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Luis Carlos Reyes, ¿Mr. Taxes, el tiktoker del Gobierno, quiere ser presidente?

Luis Carlos Reyes, ¿Mr. Taxes, el tiktoker del Gobierno, quiere ser presidente?

Luis Carlos Reyes fue designado hace casi dos años por el presidente Gustavo Petro como director de la Dian, la entidad encargada de las aduanas y los impuestos en Colombia. Es historiador, máster y doctor en Economía. Desde hace meses su nombre resuena en el país por su presencia en redes con un sarcástico sentido del humor y una absoluta claridad en temas complejos. Fama, popularidad, política… ¿es posible que haya nacido un nuevo jugador en las urnas?

El primer video que Luis Carlos Reyes, el director de la Dian, publicó en su cuenta de TikTok fue el 17 de julio del 2022, seis días después de haber sido designado de forma oficial por el presidente Gustavo Petro a través de redes sociales como la nueva cabeza de la entidad. El video era el fragmento de una entrevista que le hizo Yamid Amat en el que aclaraba que solo el uno por ciento de la población colombiana gana más de 10 millones de pesos al mes. Esa primera publicación obtuvo 900 ‘me gusta’ y 44 comentarios. Tuvo un éxito moderado.

El 4 de noviembre de ese año publicó su segundo video: un abecé sobre tres cambios claves de la reforma tributaria. El alcance fue algo menor y tuvo unos 630 ‘me gusta’. Nueve meses después, el 7 de agosto del 2023, lanzó su tercer video, grabado en la cocina de su casa. Se trataba de un tutorial para preparar leche kefirada. El director de la Dian, en lugar de estar de traje y corbata, como todo un hombre del Gobierno, tenía una bata de pijama de cuadros verdes. El video fue un éxito total. Reyes explotó en las redes. Se volvió viral al cabo de las horas y fue reproducido 499.000 veces. Hasta hoy acumula más de 22.000 ‘me gusta’. 

Luis Carlos Reyes y su famosa guacharaca.

Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS

Con esa publicación se posicionó como una nueva –y particular– celebridad de TikTok y su fama se extendió por otras plataformas y redes sociales. Entre los más de mil comentarios que le dejaron había personas que se reían y lo apoyaban, mientras que otras intentaron criticarlo o hacerle comentarios sarcásticos, ¿más de la Dian? Durante un mes publicó siete videos más explicando temas sobre el recaudo nacional que no despegaron. Y vino el clic. El 5 de septiembre del 2023 un usuario dejó una pregunta en un comentario en la publicación inicial del tutorial del kéfir: “Señor, director, ¿me puede decir cómo puedo declararme a mi amiga?”. Reyes tomó su celular en su oficina y respondió con otro video en menos de 30 segundos: “Es el mismo principio que con la Dian; lo mejor para todos es que sea sincero la primera vez”. Esa respuesta fue reproducida 1,1 millón de veces y con más de 81.900 comentarios.

El tono sarcástico, la mirada hacia abajo y la respuesta concreta lograron un impacto total. Muchos usuarios descargaron el video y lo compartieron. Desde ese momento, su actividad en la red social aumentó. Durante los últimos seis meses intercaló explicaciones sobre la declaración de renta y facturación electrónica con respuestas a preguntas que intentan mezclar términos tributarios con problemas de la vida cotidiana, varios en tono de mofa. 

Su presencia cautivó a miles de jóvenes y nuevos ‘influenciadores’ y quedó bautizado, en el mundo real y digital, como ‘Mister Taxes’ (Señor de los Impuestos, en inglés). Algunos dicen que lo quieren y aman, aún sin conocerlo, y otros hasta lo han catalogado como el “mejor funcionario del Gobierno”, todo por su simpatía en TikTok.

La imagen que proyecta se contrapone a aquel personaje que los Beatles describieron en 1966 con Taxman: un hombre impositivo, que solo busca que los demás paguen, egocéntrico, arrogante y furioso. Luis Carlos Reyes es lo contrario. Tiene 39 años y nació en Bogotá. El eje de su vida ha estado marcado por la academia y el servicio. Cuando era un adolescente se mudó con sus papás y dos hermanas a México, donde cursó su bachillerato. Después, se trasladaron a Miami y se graduó como economista e historiador de la Universidad Internacional de la Florida, con distinción cum laude. Al terminar sus estudios entró a la Universidad de Míchigan para convertirse en máster y doctor en Economía. En Estados Unidos fue profesor en la Universidad Estatal de Green Valley y trabajó en la Comisión Federal de Comunicaciones en los Estados Unidos, su primer cargo como servidor público.

