Menú Cerrar

Miguel Peña enseña cómo el cerrar los ojos es arte profundo –

153875

Entonces subís hasta la sala alta del Centro de Bellas Artes Ateneo de Maracaibo y de pronto te topáis con esta lección integral de dibujo, como decir, ciencia y arte, oficio e ingenio, afecto y respeto, arte y alma gregaria, como si toda la ironía del mundo se autodibujara desde las manos de prodigiosas muñecas del artista Miguel Peña Alvarado, cuya exposición, Real Simbólico Imaginario, nos enseña a todos la importancia de cerrar los ojos para ver el mundo.

Estaba ese río de gente subiendo, el domingo pasado, 10 de julio, en hora de vermouth, la rampa que nos lleva hasta los espacios de la sala Manuel Belloso, donde lo primero que uno encuentra es ese texto de César Sassón, instándonos a comprender qué significa, en el campo del arte, aprender a cerrar los ojos para saber en qué consiste lo que las manos el ojo de Peña intentan compartir con vos. Con lo que tengáis vos muy de vos. Son 17 obras y estarán dispuestas para el público hasta el 13 de octubre próximo. La entrada es gratuita.

Abdías Luzardo hizo la museografía y el montaje de la exposición donde saludábamos, con infinito placer y emoción a gente que desde hacía años no veíamos y a quienes, se los juro, amaré hasta que me extinga. Quiero decir que hubo, el domingo, una formidable afluencia de un público que después bajaría con un rostro encantado, iluminado por la capciosa dulzura de esos trazos, dibujos prodigiosos, donde personajes muy muy hermosos cierran los ojos para abrirte el corazón.
Donde estos seres aparecen cargados de un delicado sentido del humor: unos labios conteniendo un grito enigmático, unos collares donde la fantasía trasunta una aparente ingenuidad. Más bien instigan un vastísimo silencio de seres cuyo clamor cósmico queda contenido en la admirable conclusión de las formas. Párpados, pómulos, rictus serenos, una calma contenida como en una estación pictórica inspirada en el arte de vipasana, digo, la meditación fluida que hace del silencio el origen de todas las músicas.

Y entonces uno va sintiendo, cuadro a cuadro, que hay una música de oídas, un asunto ancestral del arte como lo es el silencio, según John Cage intentó explicar, sospechamos que pensando en el advenimiento de una nueva generación de artistas que, como en el caso de Miguel Peña, requieren ser mirados con tal sentido de la contemplación absoluta.

Pienso, por ejemplo, en músicos presentes el domingo en esas salas, citemos ahora, a vuelo de pájaro ciego, a los Enrique Rincón, Mario Labarca o los chicos de Sopa, Seco y Jugo, mes decir, ese público con quien no resultaría extraño comprender del todo a Roberto Bolaño (el coño nos tiene encajados en la Parte de Archimboldi, en su novela 2666, de quien ahora mismo nos fluye el deseo de citar: “(…) La cuarta dimensión, decía, contiene a las tres dimensiones y les adjudica, de paso, su valor real, es decir anula la dictadura de las tres dimensiones, y anula, por lo tanto, el mundo tridimensional que conocemos y en el que vivimos. La cuarta dimensión, decía, es la riqueza absoluta de los sentidos y del Espíritu (con mayúscula), es el ojo (con mayúscula), es decir el Ojo, que se abre y anula los ojos que comparados con el Ojo son apenas unos pobres orificios de fango, fijos en la contemplación o en la ecuación nacimiento-aprendizaje-trabajo-muerte, mientras el Ojo se remonta por el río de la filosofía, por el río de la existencia, por el río (rápido) del destino. La cuarta dimensión, decía, sólo era expresable mediante la música…”. Y esa música va sonando, solita, mientras miras de nuevo el cuadro…

El maestro crítico de arte, Víctor Fuenmayor, sintió esa elevada gracia del dibujo que insurge desde el ánima revulsiva de Miguel y ya lo ubica entre las nuevas generaciones de maestros que han llegado para instalarse en el pensamiento y la reflexión de quienes se ocupan de dar seguimiento y registro a los logros de nuestros oficiantes artistas.

Está claro que Miguel lo lleva en la sangre, en su genética, pero allende ese mar amniótico inobjetable encontramos a un artista que entra a su etapa de madurez desde estas piezas magistrales, diecisiete cuadros que uno vuelve a cerrar los ojos y ellos siguen ahí dentro, en el rigor lúdico del corazón que juega consigo mismo, de ahí lo de la música, etcétera. En el video tendrán tiempo para leer lo que Sassón escribiera y hallarán claves mucho más lúcidas de lo que la emoción intenta reflejar, ojos expandidos hacia ese sagrado deber del ser uno mismo…

¡Salud!
Alexis Blanco
Foto y videos de Gustavo Baüer

Fuente de TenemosNoticias.com: noticialdia.com

Publicado el: 2023-09-11 15:14:45
En la sección: Cultura – Noticia al Dia

Publicado en Cultura