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Las delirantes últimas horas antes del fichaje de Sergio Ramos por el Real Madrid: «Estuvimos dando vueltas para entregar el cheque sobre la bocina» | elmundo.es

Las delirantes últimas horas antes del fichaje de Sergio Ramos por el Real Madrid: "Estuvimos dando vueltas para entregar el cheque sobre la bocina"

A las 23 horas y 47 minutos del 31 de agosto de 2005, René Ramos, hermano de Sergio, y Pedro Bravo, representante del futbolista, entregaron a Manuel García Gurruchaga, responsable de Competiciones de la Liga de Fútbol Profesional, un cheque de 27 millones de euros a nombre del Sevilla Fútbol Club. A esa hora exacta, a trece minutos del cierre de mercado de verano, Sergio Ramos pagaba su cláusula de rescisión para abandonar Nervión y fichar por el Real Madrid. Esta noche, casi dos décadas después de convertirse en el primer galáctico español de Florentino Pérez, el defensa de Camas volverá al Santiago Bernabéu para enfrentarse por primera vez al Real Madrid desde que se despidiera del conjunto blanco el 17 de junio de 2021.

Lo hará con un homenaje de la afición a la que un día capitaneó, a la que le cambió la vida con un cabezazo en Lisboa y a la que tuvo que decir adiós hace casi tres años tras haber «caducado», según él, la oferta de renovación que la directiva madridista le había puesto sobre la mesa. Dejó Chamartín y se fue al PSG, donde no volvió a ser el mismo, perdió su sitio en la selección y ahora, con 37 años, intenta recuperar el tiempo y la relación perdida con el Sevilla y con el Pizjuán. La misma grada que le juró odio eterno el 31 de agosto de 2005, cuando con 19 años y después de un año como titular aceptó la oferta del Madrid en una última semana de mercado delirante.

«Mi trabajo era sacarle del Sevilla porque creíamos que estaba para ello», recuerda a EL MUNDO Pedro Bravo, su representante. Y las llamadas comenzaron a volar. «Recuerdo estar hablando con el director deportivo del Milán, Ariedo Braida, que me dijo: ‘Cuando valga 50 millones, me llamas‘. Le contesté: ‘Si no lo firmas ahora, no lo vas a fichar nunca’. Y así fue».

La negativa de Del Nido

Al entrar en juego el Madrid, los deseos del futbolista y de su entorno comenzaron a estar más claros. El gran problema para Pedro Bravo y para René Ramos, principal influencia del joven jugador, era José María Del Nido, presidente del Sevilla. El directivo no quería dejar escapar a un canterano, menos al conjunto blanco y menos por una cifra diferente a su cláusula de rescisión, y tampoco Monchi, arquitecto de la plantilla que unos años después levantaría varias Europa League. Ahí volvió a aparecer Bravo: «Un día, estábamos en el despacho de Del Nido, el presidente, Monchi y yo. Y le dije a Monchi: ‘¿Cómo crees que puedes hacer un equipo mejor? ¿Con Ramos y sin 27 millones o sin Ramos y con los 27 millones?’. Su respuesta ayudó. Del Nido estaba reticente, pero en ese momento 27 millones por un jugador que apenas llevaba un año en la Liga era una barbaridad. Pero a pesar de eso, fue durísimo. En algunos momentos parecía que no se hacía».

El «cachondeo» con el traje blanco

El fichaje adquirió tintes de documental cuando la selección española se concentró en Las Rozas para disputar un amistoso y un encuentro de clasificación para el Mundial de 2006. Ramos aterrizó en la ciudad deportiva del combinado nacional con una vestimenta que todavía hoy se recuerda: traje blanco, gafas grandes y negras, pelo liso impoluto… «Recuerdo mucho cachondeo con el traje. Los veteranos le vacilaban un poco, pero él lo encajaba muy bien», rememora un trabajador de la Federación. En aquel vestuario estaba, entre otros, Carlos Marchena. «Sergio es Sergio. Es como es y siempre lo ha sido. Esa personalidad es lo que le hace diferente al resto y es lo que le ha llevado a ganar todo lo que ha ganado», explica el exjugador a este periódico.

La presión que Ramos intentaba hacer con el traje blanco no surtió demasiado efecto de primeras, porque Del Nido seguía rechazando los 22 millones que en ese momento el Madrid ponía sobre la mesa. Era lunes, 29 de agosto, faltaban 48 horas para el cierre de mercado y en el entorno del futbolistas todos se empezaban a poner muy nerviosos. La situación mediática en Nervión era irreconducible. «Ese día 29 fue muy duro porque parecía que el fichaje no se iba a hacer. Estaba toda su familia llorando en un hotel», asegura Bravo. El 30, nada cambió. «Yo lo intenté hasta el final. Y el 30 me volví a acostar pensando que no se hacía», añade.

El 31, sin embargo, todo cambió. Las reuniones en Chamartín entre Florentino Pérez y José Ángel Sánchez resultaron en la decisión definitiva: el Madrid iba a pagar la cláusula. El conjunto blanco venía de perder la Liga por cuatro puntos ante el Barça, en verano se había ido Walter Samuel al Inter y entre Woodgate, Helguera y Pavón se consideraba que el centro de la defensa era muy débil. Lanzarse a por un Ramos ya consolidado en Primera y en la selección sonaba lógico.

La petición a Luis Aragonés

La salida de Michael Owen al Newcastle aceleró el fichaje del andaluz en las últimas horas del mercado. «Por la mañana, yo estaba en Sevilla y de repente me llaman desde el Madrid: ‘¿Dónde estás? ¡Vente para aquí!’. Y allí me planté. Se iba a cerrar todo», recuerda Bravo. «Fui al Bernabéu y cerramos el fichaje, pero quedaban las firmas y entregar el cheque en la Liga. Llamé a Luis Aragonés, que en ese momento era el seleccionador, para pedirle permiso para entrar en Las Rozas y que Sergio firmara el contrato, y por la noche lo tuvimos».

Quedaba hacer efectiva la cláusula en la Liga. «Fuimos René y yo. Y estuvimos dando vueltas alrededor del edificio de la Liga para llegar sobre la bocina, queríamos que el fichaje tuviera impacto. Teníamos el cheque de 27 millones y estaba todo controladísimo. Cuando quedaba menos de media hora, subimos a la Liga, depositamos el cheque, firmamos el acuerdo con el jefe de inscripciones y nos fuimos. Fue exactamente a las 23:47 del 31 de agosto».

El fichaje, lógicamente, fue un antes y un después para Ramos y su familia. El defensa de Camas pasó de vivir en un piso alquilado a comprarse, con 21 años, la casa de Ronaldo Nazario en La Moraleja cuando éste dejó el Madrid, en enero de 2007. El resto, ya lo saben: cuarto jugador con más partidos en la historia del Madrid (671), cinco Ligas, dos Copas, cuatro Champions… Estadísticas que obligan al Bernabéu a rendirle esta noche un homenaje más pasional que institucional. Habrá una pancarta gigante de la grada y una gran ovación, pero nada a nivel de club. Su temprana salida al PSG le dejó con 22 títulos, tres menos que Benzema o Marcelo, dos menos que Nacho y Modric y uno menos que Gento.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es

Publicado el: 2024-02-24 18:53:28
En la sección: Deportes // elmundo

Publicado en Deportes

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