Pero su afán por aplicar en Colombia lo que sabía lo hizo regresar al país. Trabajó como investigador y miembro de un comité asesor para el Icfes, y después se convirtió en cofundador y primer director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, la misma institución donde es profesor asociado. Desde ese cargo le puso la lupa al dinero manejado durante el gobierno de Iván Duque para la emergencia sanitaria.

Reyes posa con su chaqueta de la Dian.

Reyes posa con su chaqueta de la Dian.

Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS

En julio del 2022 fue designado como director de la Dian y ahora trabaja en el sexto piso del Ministerio de Hacienda, detrás de la Casa de Nariño. Tiene un despacho con una biblioteca con libros en español e inglés, que van desde estatutos tributarios, fundamentos de matemática económica y econometría, hasta La Biblia del Oso, una traducción de la Biblia de 1569, que se caracteriza por una portada con un oso que trata de escalar un árbol para agarrar entre sus garras un panal de miel. Tiene varias fotografías con su esposa y guarda el recuerdo de la celebración del primer año de vida de cada uno de sus dos hijos, además de muñecos pequeños de Star Wars, una guacharaca a la que trata de sacarle un sonido bestial con la tutoría de videos en YouTube, y un pequeño estante de madera con 15 medallas que le han entregado en Estados Unidos y Colombia. Y ese es lugar donde ha grabado la mayoría de sus videos virales. 

¿De dónde heredó su sentido del humor?

Debe venir de mi papá. Él tiene apuntes similares.

Él me dijo que de su abuelo materno…

Es verdad. Mi abuelo materno era interesante. Un abogado. En los años 60 fue el equivalente al fiscal general de la Nación. Era alguien muy culto, de Tunja, ingresó al Seminario para ser cura, pero no era lo suyo. Era una persona que estudió latín y griego, y leía en francés. Tenía una biblioteca enorme en la que me gustaba meterme a ver qué encontraba. Tuvo 14 nietos, pero no era el abuelito de Heidi que lo sentaba a uno a hablarle. Era muy perceptivo y sabía de nuestros temores.

¿Por qué era tan estrecho ese vínculo?

Yo lo admiraba mucho. Hace unos años, mi tía, su hija mayor, decidió ver unas cosas que todavía tenía guardadas de él, entre ellas su billetera. Y había fotos de tres personas. Una era la mía. Menos mal que la admiración era mutua.

¿Era un abuelo muy estricto?

Pues le digo que mi papá me contó una sola vez lo que había hecho mi abuelo cuando alguien intentó robar algo y ya con eso hizo la tarea para que ninguno lo hiciera en la casa.

Dicen que usted es una biblioteca andante y que leía desde Gabo hasta Asimov cuando era apenas un niño, ¿se acuerda de su primer libro?

Me acuerdo que leía varios cuentos. El primer libro fue Corazón, de Edmundo de Amicis. Con el tiempo, leí artículos en español e inglés. Y también empecé a escribir para desahogarme, un hábito que aún tengo.

Entre los artículos estaban los de Daniel Samper Pizano, ¿por qué?

Me gustaba muchísimo leer el ‘Postre de Notas’ de Daniel Samper Pizano. Él tiene un libro que leí antes de los 14 años varias veces porque me parecía muy chistoso: Lecciones de histeria de Colombia. Me gustaba ese tipo de humor. Esa fue la primera historia de Colombia que me leí. Espero que haya sido una buena referencia.

Cuando tenía 15 años, usted y su familia se mudaron a México, ¿cómo vivió su adolescencia?

Debo decir que en mi vida no he tenido épocas tristes largas. Y esos tres años, desde el 99, fueron de los más felices de mi vida. Mis amigos del colegio son excelentes personas. Una cosa que me llamó la atención es lo mucho que tenemos en común como latinoamericanos. Tenía un grupo de amigos intelectualmente curiosos con el que leíamos cosas como Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, o cosas de la historia del siglo XX o de la Revolución rusa. Vivir en México fue una oportunidad para crecer intelectualmente y entender nuestra identidad como región.

¿Cómo le fue con la comida?

