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‘No quiero tener que buscar dinero para otra película’

‘No quiero tener que buscar dinero para otra película’

La cámara del computador se enciende en Manhattan y aparece Woody Allen. Su rostro inconfundible no es el del joven ladrón de ‘Robó, huyó y lo pescaron’, la primera película que dirigió en 1969. Cincuenta y seis películas después, el pelo blanco, la dicción paciente y su mirada apagada delatan que tiene 88 años.

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Pero su genio sigue intacto. Con total lucidez, evoca su niñez y su juventud, antes del fulgurante despegue como humorista, antes de sus libros, obras de teatro y la música de jazz que impregna su presencia, aunque no suene una nota.

Si bien ha sido absuelto en todos los tribunales, los escándalos de su vida privada terminaron asfixiando los presupuestos de su cine: ya no es políticamente correcto financiar películas de Woody Allen. Por eso tuvo irse a Francia a filmar ‘Golpe de suerte’, la película que se acaba de estrenar en Colombia (traída por Cinema Paraíso) y que, por primera vez, no es hablada en inglés.

Pese a la maledicencia de quienes lo odian, cualquier medio internacional quisiera entrevistarlo y EL TIEMPO logró casi media hora a solas con él, en una videoconferencia tan luminosa como sus cuatro premios Óscar, tan inspiradora como sus clásicos (Manhattan, Annie Hall, Hannah y sus hermanas, Blue Jasmine, Medianoche en París y al menos otros diez títulos) y tan divertida como sus primeros guiones.

Hablemos de ‘Golpe de suerte’. ¿Fue diferente filmarla sabiendo que podría ser su última película?

No, fue lo mismo. Una película es una película, ya sea que la hagas de primera o de última, si la haces en París, Colombia o Nueva York: es lo mismo. Te apareces temprano en la mañana. Sales y tomas muchas malas decisiones de las que luego te arrepientes. Y luego tienes que armarla y hacer lo mejor que puedas en la sala de edición para intentar evitar que sea una catástrofe. A veces lo logras y a veces no. Pero el proceso es siempre el mismo, sin importar dónde o cuándo lo hagas.

En esta cinta trabajó otra vez con el fotógrafo Vittorio Storaro. ¿Qué es lo que más le gusta de trabajar con él?

Siempre trabajo con grandes fotógrafos. Vittorio es un gran artista con la cámara. Es un genio en iluminación, en el color. Tiene muchas ideas maravillosas que aporta a la película. Y yo he tenido mucha suerte, he trabajado con Carlo Di Palma, Gordon Willis, Vilmos Zsigmond… uno tras otro, grandes fotógrafos. Ha sido una experiencia fantástica para mí. Vittorio es uno de los mejores fotógrafos de la historia del cine.

¿Podremos ver una nueva película de Woody Allen en el futuro?

La más reciente película de Woody Allen fue traída al país por Cinema Paraíso, que la exhibe en su sala de la calle 69 con sexta, en Bogotá.

La más reciente película de Woody Allen fue traída al país por Cinema Paraíso, que la exhibe en su sala de la calle 69 con sexta, en Bogotá.

Foto:Archivo EL TIEMPO / Valery Hache, AFP

Eso no lo sé. La gente siempre me pregunta ¿cuál es el mayor problema al hacer películas? Y siempre les digo que el mayor problema es conseguir el dinero. Es muy difícil recaudar dinero para hacer películas porque son caras. Yo soy un cineasta de bajo nivel, las hago muy baratas. Pero siguen siendo caras. Y hay que pasar por un montón de galimatías para conseguir el dinero. Estoy un poco cansado de eso. Si alguien da un paso adelante y dice: “Te daremos el dinero”, entonces haría una película. Pero no quiero tener que salir a buscar dinero para financiarla. No quiero tener que ir a reuniones y almuerzos y hablar con la gente sin cesar. Tendría que ser algún Medici, alguien de las artes que saliera y dijera: “Nos gustan tus películas y nos gustaría ver otra”. Pero si no se da eso, no lo veo posible.

Quizás en Colombia haya algún Medici… 

Nunca se sabe de dónde vienen los patrocinadores. Quiero decir: vienen de todas partes, pero muy a menudo hay condiciones. Alguien dirá: “Puedes hacer una película, pero mi hijo tiene que estar en ella”. O “tiene que hacerse en Nairobi”, qué se yo. Así que siempre es una situación difícil, pero lo he estado haciendo durante muchos años y espero que alguien dé un paso adelante. Si no, tengo muchos otros proyectos que mantienen mi interés.

A propósito del título de su nueva película, ¿cuál ha sido el mayor golpe de suerte que ha tenido en su vida?

