Lágrimas «gordas», derrama Colombia por la muerte de su escultor Fernando Botero

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-Poco antes del amanecer de hoy 15 de septiembre, se conoció la muerte del reconocido escultor y pintor colombiano, Fernando Botero, a los 91 años.

Colombia llora con lágrimas “gordas”el fallecimiento del nonagenario pintor, escultor y dibujante. Fernando Botero, el artista colombiano más universal. Murió en su casa en el principado de Mónaco, según ha confirmado el periodista Julio Sánchez Cristo en W Radio.

El artista había logrado fama mundial tras pintar sus famosos gordos. Él explicaba que trabajaba con el volumen. Perfil de una vida extraordinaria.
Su muerte estremece al país, especialmente al mundo de la cultura.

Con 91 años, se había convertido en el ícono colombiano más importante en el mundo del arte.
Hace veinte años, la revista Art Review se puso a la tarea de hacer una lista con los diez artistas vivos más cotizados del mundo y Fernando Botero quedó de quinto.

Nació en Medellín, rompió todos los récords del arte, como las 300.000 personas en el Palacio de Bellas Artes en México o 155.000 en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Su obra es inmortal. Fue quien puso el arte colombiano en los escenarios internacionales más importantes del mundo.
De hecho, sus esculturas se imponen en importantes lugares, como en Estados Unidos y Francia.

Hasta la semana pasada hizo bocetos

Botero es el artista colombiano más grande de todos los tiempos. Sus pinturas, esculturas y dibujos tienen un valor histórico para el país y el mundo, el cual lo reconoció llenando sus exposiciones y admirando sus obras en diferentes capitales.

Según adelantó Julio Sánchez Cristo, hasta la semana pasada seguía pintando en su estudio, en Montecarlos, donde residía desde hace un tiempo. De hecho, su hija Lina Botero confirmó que padecía una pulmonía que le ocasionó la muerte.

El deceso de su esposa lo afectó muchísimo, según contó su hija Lina. Los problemas de salud se acentuaron: padecía Parkinson desde hace algunos años y en las últimas semanas desarrolló una pulmonía.

“Afortunadamente, no era un Parkinson que temblaba, con lo cual él tuvo la suerte infinita de trabajar hasta el último día de su vida, hasta el último día estaba haciendo bocetos”, dijo.

Con información El Tiempo