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Se cumplen 96 años de la horrenda muerte de Isadora Duncan –

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Angela Isadora Duncan (San Francisco, 27 de mayo de 1878-Niza, 14 de septiembre de 1927), conocida como Isadora Duncan, fue una bailarina y coreógrafa nacida estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza contemporánea.

Ella explotó la capacidad de las nuevas tecnologías, al bailar en una nube de seda iluminada por los nuevos sistemas eléctricos de la iluminación teatral. Utilizó los ideales del antiguo arte griego para inspirar formas más naturales de danza. Hizo uso del cuerpo humano como un instrumento de expresión emocional. Su vida y su muerte hicieron de ella una figura mítica de la danza. Hija de un matrimonio infeliz, creció al abrigo del cariño y desarrolló una inclinación temprana hacia el baile. En su autobiografía, titulada Mi vida, escribió: «Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas…». A los once años abandonó la escuela para dedicarse a su pasión y a los diecisiete se dirigió a Nueva York.

Isadora Duncan murió en un accidente de automóvil acaecido en Niza (Francia), la noche del 14 de septiembre de 1927, a la edad de cincuenta años. Murió estrangulada por la larga chalina que llevaba alrededor de su cuello, cuando esta se enredó en la llanta del automóvil en que viajaba. Este accidente dio lugar al comentario mordaz de Gertrude Stein: «La afectación puede ser peligrosa». Duncan viajaba en el asiento del copiloto de un automóvil Amilcar propiedad de un joven y mecánico italiano, Benoît Falchetto, a quien ella irónicamente había apodado «Bugatti» (la marca del automóvil es materia de debate, pero la opinión general es que se trataba de un Amilcar francés modelo GS de 1924.

La leyenda transformó después la marca y lo convirtió en un Bugatti, mucho más caro y lujoso). Antes de subir al vehículo, Isadora profirió unas palabras pretendidamente recordadas por su amiga Maria Desti y algunos compañeros: «Adieu, mes amis. Je vais à la gloire!» (¡«Adiós, amigos míos, me voy a la gloria!»). Sin embargo, según los diarios del novelista estadounidense Glenway Wescott, que estaba en Niza en ese entonces y visitó el cuerpo de Duncan en el depósito de cadáveres (sus diarios están en la colección de la biblioteca Beineke, en la Universidad de Yale), Desti admitió haber mentido sobre las últimas palabras de la bailarina, y confesó a Wescott que estas habían sido: «Je vais à l’amour» («Me voy al amor»). Al parecer, Desti consideró estas palabras poco apropiadas como un último testimonio histórico de su ilustre amiga, ya que indicaban que Isadora y Benoît partían hacia uno de sus encuentros románticos.

Cualesquiera que fuesen sus palabras, cuando Falchetto puso en marcha el vehículo, la delicada chalina de Duncan (una estola pintada a mano, regalo de su amiga Desti, suficientemente larga como para envolver su cuello y su talle y ondear por fuera del automóvil), se enredó entre la llanta de radios y el eje trasero del coche provocando la muerte por estrangulamiento de Isadora.

El automóvil iba a toda velocidad cuando la estola de fuerte seda que ceñía su cuello empezó a enrollarse alrededor de la rueda, arrastrando a la señora Duncan con una fuerza terrible, lo que provocó que saliese despedida por un costado del vehículo y se precipitase sobre la calzada de adoquines. Así fue arrastrada varias decenas de metros antes de que el conductor, alertado por los gritos, consiguiese detener el automóvil. Se obtuvo auxilio médico, pero se constató que Isadora Duncan ya había fallecido por estrangulamiento, y que sucedió de forma casi instantánea.

Fuente de TenemosNoticias.com: noticialdia.com

Publicado el: 2023-09-14 00:05:00
En la sección: Cultura – Noticia al Dia

Publicado en Cultura