Que pase lo peor, la nueva novela de Antonio García Ángel, esconde un personaje que se podría convertir en un tema recurrente en las clases de literatura colombiana durante los próximos cien o doscientos años. Yeison Mestizo es tan desconcertante como Remedios la Bella y tan lleno de misterios y silencios como Maqroll el Gaviero, ¿quién demonios es Yeison?, ¿qué lo hace tan especial?
García me prohibió revelar una sola palabra del gran secreto de su novela, “te la tirás, oís, te la tirás, ¡no podés hacer ese spoiler, por fa!” Y la palabra spoiler no es gratis. Revelar el secreto de Yeison es contar que el 007 muere en la última escena de No Time To Die bajo una lluvia de misiles.
Que pase lo peor, de Antonio García Ángel Foto:Fernando Gómez Echeverri
“Creo que es mi novela más pop”, dice García. Y no solo es pop. Es una novela para devorar con un tarro extra grande de palomitas de maíz y una botella de dos litros de Coca-Cola. Que pase lo peor es tan entretenida como una película de Marvel y tan desbordada como la saga de Godzilla. Es una comedia romántica con Jennifer Aniston y Ben Stiller y los giros dramáticos de Ana Karenina, las sorpresas de El Aleph, de Borges, y los horrores de Lovecraft. Tiene diálogos de Cantinflas y la imaginación de José Saramago, políticos con el talante de Moreno de Caro y la inquietante oscuridad de Kafka.
Nelson Camargo, el personaje principal, es el protagonista y testigo de una serie de milagros cósmicos, entre los que se incluye el inmortal Yeison, en una Bogotá perfectamente cartografiada desde las calles de Chapinero hasta los barrios del sur vistos desde los buses articulados de TransMilenio. Camargo es un escritor fracasado y un profesor bueno para nada que se alimenta casi exclusivamente de latas de atún y, tras ser expulsado del Insetec, una respetada universidad de garaje, tiene un encuentro con un amigo que la cambiará la vida y lo obligará a oír viejas bandas de metal en sus bares de juventud, revisar las páginas de su única y mediocre novela y, sobre todo, hacer reír a carcajadas sus lectores. Es una obra imperdible.
En dónde ubicaría su novela, ¿al lado de Ana Karenina, de La metamorfosis o en un estante de películas de VHS?
La pondría al lado de los libros de Kurt Vonnegut; al lado de Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza; y al lado de La cofradía de los celestinos, de Stefano Benni.
La novela visita varios clásicos de la literatura y los convierte en unos geniales delirios con tintes de películas de serie B, ¿cuáles fueron sus principales referentes literarios y pop para escribir esta gran locura?
Se trata de una novela que tiene un pie en la alta cultura y otro en la cultura popular. Son los insumos de mi formación, disfruto tanto a Cantinflas como a Truffaut, me encantan los videojuegos y el ajedrez, me gustan los cómics y los cuadros de Magritte, he hecho prólogos para libros de Balzac y Zweig, pero también para 008 contra Sancocho, de Hernán Hoyos. Tengo debilidad por los artistas, en todos los campos, que logran esa síntesis: Guillermo Cabrera Infante, Wes Anderson, Quentin Tarantino y una larga estirpe de la que me siento discípulo y cultor.
García se siente discípulo y cultor de Quentin Tarantino. Foto:Julian Ungano
Nelson Camargo, el protagonista de la novela, tiene su edad, y es una caricatura de toda una generación de escritores, ¿cómo fue el proceso de creación de este pobre escritor fracasado, pasado de peso, ‘desentejado’ y cincuentón?
Me gustan los antihéroes. El protagonista de Su casa es mi casa, mi primera novela, que es policíaca, es cobarde; el de Recursos humanos es mal trabajador, envidioso, infiel y lleno de rencor; el de Declive es pusilánime y aburrido. Nelson, el personaje de Que pase lo peor, hace parte de esa estirpe. Parafraseando a Tolstoi, cuando dice que todas las familias felices son iguales, pero las infelices lo son cada una a su manera, el personaje perdedor y defectuoso tiene más aristas, más relieves que el exitoso y con inteligencia emocional. Tenía muchas prevenciones con hacer un personaje escritor porque en ellos se desliza de diferentes maneras la pedantería del autor. Un antídoto para eso fue hacer este escritor fracasado, resentido, inmaduro y con vacíos importantes en su formación literaria. El reto era que a pesar de eso se ganara la indulgencia del lector.
La novela tiene un humor desatado que, en realidad, es bastante escaso en la literatura colombiana, ¿probó partes de las historias con sus amigos?, ¿cuál fue el comentario más elogioso?
Una de mis mayores fortunas es contar con amigos escritores y lectores que me ayudaron a pulir las partes humorísticas que había en la novela. Más que elogios, me señalaron momentos en los que el exceso estropeaba algunos pasajes. Estoy inmensamente agradecido con ellos por esa crítica constructiva.
En un colegio, por su fuerza adolescente, Que pase lo peor sería un éxito inmediato, ¿cuál cree que es su lector ideal?
