El debate sobre hasta dónde puede llegar el ‘rally’ de Wall Street ha entrado en una nueva dimensión. A pesar de que ya pocos dudan de la dimensión de las subidas de este año, ahora cada vez más analistas se suman a una nueva teoría: estamos a las puertas de una nueva era de bajos rendimientos y lo que se vive en el mercado hoy será la traca final. El último en mencionar esta opción ha sido Goldman Sachs, el banco norteamericano ha dicho que espera que la próxima década la rentabilidad del S&P 500 se ralentice hasta una media del 3%. Esto supondría un fuerte retroceso de la rentabilidad desde el 13% anualizado de la última década o del 11% que lleva registrado desde la Segunda Guerra Mundial.
«Los inversores deberían estar preparados para rendimientos de acciones durante la próxima década que se encuentren en el extremo inferior de su distribución de rendimiento típica«, escribió el David Kostin en su último informe para clientes publicado el lunes. Además, el estratega estrella de Goldman ha abierto la puerta a un giro histórico, una probabilidad del 72% de que el principal índice de la bolsa de Nueva York cotice por detrás del mercado de bonos del Tesoro.
Estas nuevas previsiones, sin grandes explicaciones para sostener este giro, coinciden con un momento de relativa felicidad en Wall Street. El S&P 500 se ha revalorizado un 23,65% este año tras haber subido un 26% en 2023. Con 2022 siendo un mal año, el principal índice de EEUU ha vivido una situación de euforia gracias a unas tecnológicas ‘on fire’ por la fiebre de la inteligencia artificial, seguido de un impulso de las más pequeñas gracias a las perspectivas de recortes de tipos de interés y los buenos datos macroeconómicos que anticipan un aterrizaje suave.
La Reserva Federal ha comenzado a recortar los tipos de interés este mes de septiembre, con un recorte de 50 puntos básicos, ahora todos dan por hecho que la institución emprenderá otro de 25 puntos básicos en su reunión en noviembre. Los mercados de swaps (OIS, por las siglas de Overnight Indexed Swap) dan prácticamente por hecho otro en diciembre y otro en enero de 2025. En junio estiman que, prácticamente a recorte por reunión, la Fed habrá llevado el precio del dinero al rango de 3,5-3,75%, es decir, 125 puntos básicos de descenso en ese periodo.
Esos tipos de interés que están espoleando al mercado se mezclan con una buena dinámica en la economía. A pesar del último repunte leve de la subyacente (hasta el 3,3%), la inflación ya está en el 2,5%, cerca del objetivo. El PIB, por su parte, se mantiene realmente resistente en el 3% el último trimestre y los últimos datos mensuales de empleo relativos a septiembre mostraron una poderosa cifra de creación de empleo (252.000 nuevos puestos) que alejaron totalmente los temores de un rápido y preocupante enfriamiento en el mercado laboral. Todo esto ha llevado a que firmas como S&P Global apuesten por una economía de EEUU creciendo al 2,7% este 2024 y al 1,8% para 2025. Unas perspectivas fuertes que están sosteniendo las perspectivas de los más optimistas en la renta variable.
«El crecimiento más la inflación es mayor que lo que el mercado anticipó inicialmente»
«La economía estadounidense sigue creciendo. El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre, del 3%, casi duplicó la tasa de crecimiento del primer trimestre. La primera estimación del PIB del tercer trimestre se publica a fines de octubre, pero la mayoría de las señales son positivas», comentan desde US Bank. «Si observamos la solidez de los datos económicos, nos dice que el crecimiento más la inflación es mayor que lo que el mercado anticipó inicialmente», dice la entidad en su último informe. «Indica que la Reserva Federal tuvo éxito y puede reducir la tasa de fondos federales y, al mismo tiempo, generar un mejor escenario de crecimiento económico futuro».
Sin embargo, y a falta de conocer los motivos por los que Goldman Sachs cree que se romperá ese idilio reciente con la renta variable e incluso se dará una ralentización muy importante respecto a las cifras históricas, JP Morgan explicó hace unas semanas que tenía la misma sensación. El banco publicó un informe en el que afirmaba que la rentabilidad de la próxima década del S&P 500 bajará hasta el 5,7%. Es algo más que las perspectivas de Goldman, pero está muy por detrás de la media desde la Segunda Guerra Mundial.
Una década perdida por un S&P 500 inflado
En este caso, el banco norteamericano sí ofreció varios argumentos para justificar esta tendencia. El primero y más importante es que ven un mercado sobrecargado y, tal vez, inflado respecto a sus cifras reales. El promedio de los últimos años respecto al PER (ratio precio beneficio) es de 19 veces, actualmente este roza las 26,5. «Las valoraciones actuales del mercado de valores son altas en relación con la historia, en gran medida debido al desempeño de un puñado de acciones de megacapitalización como los miembros de los Siete Magníficos».
A pesar del sufrimiento de algunos de sus miembros, como Tesla, los siete magníficos siguen teniendo un gran desempeño, algo que podría pagar en el índice en el futuro, pues ya representan un 35% del S&P 500. Hasta ahora sus avances explican en buena medida las grandes valoraciones del selectivo. El Magnificent Seven ETF, que recoge su valoración conjunta muestra un alza del 45% este año y del 6% desde que comenzó septiembre.
Con toda su volatilidad, Nvidia se revaloriza un 186% en el año manteniéndose como uno de los grandes impulsores de todo Wall Street, dado su enorme tamaño de 3,39 billones de dólares. Meta ha sido el segundo en discordia, avanzando un 66%, Ya a mucha distancia, Apple y Amazon han tenido subidas prácticamente gemelas del 26%, mientras Alphabet (matriz de Google) y Microsoft, han sumado un 18% y 12% respectivamente.