Cuando llegamos a México, como todo colombiano, le teníamos miedo al picante, pero nos fuimos acostumbrando. Después me volví tolerante al picante, al punto que cuando volví a Colombia e iba a un restaurante mexicano siempre preguntaba si había más picante del que tenían. 

Usted se quedó un año más en México sin su familia, ¿cierto?

Tenía 17 años y solo me faltaban seis meses para graduarme de la ‘prepa’. Y tenía un grupo de amigos bueno. A mi papá lo trasladaron para Miami y teníamos que irnos. Pero cualquier joven al que le plantean abrirse de su grupo en el momento más chévere no quiere hacerlo. Mis papás entendieron esa coyuntura y me quedé.

Aún era menor de edad, ¿fue difícil?

Vivir sin mis papás en un país diferente me dio mucha autonomía. Todavía no era mayor de edad. Ellos me dejaron un presupuesto para que comprara comida y cocinara. Pero ahora que lo pienso en retrospectiva, los papás de mis compañeros me ayudaban mucho, me daban comida y me alimentaban. Entonces, a mí me quedaba presupuesto para hacer más cosas, como llevar a mi novia del momento a algún restaurante. Era un espectáculo rarísimo: dos jóvenes de 17 años en restaurantes de adultos.

¿Es verdad que siempre le fue bien con las relaciones?

Yo creo que sí. Aunque la verdad estoy muy contento de haber conocido a mi esposa. Ella marcó lo que me hacía falta en otras relaciones que había tenido.

Reyes estudió en México y Estados Unidos.

Reyes estudió en México y Estados Unidos.

Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS

¿Qué le hacía falta?

Tranquilidad y confianza. A mí me han preguntado si me hace falta ese sube y baja, la adrenalina de las relaciones. No me hace falta en absoluto.

Por eso fue que se casaron en medio de la pandemia, ¿así de apocalíptico veía todo?

Sí, yo me estaba informando mucho. Por supuesto que esperaba que sobreviviéramos, pero también sabía que no se iba a acabar rápido. Nos dimos cuenta de que no estábamos dispuestos a estar separados aunque el mundo se fuera a acabar. La familia de mi esposa es de Villavicencio y ella se habría tenido que regresar. Yo le dije que no y le propuse que se quedara.

¿Siempre es tan políticamente correcto? ¿Dice groserías?

Mis papás nunca dijeron groserías enfrente de mí. De adulto, recuerdo que alguna vez iba manejando y se me abrió el baúl del carro. Yo tenía mucha piedra y dije: “¡Hijuemíchica!”. Y después pensé: “Esto es una grosería muy simple, no puede ser”. Y me avergoncé tanto. He tenido una relación muy racional con las groserías: cuando viví en México, una vez peleé con alguien y le solté todo el repertorio de groserías colombianas que sabía, pero nadie me entendió. Me tocó aprender las mexicanas.

Usted dice algunas palabras mexicanas, pero su acento es muy bogotano…

Cuando me fui a Miami en el 2003, el acento colombiano se me había perdido un poco y el mexicano no me había calado del todo, entonces sonaba ecuatoriano. Me esforcé mucho en tener amigos colombianos para no perder la pureza del habla.

¿Cuál fue el punto de inflexión que lo llevó a seguir estudiando en Estados Unidos?

Aunque suene a cosa de político, yo siempre he querido trabajar por Colombia, incluso desde que me fui a los 15 años, cuando hubo la crisis económica en el 99. Cuando entré a hacer el pregrado a los 18 años, me di cuenta de algo que incluso se ha discutido en estos días y es que, quienes han tenido incidencia sobre la política, los famosos tecnócratas, son quienes tienen cierto curso de formación, que incluye el doctorado en Economía, entonces desde el pregrado tomé las clases para ese objetivo. 

Y así llegó a Míchigan…

Escogí Míchigan por un tema meramente académico. Solo pensaba en dónde tener la formación para pensar sobre temas de desarrollo económico que en algún momento me permitieran hacer una contribución a que Colombia sea un país menos desigual, más próspero y más en paz. Me aceptaron. No conocía el lugar. Tomé un taxi y llegué a la habitación de la universidad y arranqué. Fue mi segunda experiencia viviendo solo, ya como adulto. Miami es Latinoamérica y Míchigan es muy Estados Unidos. Fue un tiempo para entender esa cultura y cómo funciona políticamente el país.

¿Alguna anécdota siendo profesor allá?