He tenido tanta suerte en mi vida que nunca podría decir que llegó de un golpe de suerte. He tenido casi como un manto de suerte. Ha sido continuo, desde que era un niño pequeño tuve suerte. Tuve buenos padres. He tenido buenas familias. Mi familia es muy buena, mi esposa, mis hijos. He tenido suerte con mi salud, gracias a Dios. Tuve suerte cuando entré en el negocio del cine. Había gente a mi alrededor que elegía escribir solo sobre lo que yo podía hacer bien. No dijeron nada sobre todas las cosas malas de mi trabajo. Solamente enfatizaron lo que hice bien. Así que he tenido una vida encantadora en ese sentido.

En algunas de sus películas hay referencias a Gabriel García Márquez, ¿cuándo descubrió su obra?

Con gente de mi edad y mi grupo de amigos le rendíamos culto. Todos lo amábamos mucho antes de que yo lo conociera personalmente. Me encantaba su trabajo, al igual que todos los de mi edad y mi generación. Y su libro (‘Cien años de soledad’) fue una pieza literaria icónica. Finalmente lo conocí, pasé tiempo con él y lo encontré, por supuesto, encantador, fascinante y verdaderamente genial, gran artista. 

¿Qué le dijo él sobre sus películas? 

No hablamos mucho de mis películas. Supuse que le gustaban mis películas por la forma en que hablábamos en general. Pero preferí hablar con él más de películas ajenas, de los grandes cineastas, Kurosawa, Bergman… No me gusta hablar de mis propias películas porque me incomoda.

En sus memorias, ‘A propósito de nada’ relató que de niño pasabas muchas horas en el Midwood Theatre, porque lo compró su abuelo. ¿Recuerda cuál fue la primera película que vio en su vida?

Recuerdo que mis padres me llevaron a ver ‘Blancanieves’, la película de Disney, cuando era muy pequeño.

Recuerdo que mis padres me llevaron a ver ‘Blancanieves’, la película de Disney, cuando era muy pequeño. Y vi la película patriótica de Irving Berlin (‘This is The Army’). Era una película del comienzo de la Guerra Mundial. Y luego, ya sabes, me gustaban las películas posteriores. Pero las primeras que recuerdo son esa y la película de Disney, las dos primeras películas que vi. 

¿Y se enamoró de inmediato del cine?

Sí, fue muy fácil. Fue muy seductor porque el mundo exterior era terrible. El mundo exterior era ruidoso, violento y aburrido. Y yo odiaba la escuela, no era divertida. Entonces, entrabas en esta realidad alternativa, en un lugar hermoso, todo estaba oscuro y el mundo real había desaparecido. Estabas en un lugar donde había dulces y palomitas de maíz y mujeres hermosas, hombres muy valientes, muy honorables. Hombres y mujeres muy divertidos. Los veías en estas historias, los conocías y regresabas un mes después y estaban en una historia diferente. Las mismas personas en una historia diferente. Y esto sucedía año tras año. Seguías viendo a las mismas personas en diferentes historias. Era como si existiera otra realidad en un cuarto oscuro. Y siempre tenías la opción, por muy poco dinero, de salir de la realidad desagradable a esta hermosa realidad. Por eso fue muy seductor. Así que abandoné la realidad real tan a menudo como pude y me mantuve alejado de ella tanto como pude.

¿Cómo transcurrió su adolescencia?

Me pasaba el rato en las salas de cine viendo películas todo el tiempo, apreciando ese mundo, involucrándome con esas personas. Estos eran más amigos míos o más allegados o las personas que más me interesaban de alguna forma. Me interesaban sus vidas y si se iban a casar, si atrapaban a los criminales o escapaban. Entonces fue una manera maravillosa de evitar el mundo real. Y cuando era niño, en cada cuadra de mi barrio había una sala de cine. Había un cine, caminabas dos cuadras y había otro. Así que había proyecciones constantemente y los estudios producían cien películas al año y en todas los apartamentos en los que vivía la gente eran hermosos y los clubes nocturnos eran grandes y la gente bailaba. Las batallas eran fascinantes y heroicas. Era un gran lugar para vivir en vez del mundo real.

Suena muy parecido a su película ‘La rosa púrpura del Cairo’…

Oh, sí. Ese era un personaje cercano a mí. El personaje que interpretó Mia Farrow era cercano a mí. Quiero decir, ella estaba haciendo exactamente lo mismo que yo, yendo al cine todos los días y simplemente esperando que alguien saliera de la pantalla, me levantara y me llevara con él, así nunca tendría que volver de nuevo a la escuela y al mundo real.

Woody Allen con su esposa, Soon Yi, y sus dos hijas, cuando recibió el premio Príncipe de Asturias en 2002.

Foto:AFP

La lista de músicos en sus bandas sonoras es impresionante: Gershwin, Benny Goodman, Billie Holliday, Glenn Miller… ¿Hubo algún músico o alguna pieza musical que hubiera querido usar en sus películas y no pudo?

