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Hroes tardos, estilos opuestos y raciones de tarta: Nueva Zelanda y Sudfrica disputan la final | elmundo.es

Hroes tardos, estilos opuestos y raciones de tarta: Nueva Zelanda y Sudfrica disputan la final

Handre Pollard (29 aos, 1,88, 96 kilos) no fue convocado por Sudfrica para el Mundial de rugby pero ha llegado a tiempo para impulsarla hasta la final. En el ltimo suspiro de la semifinal emboc una patada a palos casi desde el centro del campo. Aunque es un habitual entre los Springboks desde su debut en 2014, una lesin en el gemelo casi le dej fuera de la seleccin. Sigui afinando su puesta a punto, en preaviso por si haba bajas. Cuando el talonador Malcolm Marx se lesion, el medio de apertura recibi la llamada.

Este sbado, en la final del Mundial de Francia (Nueva Zelanda – Sudfrica, 21:00, Movistar+), Pollard aspira a pisar el olimpo de los hroes inesperados, impuntuales, del ltimo minuto. El integrante ms ilustre es otro medio de apertura, el neozelands Stephen Donald. Por decisin tctica y sin ser muy apreciado por la aficin, qued fuera de la lista de los All Blacks para el Mundial de 2011. Dos lesiones obligaron a recurrir a l cuando estaba pescando, de vacaciones. Comenz la final como suplente pero el titular tambin cay. Entre tanta mala pata ajena, su pie meti el tiro a palos decisivo. Pas a la posteridad embutido en una camiseta pequea porque no haba de su talla. Le hicieron hasta una pelcula, The Kick (La Patada), una historia de redencin.

Si Pollard ha llegado tarde a este mundial de Francia, el actual medio de apertura neozelands, Richie Mounga (29 aos, 1,79, 85 kilos), se ha asentado tarde en su seleccin. Debut en 2018 y durante aos ha competido por el 10 con McKenzie y Beauden Barrett, ambos en la convocatoria para este sbado. Slo en la ltima poca se ha hecho Richie con la direccin del ataque de la lnea de tres cuartos. Para ello, el seleccionador ha desplazado a Beauden Barrett al 15. En realidad, Mounga estar rodeado por los Barrett: Scott en la segunda lnea, Jordie en el 12 y Beauden con el 15. «A veces deseara ser uno de ellos», ha dicho Mounga sobre los tres Barrett blancos de los All Blacks.

Por edad, no pasaban de dos aos, ni Pollard ni Mounga recuerdan el Sudfrica – Nueva Zelanda ms relevante de una rivalidad que cumple 102 aos y 105 partidos. La final del Mundial de 1995, la nica en la que hasta ahora haban coincidido. La de Mandela que, con el polo verde y oro, transmiti a su pas que la seleccin de rugby dejaba de ser un reducto de los blancos. El triunfo local -inmortalizado en Invictus– sobre la Nueva Zelanda de Lomu en un partido con prrroga y sin ensayos ha tapado una leyenda negra. En los das previos, la mayora de los All Blacks sufrieron una intoxicacin atribuida a una misteriosa camarera llamada Suzie. El episodio nunca se aclar.

As que supone esta final una revancha del pasado y, a la vez, el pulso por la hegemona entre las dos nicas tricampeonas del mundo. Tras el vibrante partido de cuartos contra Irlanda, los neozelandeses despacharon en semifinales a Argentina con aplastante superioridad. Los sudafricanos han ido muchos minutos a remolque en el marcador, en cuartos contra Francia y en semifinales contra Inglaterra. En el sufrimiento han sobrevivido; como si ah se sintieran a gusto. Unos y otros slo han encajado siete ensayos y han ganado aguantando en defensa hasta el agotamiento del atacante.

Handre Pollard tiene ms fortaleza defensiva, es un jugador ms fsico que Richie Mounga, como Sudfrica es ms fsica que la atltica Nueva Zelanda. Los de verde recordaran a los Bad Boys de los Pistons y los ocenicos, a los Lakers del Showtime a finales de los 80. Cuando los All Blacks juegan a todo ritmo, el rival slo divisa la estela de su brillantez. Han metido 48 ensayos, ocho por partido, frente a los 27 de los Springboks. Precisamente destaca su ocho, Ardie Savea, muy completo pero ms cargado de minutos que los delanteros contrarios. Tres jugadores en su posicin han convocado los sudafricanos, que han tenido una semifinal ms exigente y un da menos de descanso.

