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Karol G, una latina haciendo estadios por Estados Unidos – Música y Libros – Cultura

Karol G, gira Mañana será bonito.

Karol G empezó a dar pasos gigantes -recordó ella pocas horas antes de su concierto final de la gira por Estados Unidos, en Boston- cuando descubrió que no tenía que aceptar consejos u opiniones que la llevaran a parecerse a alguien más. Cuando entendió que era su esencia la que tenía que salir en el escenario. Y entonces, todos quisieron ser Karol G.

Así se comprobó una vez más en esa noche final del tour Mañana será bonito, que rodó por escenarios de Estados Unidos durante dos meses. Y vaya qué escenarios. Muchos artistas musicales en su periplo por un país tan grande hacen teatros y auditorios, otros hacen “arenas”, Karol G hizo estadios. ¡15 estadios!

Karol G, en su gira Mañana será bonito.

Entre las artistas latinas es un tour de unas dimensiones que solo ha hecho ella. Tenía claro, dijo en el encuentro previo que ninguna otra latina había hecho una gira de conciertos como esa. Selena Quintanilla, fallecida en 1995, lo había intentado, pero apenas comenzó sin terminarlo -recordó la misma Karol G- después de confesar que muchas veces se ha preguntado ¿Por qué ninguna otra volvió a intentarlo en tantos años?

Pero también era consciente que en simultáneo otras dos grandes estrellas femeninas, Beyoncé y Taylor Swift, serían las únicas que estarían por ahí, haciendo estadios. Y había que ofrecer algo de la misma talla o mejor en materia de espectáculo.

Karol G, colombiana, aceptó el reto. Y lo cumplió. Una noche antes de su concierto en Boston, el Gillette Stadium -con una capacidad para albergar a 70 mil espectadores- ya era suyo.

Y lo celebró con su equipo más cercano, en uno de los espacios que asignan a los artistas para que se preparen para el show, que ambientado con globos de colores y dibujitos alusivos a su álbum Mañana será bonito, lucía un gran letrero de “sold out”, lo que significa boletería agotada. Y llegaba a la cita con felicidad y nostalgia. La primera, porque había cumplido. La segunda: porque se acababa.

Y sí,  para el concierto, todos querían ser ella: Mujeres con mini falda rosa y sombrero -algún hombre también-, algunas con mechas de ese tono rosado que Karol G adoptó en estos tiempos, otras con camisetas que retomaban palabras como “Bebecita”, “Bichota”, que ya parecen marca registrada suya.

Y en su llegada al escenario hicieron un trancón en las vías de acceso al estadio, con tráfico inmóvil, antes de la hora de partida (acercándose a las 9 p.m.).

Y se dio el grito inicial, ese que ocurre cuando suenan las primeras notas que anteceden a un artista largamente esperado. La Bichota salió a escena en medio de un escenario azul.

Antes, en video se proyectó la historia de una sirena llamada Carolina, narrada en inglés por la voz de Morgan Freeman -sí, el veterano actor prestó su voz para leer el cuento no de hadas sino de sirenas de la colombiana y ambientaría en varias ocasiones el cambio de tiempos, o mejor dicho: cada tanda del show-.

Karol G soltó de entrada TQG, su reciente éxito, el que grabó a dúo con Shakira. Realmente era un comienzo imponente en una puerta en escena tan cuidadosamente pensada que se notaba la factura de alto nivel del show. La tecnología estaba en las transformaciones del escenario (plataformas que subían y bajaban al son del show de baile) o elementos que llevaban el hilo del guión del show. Y se percibía también en detalles como la pulsera de luz que cada asistente recibió al entrar. Esta  lucecilla se sincronizaría con la puesta en escena. Se encendería o apagaría o cambiaría de color según la atmósfera que el espectáculo necesitara. 

Su vestuario era de ensueño y se notaba que la cantante cumplía en cada canción un verdadero sueño. Un día antes Karol G había dicho que había invitado a un grupo de periodistas de Colombia a ver el espectáculo afuera, porque sería muy distinto verlo dentro del país, entre colombianos, y otra, ver a un público distinto conectándose con su música.

Y tenía razón. No solo por el lujo de estadio, sino porque estaba cantando en una ciudad estadounidense, diferente de la muy latina Miami, y se dio el lujo de hablarles en español y de hacerlos aplaudir, y saltar y conmoverse con sus canciones y sus invitaciones a no llorar nunca más por quien no se lo merece, a dedicar alguna letra de amor que podía servirle no solo al novio, sino a los padres, a los hermanos o a los amigos.

El repertorio pasó por éxitos como Mi cama, uno de sus hits tempranos, Gatúbela –ya en un momento de canciones más bailables y sensuales-, Mientras me curo el cora, Mañana será bonito y otra de las primeras: A ella.

“No puedo creer que se va a acabar el tour esta noche, aquí con todos ustedes. En algún momento estaba como ustedes, viendo el concierto de otra persona y me dije: Mañana me voy a poner a trabajar, y voy con toda”, aludiendo al sueño cumplido de llegar a este punto de su carrera.

Hubo varios cambios de atmósfera a medida que iba integrando las canciones con la historia contada en animación con la voz de Freeman. Y unos momentos visuales especiales como su aparición cantando sobre un gran tiburón. Siempre había una sorpresa, un baile, una llamarada, un sombrero vueltiao o un comentario suyo que cautivaba, invitando al público de Boston, el de la despedida, a gritar más fuerte que en otros lugares.

Empezó con baile fuerte, siguió una tanda más suave y volvió a ponerle picante al final. La cantante fue aplaudida por un público, en su mayoría latino -colombianos, muchos, pero también puertorriqueños, dominicanos y de otras partes-. Y coreaban su música con admiración. En la etapa final hizo un brindis con el público y fue terminado con Gucci los paños, 200 copas y Amargura, entre las últimas. “Crean en ustedes -dijo la cantante entre las canciones finales-, nos vemos en el camino. Y portense mal”

LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN DE CULTURA
​BOSTON (Por invitación de Karol G)

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2023-09-29 02:18:35
En la sección: EL TIEMPO.COM – Cultura

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