jagellónica de Cracovia.

Su paso por la universidad se vio ensombrecido por la ocupación del ejército Nazi en 1939. De joven estudiante pasó a trabajar en la fábrica química Solvay para poder subsistir y evitar la deportación a Alemania. Unos cuantos años después, en 1942, se sintió llamado por el sacerdocio.

(Siga leyendo: Presentan en Roma un libro sobre el legado de Juan Pablo II). 

Sin pensárselo dos veces, Wojtyla comenzó a asistir a los cursos de formación del seminario mayor clandestino de Cracovia, dirigido por el arzobispo Adam Stefan Sapieha; pero su pasión por el teatro también era muy fuerte, así que se convirtió en uno de los más representativos promotores del Teatro Rapsódico, una compañía prohibida cuyas producciones ayudaron a mantener viva la memoria nacional que los nazis estaban decididos a borrar.

Cuando Juan Pablo II era tan solo un adolescente, estalló la Segunda Guerra Mundial.

De los miles de polacos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial, Juan Pablo II logró sobrevivir, no sin antes vivir en carne propia los horrores de la violencia, la discriminación y estigmatización. “Yo sobreviví a la Segunda Guerra Mundial y por ello debo decir nunca más a la guerra”, proclamó el Papa justo antes de iniciarse la guerra en Irak, según el medio ‘El Mundo’.

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, el futuro Papa vio la oportunidad de continuar formándose profesionalmente. No solo siguió con sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, sino que también hizo parte de la facultad de Teología de la Universidad Jagellónica hasta su ordenación sacerdotal el 1. ° de noviembre de 1946.

(De interés: Juan Pablo II, un siglo de su nacimiento). 

Entre 1948 y 1953, la vida de Wojtyla transcurrió entre crecientes obligaciones pastorales: primero fue coadjutor -eclesiástico destinado a ayudar a un párroco en el servicio religioso- en la parroquia de Niegowić, a las afueras de Cracovia, y luego hizo lo mismo en la de San Florián, dentro de la ciudad. Después de 1953, fue profesor de Teología Moral y Ética en el seminario mayor de Cracovia y en la Facultad de Teología de Lublín, Polonia, de acuerdo con la página oficial de la Santa Sede.

El año de 1958 fue muy particular para Karol, pues, además de ser nombrado por el Papa Pío XII como obispo auxiliar de Cracovia y titular de Ombi, debutó en la poesía de la mano de la revista ‘Zank’, quien le dio la oportunidad de publicar una serie de seis escritos bajo el seudónimo de Andrea Jawien, según explica el diario ‘ABC’.

La faceta desconocida de Juan Pablo, ‘el grande’

No había pasado mucho tiempo desde el 16 de octubre de 1978, fecha en la que Juan Pablo II se convirtió en el soberano de la Ciudad del Vaticano y en el primer Papa polaco de la historia, cuando la revista española ‘Blanco y Negro’ sorprendió con una exclusiva nacional. Se trataba de ‘El álbum secreto del Papa Wojtyla’.

(Puede leer: El colombiano que se coló en el papamóvil de Juan Pablo II). 

La noticia tomó por sorpresa a muchos, pues, además de seis escritos tan estremecedores como reveladores, el especial incluía unas fotos en las que le veía al pontífice como nunca antes: remando en canoa, afeitándose en pleno campo y rezando el breviario con su traje de esquí.

De acuerdo con el portal italiano ‘BombaCarta’, especializado en la reflexión sobre la expresión artística y creativa, Karol entretejió los versos de sus escritos casi en silencio, cada vez más absorto en sus crecientes responsabilidades pastorales y los publicó, además, a regañadientes.

“El paisaje de su producción incluye baladas épicas, intuiciones líricas, prosa poética; cantos apasionados a la patria polaca, meditaciones religiosas absortas, relámpagos y miradas agudas sobre la creación, el trabajo, el alma humana”, detalla Antonio Spadaro, filósofo y periodista romano, para el portal citado anteriormente.

(Además: Los días blancos del santo Juan Pablo II en Colombia). 

Aunque los versos están traducidos, en ellos reluce su rechazo ante la guerra, su amor al teatro, su anhelo de amor y paz en el mundo y, por supuesto, su entrega a Dios; además de otras reflexiones personales cargadas de sentimientos y vivencias, al parecer, propias.

En 1978, Juan Pablo II se convirtió en el primer papa polaco de la historia.

El interés de Wojtyła por la poesía se remonta a su temprana juventud. En 1934, a la edad de 14 años, ganó el segundo premio en el concurso de lectura de un poema filosófico de Cyprian Norwid, uno de sus autores polacos más queridos. Así lo explica ‘BombaCarta’.