Mounga se escapa en la semifinal contra ArgentinaAnne-Christine PoujoulatAFP

La final se presenta a priori como un choque de estilos repleto de duelos individuales. LosAll Blacks, terceros en 2019, con un talento natural para generar espacios, son letales cuando se desbocan a correr con el baln, rompen la lnea de la defensa, lo mueven de lado a lado y pisan la 22 contraria. A los Springboks, campeones hace cuatro aos, les hemos visto estas semanas atacando con patadas verticales que disputan con ferocidad al caer, percutiendo con la cabeza baja, arrancando golpes de castigo en la mel y en el maul. Con casi 1.000 internacionalidades por bando, se enfrentan los mejores saltadores (Retallick y Etzebeth), los ms prolficos placadores (Cane y Mostert), los hombres al timn de la delantera (Smith y De Klerk), los primeros centros (J. Barrett y De Allende), los alas voladores (Jordan y Kolbe).

De padre tongano y madre samoana, tiene Mounga un punto de arte para dirigir y evadirse cuando la defensa espera que pase el baln. Pollard sera ms previsible y por ello ms fiable, sobre todo para sus compaeros. Desde que se incorpor ha jugado el ltimo tramo de los partidos, en la final saldr de inicio. En rigor, en el rugby ya no se habla de suplentes sino de finalizadores o jugadores de impacto. Los que saltan al campo para decidir en el tramo final. Y nadie con tanto impacto como el banquillo de los Springboks, la llamada ‘bomb squad’. Explota los encuentros. Frente a la Nueva Zelanda que lidera una decena de estadsticas, Sudfrica muestra maestra en el manejo del ltimo cuarto de hora.

Hasta siete de sus ocho hombres de refresco para este sbado juegan habitualmente como delanteros, aportarn fuerza extra cuando el cansancio pase factura. Entre ellos ha sido decisivo el primera lnea Ox (Buey) Nche. Su facilidad para dominar la mel es tan celebrada como su frase de cabecera: «Yo no cuento caloras, yo cuento raciones de tarta». En Nueva Zelanda empezarn sentados cinco delanteros y tres hombres de atrs, lo que ratificara su aparente apuesta por la movilidad.

Si el juego a la mano no fluye, si no llegan los ensayos -algo habitual en una final- y hay que sumar de tres en tres, la destreza con el pie de Pollard y Mounga decidir quin se queda con ‘Bill’, el sobrenombre de la Copa William Webb Ellis. El neozelands es buen pateador pero slo ha metido el 67% de sus lanzamientos en este Mundial. El sudafricano, ojo, ha clavado todos.

En caso de ganar, Mounga quiz se arranque a tocar el piano como haca en las concentraciones del Mundial de 2019. A Pollard, que lleg solo, le apetecer celebrar un eventual ttulo a la vez que sus compaeros. En 2019 no pudo hacerlo. Acab la final con una fractura en la rbita del ojo y pas cuatro das ingresado mientras su pas estallaba en fiestas. Resignado, desde la cama del hospital jur que haba merecido la pena. «No es la celebracin que esperaba, pero lo hara 1.000 veces para conquistar a Bill».

La seleccin inglesa de rugby se hizo el viernes por la noche con la tercera plaza del Mundial de Francia al derrotar a Argentina (23-26) en un partido en el que Los Pumas tuvieron opciones de victoria hasta el final.

Los ingleses consolidan de este modo su lugar entre los grandes. Hace cuatro aos, en el Mundial de Japn, fueron finalistas. El cuarto puesto tambin es bueno para Argentina, aunque se marche del torneo con sensacin agridulce. Por la derrota en los dos ltimos encuentros y porque su juego, siendo efectivo, ha dependido en gran medida de la delantera.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2023-10-28 07:54:01
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