Indra tiene por delante un serio problema de gobernanza en el más que probable caso de que el grupo EM&E (Escribano Mechanical & Engineering) pida un segundo consejero en la tecnológica, representación a la que tiene derecho al ser titular del 14,3% del capital de la compañía. En ese escenario, la multinacional debería considerar la salida de vocales históricos, como son los consejeros dominicales de Amber Capital (Pablo Jiménez de Parga) y de Sapa (Jokin Aperribay), así como uno de los ejecutivos (Luis Abril).
La decisión de solicitar un segundo consejero de EM&E en Indra aún no se ha tomado, según explican desde la empresa. No obstante, con criterios aritméticos, nada le impediría hacerlo, según reconocen desde la empresa alcalaína. Presumiblemente, la ejecución de esta facultad de EM&E sentaría a Ángel Escribano, presidente de turno de la sociedad cuyo control comparte con su hermano Javier.
Entre otras consecuencias, este movimiento sacudirá la estructura de un consejo ya desequilibrado bajo el punto de vista de la gobernanza. Sin una reestructuración profunda del consejo, un segundo vocal de Escribano conformaría un órgano de gobierno muy alejado de las recomendaciones de la CNMV. En concreto, sería un organismo con 17 miembros (dos más de los recomendables), con siete independientes (dos menos de los requeridos para alcanzar el 50%), así como con siete dominicales y tres ejecutivos.
El último quebranto a las recomendaciones de la CNMV se produjo el pasado verano con la entrada de Javier Escribano en el consejo de Indra, en calidad de dominical y en sustitución de la independiente Elena García Armada. En la última junta de accionistas de Indra, celebrada el pasado 27 de junio, García Armada renunció voluntariamente al consejo, lo que también rompió el deseable equilibrio de género, recomendado en el 40% del total. A simple vista, el actual porcentaje femenino del 29% del consejo de Indra no se corregiría con la entrada de Ángel Escribano. Desde ese momento, el consejo de Indra suma 6 independientes de un total de 16 miembros, con cinco mujeres y 11 varones.
Con motivo del baile de sillas del pasado verano, Indra ya precisó que dicha reestructuración tenía «un carácter coyuntural», para acoger a un accionista significativo con derecho a ello, y «transitorio, dado que deberá ir adaptándose y restableciendo los equilibrios según se avance en? el Plan Estratégico». Desde entonces, la multinacional no ha atendido las sugerencias de la CNMV pese a que a haber confirmado tanto «su compromiso con el buen gobierno corporativo», como su voluntad para «contar con un consejo cuya composición y estructura cumpla con las recomendaciones y principios del Código de Buen Gobierno de las firmas cotizadas».
Además, si no se produce la salida de vocales, el consejo de Indra quedaría compuesto por 17 miembros, de los que son tres ejecutivos (Marc Murtra, José Vicente de los Mozos y Luis Abril), siete dominicales (Antonio Cuevas, Juan Moscoso y Miguel Sebastián, todos ellos por la Sepi), junto con Jokin Aperribay, de SAPA; Pablo Jiménez de Parga, de Amber; Javier y Ángel Escribano, por EM&E; y siete independientes: Virginia Arce, Belén Amatriain, Coloma Armero, Francisco Javier García, Olga San Jacinto, Ángeles Santamaría y Bernardo Villazán. El capital de Indra está formado por Sepi (28%), EM&E (14,3%), Sapa (7.9%), Amber (7,24%), mientras que el 42,52% restante corresponde a otros accionistas.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
Publicado el: 2024-12-09 14:06:00
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