Algunos de los poemas bajo seudónimo del Papa Juan Pablo II

Estos escritos fueron traducidos por José Luis Martín Descalzo y compartidos por el medio español ‘ABC’.

(Le puede interesar: El último viacrucis de Juan Pablo II: Una historia para recordarlo). 

El obrero de la fábrica de armas

Yo no influyo en el destino del mundo. Yo no declaro guerras.
Pero no sé si estoy contigo o contra ti.
No peco.
Pero esta es mi angustia: que ni peco ni influyo,
que fabrico diminutos tornillos y preparo fragmentos de destrucción,
y no abarco el conjunto ni domino el destino del hombre.
Otras totalidades crearía, por mí, otro destino (¿mas cómo?, ¿sin engarces?)
del que yo y los otros seríamos la causa sacrosanta,
que nadie podría cancelar con un gesto
o negar con palabras.
Sé que no es bueno el mundo que fabrico.
Sé que no soy autor de un mundo malo.
Pero, ¿eso basta?
El obrero de la fábrica de automóviles
Salen de mis manos elegantes modelos. Ya rugen por lejanas carreteras.
Mas yo no corro en ellos sobre el asfalto de calles ignoradas,
no yo -sino su dueño- maneja las palancas.
Desde ahora tienen la palabra los vehículos. A mí me han quitado la voz.
Tengo mi ánimo abierto. Quisiera comprender.
¿Y contra quién combato? ¿Por qué vivo?
He aquí pensamientos más fuertes que palabras.
Y no existe respuesta. No debes proponer estas cuestiones en voz alta.
Limítate, como siempre, a presentarte en la fábrica a las seis de la mañana.
¿Quién te ha dicho que en la balanza del mundo vence el hombre?

Ciegos

Golpeando la tierra con los blancos bastones
creamos un distanciamiento indispensable.
Cuesta fatiga cada paso.
En las vacías pupilas sigue muriendo el mundo,
un mundo que ya no se parece a sí mismo:
un mundo compuesto no ya de colores, sino de rumores
(contornos, líneas hechas de susurros).
Piensa con cuánta dificultad se madura y se cambia
y solo una pequeña parte resta idéntica y hay que apostar por esta.
Oh, qué a gusto cogería cada uno de nosotros todo el peso
de un hombre que en su blanco bastón resume el mundo.
¿Lograrás enseñarnos que existen otros males además de los nuestros?
¿Sabrás convencernos de que en la ceguera puede estar la felicidad?

Los niños

Juan Pablo II fue uno de los principales símbolos del anticomunismo.

El amor les madura de improviso y de improviso adultos
cogidos de la mano vagan entre la gente
(cazados como pájaros los corazones, confundidos en el crepúsculo los rostros).
Sé que en sus corazones pulsa el latido de toda la humanidad.
Cogidos de la mano se sientan silenciosos en la orilla.
El tronco de árbol y la tierra iluminada por la luna: arde un triángulo incompleto.
Aún no se han levantado las nieblas. Los corazones infantiles se alzan sobre el río.
¿Seguirá todo así –me pregunto– cuando ellos se vayan?
O, tal vez al contrario, el cáliz de la luz derramada en las plantas
descubra en cada una otro color inédito.
¿Conseguiréis no corromper lo que en vosotros nace?
¿Distinguiréis siempre el bien y el mal?

Actor

¡Tanta gente ha crecido en torno a mí, a través de mí y en mí!
Me he convertido en el cauce de un río por el que corre una inundación
llamada ‘hombre’
Mas también yo soy hombre
y, ¿no me habrá también a mí desviado esa inundación de multitud?
Si en cada hombre me he realizado a medias (permaneciendo siempre demasiado mío),
¿puede aquel yo que de mí sobrevive contemplarse sin alarma?

La muchacha que perdió su amor

A veces el sufrimiento del corazón se mide con el mercurio de un termómetro
lo mismo que el calor del aire o de los cuerpos
y, sin embargo, hay que descubrir su distinta grandeza.
Pero tú eres excesivamente el sostén de tus cosas.
Si, al menos, descubrieras que tú no las sostienes
y que el que las sustenta
tampoco encuentra amor…
Si llegaras a entender
para qué sirve el corazón humano…
La temperatura del universo es el corazón humano, el mercurio

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VALERIA CASTRO VALENCIA
Redacción TENDENCIAS

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2023-02-05 01:00:00
En la sección: EL TIEMPO.COM – Cultura

Publicado en Cultura