No sabría decirte cuáles eran sus nombres, pero sí ha habido casos. Cuando estoy haciendo una película, la hago sin la música. Simplemente la armo y luego voy a mi colección de discos, a mis álbumes, y los pongo al lado de la imagen, pongo uno, pongo otro y otro. Algunos son muy buenos. Si no lo son, los saco e intento con otro. Y de vez en cuando pongo algo que suena perfecto. Pero luego el productor dice: “No podemos conseguir eso. No está disponible. No puedes tenerlo”. O dicen: “Cuesta mucho dinero usar ese disco. Es muy caro. Tienes que pagar a la persona que escribió la canción, a la orquesta que la grabó, al artista, a la compañía… y está en la pantalla durante 30 segundos o un minuto. No podemos gastar 50.000 dólares para hacer eso”.

Siempre ha dicho que quiso ser mago. ¿A cuál mago admiraba más cuando era niño?

Bueno, cuando tenía esa edad estaba muy cautivado por todo el mundo de la magia. Los conocía a todos y quería ser uno de ellos. Pasé mucho tiempo practicando y, en verdad, no era malo. Pero luego me di cuenta, cuando crecí un poco, de que no estaba dispuesto a dedicar mi vida a ello. Cuando veo a los magos de ahora son simplemente increíbles. Su destreza, su habilidad y le dedican tanto tiempo como dedican los grandes concertistas de piano. Es decir, practican con una baraja de cartas o pañuelos de seda durante ocho o diez horas al día. Yo no estaba dispuesto a hacer ese sacrificio.

Estamos hablando gracias a los computadores. Pero usted ha dicho que nunca tuvo un computador. ¿Sigue escribiendo a máquina o a mano?

Nunca he tenido un computador y no lo necesito

Ambos, sí. Cuando escribo un guion, siempre me reclino en la cama con una libreta amarilla y un bolígrafo. Y escribo. Luego, cuando he escrito algunas páginas, me acerco a mi máquina de escribir. Tengo la misma máquina de escribir que compré cuando tenía 16 años. Me costó 40 dólares en la década de 1950. Y es una máquina de escribir alemana, una Olympia portátil. Podría dejarla caer desde el Empire State Building y seguiría escribiendo. Es simplemente increíble. Nunca he tenido un computador y no lo necesito.

¿Y está escribiendo ahora mismo un nuevo guion o un libro? 

Sí, estoy trabajando en un libro y en un par de obras de teatro. Siempre estoy escribiendo. Aún no he terminado el guion y, como dije antes, si alguien se aparece con el dinero, tal vez haga la película. Pero siempre estoy escribiendo. Cuando no sucede nada imprevisto, estoy trabajando en una obra de teatro, un libro, un cuento o algo así porque lo disfruto. Pienso que nunca he trabajado un solo día de mi vida porque me gusta escribir. Es diversión para mí.

Hay una escena de ‘Recuerdos’ (‘Stardust Memories’) en la que usted describe un momento perfecto, feliz, simplemente mirando a Charlotte Rampling y escuchando a Louis Armstrong. ¿Qué momentos lo hacen feliz en la vida real?

Bueno, ahora ha cambiado, por supuesto. Tengo una familia. Entonces un momento muy feliz para mí sería cuando mi esposa, mis dos hijas y yo estamos alrededor de nuestra pequeña mesa del comedor y nadie está peleando. Eso es perfecto. Nadie está discutiendo. Es raro, pero ya sabes: es un gran momento.

¿Aún es fiel fanático de los deportes?

Gran aficionado a los deportes, sí. Yo diría que eso nunca me abandonó. Cuando era más joven era muy atlético y estaba muy interesado en los deportes. Y hasta el día de hoy veo béisbol, fútbol, boxeo, tenis, golf. Es decir, puedo ver a dos hombres con hachas cortando un tronco o tirando de un camión con una cuerda. Puedo ver cualquier cosa. Y me encanta. Anoche estuve viendo las pruebas para los Juegos Olímpicos en Estados Unidos. Y esta noche estaré viendo el partido de béisbol. No me canso de ver deportes. Y hay una época del año en la que hay baloncesto, béisbol y fútbol al mismo tiempo. Para mí es como un banquete.

¿Siente miedo a la muerte?

No, no. Cuando envejeces, tienes sentimientos encontrados al respecto. Sientes una especie de anhelo por ella cuando llegas a cierta edad. Es como cuando te toca hacerte la colonoscopia y te dejan inconsciente. Pierdes todas las cosas agradables, pero también pierdes todas las cosas desagradables. Y hay tantas cosas desagradables en el mundo que es un buen negocio para las víctimas.

La última pregunta es la que hacía James Lipton en su programa ‘Inside The Actors Studio’: si el cielo existe, ¿qué le gustaría escuchar decir a Dios cuando llegue a las puertas del cielo?

¡Gracias a Dios estás de vuelta! Hice lo mejor que pude.

Por JULIO CÉSAR GUZMÁN

Editor de la Mesa Audiovisual

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2024-06-27 01:00:00
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura

Publicado en Cultura

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