Mientras hacía el doctorado, fui profesor. La primera vez que dicté clase fue de historia económica latinoamericana, y hubo una ocasión en la que todos mis estudiantes se excusaron por no ir a una clase porque Barack Obama iba a la universidad a hacer campaña en su primera elección presidencial. Por supuesto que les dije que no había problema. Tuve la oportunidad de ver un momento histórico de transición política. Para mí significó poder contrastar lo que pasaba en Colombia. Siempre tener un punto de comparación es maravilloso.

Las caras de Reyes son famosas en su familia.

Las caras de Reyes son famosas en su familia.

Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS

¿Vio a Obama alguna vez?

Lo vi de lejos cuando trabajé en el gobierno de Estados Unidos mientras era uno de cientos de miles de burócratas.

Eso de trabajar en el servicio público de Estados Unidos no a cualquiera le pasa y menos a un colombiano…

Fue interesante. Tanto en mi tiempo en el doctorado, como en el gobierno de allá, me di cuenta de que en todas partes la gente piensa que en otro país ajeno al suyo suceden cosas mejores. ¡Pura pendejada! Nosotros no tenemos inherentemente nada que nos condene a 500 años de soledad. El reto es lograr cambiar el desequilibrio social y esa situación de desconfianza. La mayoría queremos una sociedad que funcione. Estas reflexiones me surgieron al darme cuenta de que la burocracia en Estados Unidos tiene problemas muy parecidos a los que puede tener la burocracia colombiana. 

¿Trámites y papeleos interminables?

Hay una cosa que me da risa: el mayor papeleo que me tocó hacer como burócrata en Estados Unidos fue cumplir con los requerimientos de algo que se llama Paperwork Reduction Act. Era la ley de reducción de papeleo, que paradójicamente fue la que más papeleo nos implicó en nuestros trámites internos. 

Después, volvió a Colombia como profesor y llegó al Icfes, ¿en qué se enfocó?

La mayoría del tiempo en Colombia fui profesor de la Universidad Javeriana. Pero también fui miembro de un comité asesor de investigación, que se reunía una vez al mes con el Icfes. Básicamente, participé en el proceso de asignación de fondos para investigación sobre educación.

¿Qué lo motivó a tomar la cabeza del Observatorio Fiscal de la Javeriana? Fue la primera vez en la que se mostró a nivel nacional…

El Observatorio Fiscal surgió porque me di cuenta de que la información que tenían los colombianos acerca de cuánto se pagaba en cada impuesto y en qué se gastaban esos recursos era de mucha menos calidad que la que uno puede tener en Estados Unidos. Y se me volvió una obsesión saber cuál era el secreto. Entonces formamos un grupo con varios colegas para poner las finanzas públicas al alcance de todos, y es una filosofía que he traído a la Dian. Hice varios videos para YouTube. La gente tiene derecho a saber qué se está haciendo con su plata y que como contribuyente se le trate con el respeto de quien está financiando al Estado colombiano. 

La entrevista con Luis Carlos Reyes está en la nueva edición de Bocas, que trae como portada a Shakira.

Foto:Fernando Gómez

¿En qué momento conoció al presidente Petro?

Fue en el 2021. El presidente Petro, que era candidato para ese momento, estaba buscando asesorarse para su programa de gobierno. Nos reunió a varios economistas con perfiles similares al mío. Él quería saber cuál era el panorama del sistema tributario y de la posible reforma tributaria.

¿Se acuerda de la Navidad de ese año?

Esa Navidad fue especial. Mis papás siempre habían manifestado su deseo de tener nietos y yo siempre he querido tener hijos. Entonces, metimos con mi esposa entre los regalos una cajita con la ecografía de mi segundo hijo, que en ese entonces parecía un camaroncito. Mi primer hijo había nacido en el 2020. Y se lo entregamos a ellos. Estaban mis dos hermanas también.

Me han dicho que usted es un hombre de fe, pero no católico, ¿cierto?

Un paréntesis largo acá: yo diría que cualquier católico se representa como cristiano. Un sacerdote católico se refiere a las personas como cristianos. En Colombia, popularmente, a la gente que proviene del movimiento evangélico protestante se dicen a sí mismos cristianos, y así se les conoce más. Yo soy en efecto protestante evangélico y, en ese sentido, cristiano. Mis padres también lo son y nos educaron de esa forma. Yo tomé la decisión de continuar viendo mi vida de esa forma.

