Donald Trump estrena su segundo mandato en la Casa Blanca y lo hace con las bolsas en un punto álgido. Nunca antes un presidente de Estados Unidos ha tomado posesión con un ratio precio por beneficio (PER) tan elevado, el indicador que mide el precio de las acciones en relación con los beneficios empresariales de la compañía. Aunque la mayoría de los expertos espera que su legislatura favorezca el crecimiento económico y a la renta variable, el punto de partida es exigente.
En su primera vez como presidente al S&P 500 le fue muy bien, aunque el índice no estaba tan caro. Desde que tomó posesión hasta su último día en el cargo, del 20 de enero de 2017 al 20 de enero de 2021, el blue chip escaló un 58%. Subió un 18% en 2017, perdió un 6,2% en 2018, aceleró un 28,8% en 2019, ganó un 16,3% en 2020 y un 1,1% en sus pocos días de 2021. Es decir, el índice americano vivió una primera legislatura dulce, incluso con la pandemia del coronavirus sorprendiendo al mundo entero.
Pero el S&P 500 es un 33% más caro ahora que cuando empezó la anterior legislatura de Trump. En términos reales, descontando la inflación de ese periodo, el índice es un 25% más caro, atendiendo a su ratio PE. La inflación anual media durante los años de su mandato fue del 2%.
Además, hay un indicador más específico que refleja que este pasado lunes 20 de enero, con la vuelta del político al Despacho Oval, el PER ha sido el más caro de toda la historia estadounidense en un día de toma de posesión. En concreto, se toma como referencia el ratio CAPE o ratio PE Shiller, un PE que mide lo barata o cara que está la bolsa mundial (no solo el S&P 500) midiendo periodos de diez años para mitigar las fluctuaciones más específicas y descontando la inflación. En un análisis de The Wall Street Journal, se mide qué presidente desde Herbert Hoover ha tomado las riendas del país con el mercado bursátil más caro.
Ronald Reagan llegó en el momento más asequible, seguido por Barack Obama, Bill Clinton, Herbert Hoover, el primer mandato de Trump, Joe Biden y el segundo turno de Trump, por orden de más a menos barato. El actual mandatario lo tiene más complicado, porque cuanto más cara sea una acción, más difícil es que los beneficios justifiquen su valoración. Por eso, la rentabilidad puede ser escurridiza si se mira al corto plazo.
Una alternativa consiste en comprar acciones fuera de Estados Unidos y buscar valor en otros mercados, ya que la bolsa americana está especialmente cara en relación con otros índices mundiales. Es una vía para mitigar el alto precio de comprar títulos estadounidenses.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
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