Creo que los lectores de esta novela también están fuera de los colegios: en las universidades y en las cárceles, en la caja del supermercado y la fila del banco, en la sala de espera del médico, en un restaurante con platos impronunciables y en un bar de mala muerte que huele a bareta y sudor. En todos lados está el lector potencial de esta novela, está pensada para que el que no tenga las referencias literarias que tiene también se la pueda gozar.
Yeison es la mayor genialidad de la novela. ¿En quién pensó para crearlo? ¿De dónde salió?
La aparición de Yeison hace que la novela tome giros inesperados. Es un personaje que tiene un origen literario, pero que necesitaba mucha investigación para hacerlo creíble y que encajara dentro de la trama. Quería que Yeison tuviera claroscuros, que fuera amenazante pero enternecedor, que por momentos fuera totalmente indescifrable. De eso dependía buena parte de la novela.
El romance de Nelson con una familiar de Yeison es uno de los momentos más punk de la historia, ¿cómo fue la creación de la banda sonora de la novela?
A pesar de que hay referencias a Chiquetete y Sandro de América, a Celia Cruz y a los Rolling Stones, mi personaje es un metalero y punkero que conoce la escena local. Creo que darle un gusto musical particular a mi personaje lo hacía más verosímil y que, además, debía tener un criterio propio; por eso le gusta La Pestilencia, pero no opina igual de otras bandas de metal y punk. Esos prejuicios y desagrados se extienden, por supuesto, a otros grupos y cantantes que no hacen parte de sus gustos.
García recorrió la ciudad de sus personajes para hacerla más verosímil. Foto:Margarita Mejía
¿Cuál fue su método de trabajo para escribir esta novela? ¿Cuánto tiempo se demoró en escribirla?
Empecé Que pase lo peor en abril de 2020, trabajando sin falta seis días a la semana. Luego de revisar las primeras 100 páginas de la novela, tuve que reescribir y eliminar dos personajes secundarios que me estaban estorbando mucho y no me dejaban avanzar. Durante los meses de agosto y mitad de septiembre de ese año me encerré en una casa de campo que Mario Duarte, vocalista de La Derecha y amigo solidario, tuvo la generosidad de prestarme, y escribí cien páginas más. El último tercio de la novela lo terminé a finales de 2022 y lo reescribí durante 2023. Revisé el manuscrito completo a lo largo de 2024 y le di un pasón final a comienzos de este año.
La novela retrata muy bien la ciudad por sus barrios y sus rutas de TransMilenio, ¿cómo fue el trabajo de campo?
Suelo documentarme muy bien acerca de los sitios en los que pasan mis historias. Llego en los mismos medios de transporte que aparecen, recorro los lugares, tomo fotos y hago videos. Para el caso del barrio Policarpa, donde suceden algunas escenas de la novela, acompañé durante meses a un amigo mío cuyo trabajo era visitar el barrio y hablar con los comerciantes para ofrecerles telas al por mayor. Así él tenía con quién conversar y entretenerse en la jornada al tiempo que yo tomaba notas, aprendía sobre ese mundo y construía al personaje de Reynaldo Mestizo, el papá de Yeison.
¿En algún momento sintió compasión por Nelson? El pobre sufre todo lo que puede sufrir un ser humano.
Me conmueve su destino y sufro por él, pero procuro que la compasión no impida las desgracias que les sobrevienen a mis personajes. Ser personaje de mis novelas debe de ser difícil porque soy muy cruel.
¿Por qué hizo esta apuesta tan fuerte?, ¿espiritualmente sentía que esta novela hacía falta en la literatura colombiana?
Nunca me pregunté durante la escritura si estaba apostando fuerte o no. Los lectores que ha tenido la novela sí han señalado que no se parece a nada de lo que se está escribiendo en estos momentos. Lo tomo como un cumplido y espero que, ya que ese espacio aparentemente estaba vacío, la novela pueda asentarse ahí y encontrar a los lectores que estaban en busca de algo por el estilo. Y ojalá a los que no estaban buscando también los logre cautivar.
¿Qué director de cine le gustaría que se enamorara de la novela?
Como soñar no cuesta nada, pienso en Daniel Kwan y Daniel Sheinert, los directores de Todo en todas partes al mismo tiempo, y en Spike Jonze, el director de ¿Quieres ser John Malkovich?
¿Ha pensado en una segunda parte? Que pase lo peor II
No se me ha ocurrido cómo podría continuar esa historia desde donde la dejé, pero sí tengo un cuento inédito protagonizado y narrado por Raquel, uno de sus personajes. Es una historia anterior a todo lo que pasa en la novela.
Jorge Luis Borges es autor, entre otras maravillas, de El Aleph. Foto:Archivo EL TIEMPO
Y para terminar (los que lean la novela van a entender esta pregunta), ¿qué diría Borges de su historia?
Borges era un lector muy exigente. Si de Cien años de soledad le gustaron apenas “los primeros cincuenta años”, ¿qué podría pensar de Que pase lo peor? Creo que quizá la novela podría gustarle a su amigo Bioy Casares. Con eso me sentiría más que recompensado.
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Andrea Echeverri, en su exposición del Claustro de San Agustín. Foto:César Melgarejo/ EL TIEMPO
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com
Publicado el: 2025-07-02 00:00:00
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