Sin embargo, aunque los siete magníficos están agitando esta tendencia gracias a su gran peso en el índice, la realidad es que esta ‘sobrevaloración’ de las acciones no responde solo a esto. Prueba de ello es que el S&P 500 Equal Weight, que anula el factor de la sobrerrepresentación de los grandes dándole el mismo peso a todos los valores, avanza un 15% en lo que va de año y cotiza con un PER de 23,14 veces. Es decir, menos que el índice general, pero aun así, por encima de la tendencia histórica.
«Los tipos impositivos (a las empresas)podrían aumentar a medida que Estados Unidos se esfuerza por reducir sus déficits presupuestarios»
También están otros factores como «el ritmo de envejecimiento de la población de EEUU» (y del mundo). Esto puede suponer un factor relevante pues la entidad norteamericana señala que, más allá del impacto que supondrá en la economía una población envejecida, en la distribución del mercado tiene un impacto directo y muy rápido. «Los inversores de mayor edad tienden a evitar las acciones en favor de inversiones más conservadoras, como los bonos». Esto rompería un equilibrio muy favorable a la renta variable, pues «la asignación promedio a las acciones está en máximos históricos. Según datos de la Reserva Federal esta se encuentra por encima del 42%.
Además desde JP Morgan ven un límite claro a las ganancias de las compañías, que han sido uno de los grandes catalizadores. «La globalización y la creciente concentración del mercado han contribuido a que las ganancias crezcan más rápidamente que la economía desde principios de los años 1990″. Pero «los tipos impositivos podrían aumentar a medida que Estados Unidos se esfuerza por reducir sus déficits presupuestarios».
El informe señalaba que las acciones se han mostrado resistentes al problema del déficit presupuestario en EEUU pero «creemos que esto podría cambiar en los próximos 5-10 años«. En cualquier caso, el problema del déficit es algo que está bien presente. Si en 2023 se saldó con un 6,2%, en el año fiscal 2024 ya alcanza el 6,4%. La Oficina Independiente de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) cree que esta será la tendencia que se instale y que entre 2025 y 2024 se generarán 20 billones de dólares en déficits, es decir, que la deuda (federal) de EEUU escalará hasta el 116% del PIB.
Un S&P 500 volando en 2024
Los más pesimistas, como Stiffel creen que este sobrecalentamiento más que debilitar en un futuro, precederá a una gran corrección en el corto plazo. La semana pasada la firma publicó un informe en el que hablaba que «el optimismo se ha excedido y el S&P cotiza siguiendo el camino del frenesí clásico«. En resumen, la firma defiende que el «exceso de valor en el mercado es casi exactamente igual a 1929».
Es por ello que, según sus cálculos, el S&P 500 volará hasta los 6.400 puntos para desplomarse hasta los 4.750. Un movimiento que se realizará en 2025 y de forma muy agresiva, no tanto como un factor que lastrará al índice durante una década, tal y como comentaban los expertos de Goldman Sachs y JP Morgan.
En cualquier caso, el ambiente general es que no habrá una gran corrección, sino más bien un mercado que se irá relajando poco a poco. Desde US Bank explican que ven «fundamentos económicos favorables que nos dicen que el crecimiento real (del PIB) más la inflación es mayor que lo que el mercado anticipó inicialmente». Robb Hawoth, analista en jefe de la firma comenta que «parece que, aunque las acciones han subido significativamente durante dos años consecutivos, aún hay más potencial alcista».
Por su parte la última encuesta de Bloomberg Markets apunta a un S&P 500 acelerándose para final de año según los 441 economistas preguntados. Este avance vendrá especialmente de un auge de las empresas de mega capitalización tras presentar sus cifras. «La recuperación de los Siete Magníficos después de un trimestre mediocre es una operación atractiva para analizar en este momento», dijo Anastasia Amoroso, estratega de inversiones en jefe de iCapital.
Si bien los analistas reconocen que las elecciones pueden ser un elemento disruptor en los mercados. Los buenos resultados especialmente de tecnología y finanzas marcarán el rumbo del índice. «Los resultados de Nvidia, que se publicarán en noviembre, serán la clave en la que se centrarán las acciones tecnológicas». En ese sentido, un 45% de los encuestados opinan que sus cifras catapultaron al índice para que recorra ese complicado tramo final hasta los 6.000 puntos.
El consenso de analistas de Bloomberg apuesta por un S&P 500 quedándose en los 5.600 puntos en lo que va de año. Eso sí, este precio objetivo está afectado por algunas predicciones que no se han actualizado desde el verano. En ese sentido, entre los analistas que sí han actualizado sus cifras entre finales de septiembre y octubre hay una gran dispersión. Bank of America, por ejemplo, ve el índice en los 5.400 mientras que Goldman Sachs lo ve en los 6.000. UBS, por ejemplo, en los 5,950. La cifra más común es entre los 5.700 puntos y los 6.000. «El contexto macroeconómico sigue siendo propicio, comentaba David Kostin, de Goldman Sachs, tras subir el rango.
Sin embargo, los problemas se concentran a partir de entonces, cuando 2024 haya acabado. El consenso de analistas de Bloomberg apuesta en ese sentido con un 2025 con un leve crecimiento del 0,2% hasta los 5.874 puntos. En 2026 las ganancias acelerarán hasta el 6,6%. Esto marcará una clara aceleración pero, en cualquier caso, ya quedarán en el retrovisor las potentes revalorizaciones de la última década para dar paso a una época más calmada con un sentimiento más moderado y donde los bonos podrían aspirar a superar al viejo rey mientras otros activos como el oro o las materias primas podrían aspirar a tomar el trono.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
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