Rompiendo las barreras de la conducta del ahorro

El impulso de los planes de pensiones de empleo, el pilar de ahorro del segundo pilar es evidente. Aunque falta conocer el alcance de de la gran bala del ministro José Luis Escrivá para el ahorro, un detalle muy importante. La obligación de incluir al trabajador con un mes de antigüedad, en vez de dos años, al plan de ahorro de la empresa apunta a una mejora del número de trabajadores con cobertura. El ministro Escrivá se inspira en la teoría de los economistas conductuales Richard Tahler y Shlomo Benartzi, Save more for tomorrow.

Aunque no es un sistema de afiliación obligatoria por completo, se asemeja al sistema británico. En un sistema de adscripción automática, la empresa incorpora por defecto al trabajador al plan de pensiones de empleo, aunque el trabajador tiene la opción de salirse.

Rebajar los requisitos para que un trabajador este obligado a ser incluido en un plan de ahorro del que se beneficia el resto de la plantilla también rompe con una barrera conductual: es más complejo tomar la iniciativa para empezar a realizar ese ahorro y, además, pedir salir de ese plan también es otro impedimento para el trabajador. Así lo explican Tahler y Benartzi.

«El éxito en Reino Unido ha sido brutal, porque pasó de haber 30% en planes de pensiones de empleo a haber un 92% solo por el hecho de no tener que decir que no. La acción positiva es mucho más difícil de realizar en ese sentido y, por lo tanto, si tú lo que tienes que hacer es una acción negativa y al final tampoco la haces», explicaba Diego Valero, presidente de Novaster, en una entrevista con elEconomista.es.

La voluntad de empresarios y sindicatos, como se ha observado en el pionero plan de la construcción, o ahora con la patronal de la hostelería, que plantea un pacto a nivel nacional para comenzar a ahorrar, será clave. El futuro de la protección social en la jubilación pasa por complementar la prestación pública –la AIReF prevé una caída generalizada de la tasa de reemplazo frente al salario previo, es decir, de la generosidad de la pensión pública– a través de la capitalización del dinero del trabajador.