¿Es verdad que usted se enteró de su designación como nos enteramos todos: a partir de un trino del presidente, que estaba en Italia?

Yo sabía antes, pero estaba esperando el anuncio formal. Lo que yo no sabía era que se iba a anunciar en ese momento. Incluso no fue decisión del presidente, sino que la noticia se difundió en un evento del Pacto Histórico en Medellín, el 11 de julio del 2022.

¿Le han ofrecido cosas absurdas siendo director de la Dian?

Le diría que mucha gente me habla porque tiene problemas con la declaración de renta. Yo hago todo lo posible para ayudarlos y orientarlos a dónde acudir.

¿De dónde surgió la idea de ‘Mr. Taxes’?

Fue algo muy orgánico. A mi esposa y a mí nos gusta tomarnos la leche kefirada. Y una vez mi jefe de gabinete nos pidió la receta. Me di cuenta de que era más fácil hacer un video y lo hicimos. Yo pensé: “Hay tantas personas en TikTok a las que les puede interesar esto, y ya los de Twitter son los mismos de siempre (risas), entonces podría subir eso a ver qué pasa”. Y a mucha gente le encantó.

Y después un usuario comentó y su respuesta se volvió viral…

Se me ocurrió responder de esa forma particular sobre la declaración. Uno siempre está buscando oportunidades de acercar el Estado a los ciudadanos. No hay ninguna razón por la que aprender cosas tenga que ser árido. El tema de los impuestos a veces se presenta de una forma soporífera, pero no hay razón para que sea así.

Su cara se ha vuelto famosa porque denota sarcasmo ante preguntas insulsas…

El sarcasmo de Reyes lo ha convertido en una figura pública.

El sarcasmo de Reyes lo ha convertido en una figura pública.

Foto:Pablo Salgado / Revista BOCAS

En mi casa son famosas mis caras desde antes de que existieran las redes. Hasta antes de casarme, yo juraba que era la persona más poker face –sin expresión–. Y a veces mi esposa me reclamaba que por qué la miraba de varias formas, pero no entendía. Al parecer mis expresiones son muy transparentes. Mi cara se da cuenta de lo que estoy sintiendo mucho antes que mi cabeza.

¿Algún video que no hayan publicado?

Ninguno.

¿Cuál es el meme que más ha disfrutado sobre usted?

El de Terminator.

¿Cómo les ha salido al paso a las críticas, como la vez en la que cerraron almacenes de cadena?

La mejor manera de responder a las críticas es actuar con decisiones que están justificadas y que después no haya margen de arrepentirse. Eso pasa cuando se hacen las cosas bien desde el principio.

¿En algún momento pensó en volverse viral?

Jamás.

Pero lo disparó el video del tiktoker Rubigol (Nicolás Rubiano)…

Cuando subimos el de la leche kefirada pensé que lo iban a amar o que lo iban a ignorar por completo. Pero ese de Rubigol no pensé que tuviera tanto alcance. Me gustó mucho el video de él porque es sumamente informado. Está haciendo su chiste, pero claramente como empresario ha pensado en temas tributarios.

¿Qué tanto duerme?

En mi estado silvestre, me acuesto a las 11 o 12 de la noche y me levanto a las 7 de la mañana. Lo que pasa es que a las 7 de la noche empiezo mi punto más productivo.

¿Le gusta este lado de la vida pública?

Sí. El servicio público es lo que siempre me ha inspirado a hacer las cosas que he hecho en mi carrera.

¿Lo vamos a ver en algunos meses en el edificio de al frente (Casa de Nariño)?

Pues hablando con el presidente, claro que sí. Tenemos reuniones periódicas.

Me refiero a que si se ve presidenciable, como han dicho en TikTok…

Yo insisto en que las ambiciones personales tienden a tener un papel importante, pero prefiero el concepto republicano clásico romano del deber. En este momento tengo una tarea muy grande que me ha encomendado el presidente que eligieron los colombianos y en eso estoy concentrado. Cada día traerá su propio afán.

Esta entrevista fue realizada por David Alejandro López Bermúdez, periodista de EL TIEMPO. 

En redes: @lopez03david. 

[email protected]

Fotos de Pablo Salgado.

Edición #137 marzo – abril 2024

REVISTA BOCAS

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2024-04-03 07:22:12
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura

Publicado en Cultura

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